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Cuidados De Enfra. En Pacientes Con Drenaje Toracico


Enviado por   •  15 de Agosto de 2014  •  16.073 Palabras (65 Páginas)  •  346 Visitas

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INTRODUCCION

El drenaje torácico es uno de los procedimientos más frecuentes de la cirugía torácica: indispensable para la mayoría de las cirugías del tórax y es el tratamiento de elección de una gran parte de los neumotórax, distintos tipos de derrames pleurales y de muchos traumatismos torácicos. Con el drenaje torácico se intenta la evacuación completa de las colecciones pleurales aéreas y/o líquidas y la re-expansión pulmonar. A diferencia de la toracocentesis (que consiste en la punción y evacuación de líquidos con una aguja), aquí se coloca un sistema permanente de drenaje. El correcto control del drenaje por el personal Médico y de Enfermería es fundamental para la eficacia del mismo y buena evolución del paciente.

La acumulación en el espacio pleural de aire y/o sangre, pus o partículas grasas, o la acumulación de líquido por tumores que infiltran la pleura, impide la libre expansión pulmonar, pudiendo llegarse al colapso de este pulmón con un intercambio gaseoso limitado o nulo. Por esto, sea cual sea la causa (traumatismos, enfermedades, cirugías), hemos de extraer estas sustancias de la cavidad pleural. Podemos hacerlo a través de una toracocentesis evacuadora, pero en muchos casos la cantidad y las características de las sustancias o el estado del paciente recomiendan instaurar un drenaje torácico permanente y conectarlo a un dispositivo cerrado de recogida. Esto se consigue introduciendo un tubo o trocar a través de la pared torácica hasta el espacio pleural, vaciando las sustancias alojadas de forma patológica. Este tubo, o trocar, se conecta a un aspirador con la finalidad de mantener la presión negativa fisiológica de la cavidad pleural y facilitar de esta manera la completa expansión de los pulmones. Hay trocares de diversas dimensiones y diferentes modelos de dispositivo de recogida, pero todos se basan, a partir de 1876, en el sistema que utilizó Gotthard Bülau para el tratamiento de los empiemas.

Tanto para la preparación del paciente como del material, para la instauración y los cuidados, desde el primer momento hasta la retirada, pasando por las muchas valoraciones, comprobaciones y atenciones para evitar los riesgos y las complicaciones inherentes a este drenaje, es imprescindible que los profesionales de enfermería conozcan el procedimiento y las muchas particularidades que hay que observar con él, dada la especificidad de la cavidad en la que está inserto. Asimismo, es fundamental el conocimiento del dispositivo de recogida cerrado más utilizado (Pleur-evac®) desde la preparación, pasando por el funcionamiento y hasta los controles necesarios para una utilización correcta.

I. Marco referencial

1.1 Epidemiología

En nuestra población estudiada de 122 casos con traumatismo torácico, encontramos que la edad más afectada fue de 20-29 años con 50.8% de los casos. (Gráfico 1)

Distribución porcentual de traumatismo torácico tratado bajo el sello de agua según edad. Agosto de 2012-agosto de 2013.

Gráfico 1

• El sexo más afectado fue el masculino con 90.2% de los casos.

• El hemitorax más afectado fue el izquierdo en 56.6% de los casos.

• El agente vulnerable más relacionado fue el arma blanca con un 91.8% de los casos.

Distribución porcentual de traumatismo torácico tratado bajo el sello de agua según tipo de herida.

NO PENETRANTE 8%

Gráfico 2

Distribución porcentual de traumatismo torácico tratado bajo el sello de agua según agentes vulnerables.

Gráfico 3

• En cuanto a las causas por las cuales sucedió la lesión mayormente fueron las de riña con 70.5% de los casos.

• El medio diagnóstico que predominó fue el radiológico con un 95.8% de los casos.

• Se observó que la colocación del sello de agua en el 77.2% de los casos duró menos de 3 días.

• Que las complicaciones fueron 1.6%.

• La mortalidad de 1.6% de los casos.

1.2 Antecedentes históricos

El Drenaje Torácico se practicó por primera vez en el siglo V a. C. como método de evacuación abierto de las colecciones empiemáticas del tórax. En el mundo islámico, Serefeddin Sabuncuaglu, siglo XV, es el autor del primer libro de texto de cirugía; en el que retrataba la punción de los empiemas a través de los espacios intercostales.

En el siglo XVII “Los chupadores de heridas” eran encargados, en los campos de batalla, de succionar los empiemas o colecciones de Tórax por medio de vainas de los sables usadas como trocar.

Aunque el sistema de drenaje bajo agua fue descrito por Playfair en 1875, se debe al médico de Hamburgo, Gotthard Bülau (1835-1900), el empleo sistemático del mismo a partir de 1876, en el tratamiento de los empiemas. Tal fue la repercusión y difusión del método, que su nombre se ha asociado en la práctica clínica actual a los drenajes pleurales con sello de agua. Este sistema unidireccional conseguía la expansión progresiva del pulmón, evitándose así muchas toracotomías y toracoplastias. Robinson, en 1910, añadió succión al mismo usando bombas de vacío.

La válvula de Heimlich se introdujo en 1968. En cuanto al material de los tubos torácicos evolucionó desde el primitivo caucho usado por Playfair (India gum rubber) a finales del siglo XIX, a los tubos rojos de goma, usados en la década de 1920, y finalmente a los actuales de plástico introducidos en 1961 por Sherwood Medical (St. Louis, MO). Otros materiales usados en la actualidad son el clorhidrato de polivinilo, el elastómero de silicona y la silicona. En cuanto al tamaño, al principio se fabricaron de modo muy diverso, desde 6 hasta 40 F, con incrementos de 2 F. Sin embargo, una vez que se comprobó que los más populares eran los tamaños 28, 32 y 36 F para adultos, y 16, 20 y 24 F para los niños, se dejó de fabricar otros tamaños.

En cuanto a los sistemas de drenaje, en la década de 1970 había unas cuatro docenas de sistemas, desde la primitiva botella de Bülau, a los primeros sistemas de Pleurevac®. Los hospitales no sabían qué modelo adquirir, lo que posiblemente contribuyó al incremento de la morbi-mortalidad y al aumento de los costos hospitalarios. En 1974, y como resultado de un cuestionario que respondieron 300 cirujanos torácicos en los E.E.U.U. (Munnell, 1975), se unificó bastante la fabricación de los sistemas. El coste de estos sistemas en 1995 en los E.E.U.U. se acercó a los 60 millones de dólares.

Finalmente, y para hacerse una idea de la extensión del procedimiento del drenaje torácico, diremos que se calcula que se usan anualmente en los Estados Unidos 1.330.000 tubos torácicos, con un costo total de 10,6 millones de dólares (datos de 1995).

II. Marco

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