Deber De Sexualidad

CAPITULO 1: UNA IMAGEN AUMENTADA

- La construcción de los cuerpos

La construcción de la sexualidad como tal nos ha hecho perder el sentido de la cosmología sexualizada de sus movimientos y de sus desplazamientos afectados por una significación social, el movimiento hacia arriba está asociado a lo masculino dado por la erección o por la posición superior en el acto sexual.

La división entre los sexos parece en el orden de las cosas para referirse a lo que es normal y natural, se presenta en su estado objetivo, tanto como en el mundo social, en los cuerpos y en los hábitos de sus agentes, que funcionan como sistemas de percepciones de pensamiento como de acción. La fuerza del orden masculino se descubre en el hecho de que prescinde de cualquier justificación .

El orden social funcional como una inmensa maquina simbólica que tiende a ratificar la dominación masculina en la que se apoya que la división sexual del trabajo, la distribución estricta de las actividades asignadas a cada sexo, es la estructura del espacio, con la oposición entre el lugar de reunión o el mercado, reservados a los hombres y la casa, reservada a las mujeres o en el interior de esta.

El mundo social construye el cuerpo como una realidad sexuada y como depositario de principios de visión y de división sexuantes, el cuerpo en si constituye la diferencia entre los sexos biológicos de acuerdo con una visión mítica del mundo, en la relación arbitraria de dominación de los hombres sobre las mujeres, junto con la división del trabajo.

La diferencia biológica entre los sexos especialmente la anatómica puede aparecer como la justificación natural de la diferencia socialmente establecida entre los sexos y en especial de la división sexual del trabajo, la definición social de los órganos sexuales, es el producto de una construcción operada a cambio de una serie de opciones orientadas a la acentuación de algunas diferencias o de algunas similitudes.

Con la ayuda de la división sexual acerca de las utilizaciones del cuerpo se establece el vínculo entre el falo y el logos, donde los usos públicos y activos de la parte superior masculina del cuerpo, está dirigida a enfrentarse, dar la cara, mirar a la cara y a los ojos, mientras que las mujeres se mantiene alejadas de los lugares públicos, debe renunciar a la utilización pública de su mirada, camina con la mirada puesta en sus pies y se restringe al mismo tiempo su voz al no ser escuchada.

El acto sexual está pensado en función del principio de la primacía masculina y que las mujeres tiene la capacidad de apagar el fuego o la libido masculina, “encima o debajo, activo o pasivo, estas alternativas paralelas describen el acto sexual como una relación de dominación” (Bourdieu, 2000, pág. 33), en el sentido de someter a su poder también engaña, abusa o como vagamente se expresa el “tener”, mientras que resistirse a la seducción es no dejarse engañar o no dejarse poseer, el acto sexual es concebido por el hombre como una forma de dominación, de apropiación y de posesión, mientras que para una mujer está preparada para vivir la sexualidad como una experiencia íntima y cargada de afectividad.

Si la relación sexual aparece como una relación social de dominación es porque se construye a través del principio de división entre los masculino activo, y lo femenino pasivo y ese principio, expresa, dirige el deseo masculino como un deseo de posesión, como dominación erótica y el deseo femenino, como deseo de dominación masculina, como subordinación erotizada.

La penetración cuando se la ejerce sobre un hombre, es una afirmación de la libido dominandi que nunca desaparece por completo la libido masculina, en muchas sociedades, la posesión homosexual, se concibe como una manifestación de “poder”, un acto de dominación ejercido como tal para afirmar la superioridad feminizándola.

- La asimilación de la dominación

No es que las necesidades de la reproducción biológica determine la organización de la división sexual del trabajo, más bien, es una construcción social arbitraria de lo biológico, y en especial del cuerpo masculino y femenino, sus costumbres y de sus funciones,

en particular de la reproducción biológica, que proporciona un fundamento natural a la visión androcéntrica de la división

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