La Oralidad Y La Escritura: Una Aproximación A Su Interior

La oralidad y la escritura: una aproximación a su interior

Ensayo escrito por la Prof. Mariangel Briceño

Diciembre, 2012

¿Es el lenguaje un arte que se debe aprender a dominar? Y de ser así ¿Qué genera más dificultad de dominar, el lenguaje oral o el escrito? Estas son preguntas que surgen al comparar estos dos medios de representación del lenguaje humano. Escribir no es fácil y quien lo haya intentado notará que esto es cierto. Es un arte sí, un arte que requiere pensar profundamente y organizar ideas, un proceso de reflexión, más aun, requiere reflexión y planificación. Es tan difícil generar un buen texto, que día a día los docentes se consiguen con la incapacidad de los estudiantes para expresar sus ideas de una forma coherente y cohesiva. Esto porque carece de un contexto situacional, por lo que hay que crearlo lingüísticamente, además de la particularidad de que la persona a la que va dirigido el discurso no está presente.

La práctica y el uso cotidiano del lenguaje oral no nos preparan para manifestar apropiadamente nuestras ideas de forma escrita. Y es que, definitivamente son diferentes, cuando se crea un texto escrito no estamos hablando estamos escribiendo. De ahí, que sea tan necesario prepararse y conocer un poco más ese instrumento tan maravilloso que es la lengua. Mientras más se conozca de ella, mejor será el desempeño de la misma en cualquiera de sus dos modalidades. La lengua escrita constituye uno de los inventos más impresionantes y duraderos del ser humano incluso, Calsamiglia y Tusón (1999) citando a Ong (1984) menciona que Platón llamó a la escritura una tecnología ajena y externa, lo mismo que muchas personas piensan de la tecnología hoy en día. Sin embargo, no es sino una forma tardía de comunicación, en donde su carácter y naturaleza son fundamentalmente académicos, por lo que solo puede aprenderse como un “artificio” a través de un proceso de escolarización.

Por su parte la lengua oral, es natural se aprende a través del sistema auditivo a través de la percepción de sonidos y tono de voz que a su vez es reforzado por el medio visual, “se produce con el cuerpo aprovechando partes del sistema respiratorio y partes de la cabeza” Calsamaglia y Tucson (ob.cit.). Bien es sabido que, la lengua oral es rica en recursos prosódicos como la pronunciación, entonación, acento, ritmo del habla, entre otros, así como de elementos paralingüísticos como el contacto físico, gestos, ademanes, posturas del cuerpo y de la cabeza, movimiento de los ojos mímicas… mediante las cuales el hablante también produce significación en donde el interlocutor infiere los significados no solo a través de las palabras sino también a través de los ademanes que lo acompañan que pueden indicar ironía, mentira, broma o rabia.

Ahora, si bien, “el lenguaje humano, es, en su forma originaria, abrumadoramente oral”, tal como lo menciona Bolet Toro (2000) y es mucho más natural y fácil de expresar; existen también ciertas dificultades a la hora de producir un discurso oral expresivo y persuasivo ya que generalmente este es muy caótico lleno de ambigüedades, olvidos incisos, interrupciones, redundancias muletillas confiriéndole dinamismo y variedad. Según Fernández de la Torre (1979), cuando un orador se dirige a su público, el orador persigue un objetivo primordial que es comunicarse con él y hacer que comprenda su mensaje. Por otra parte, el receptor no puede hacer lo que haría si fuera un lector como releer o volver la página. De ahí la importancia de que el orador hable de forma clara, en un tono de voz adecuado y que utilice un vocabulario entendible para la mayoría. Se deben evitar las cacofonías, confusiones, ambigüedades y muletillas.

En otro orden de ideas, Antonio Mendoza señala que

Aunque lo oral está presente en todos los momentos de nuestra vida cotidiana, lo cierto es que vivimos en un entorno social en el que la escritura ha asumido tal grado de relevancia que es el soporte de muchas relaciones sociales, desde las más cotidianas hasta las que regulan acuerdos que afectan a toda la humanidad.

Esto sugiere que debe prestársele un mayor cuidado a la escritura pues esta ha inundado aspectos esenciales de nuestra vida como los medios de comunicación y avances tecnológicos-científicos

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