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Objetividad Y Subjetividad


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2013  •  3.429 Palabras (14 Páginas)  •  549 Visitas

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Esto nos llevaría a la dicotomía: objetividad/subjetividad. Después, relacionada con ésta, la dicotomía: ficción/no ficción.

Vamos a centrarnos en la primera dicotomía (objetividad/subjetividad). Si nos centramos en el mito de la objetividad informativa, observaremos que tanto los investigadores, como los periodistas, lo rechazan.

“engañoso mito, pues ningún mensaje informativo puede ser objetivo, apolítico, imparcial, neutral e independiente porque su emisor, en el acto de selección, registro, elaboración y transmisión, discrimina, ordena, manipula e interpreta la realidad que pretende comunicar a su auditorio”. De esta forma, la objetividad no puede relacionarse con el periodismo.

“el periodista en cuanto narrador no es un mero transmisor de acontecimientos, sino de narraciones de acontecimientos, construidas según su capacidad de conocer y de expresar. Puesto que tanto conocer cómo expresar lo conocido implican subjetividad, es obvio que el periodista no se puede despojar de la suya, al realizar estas operaciones. Por tanto, carece de sentido sostener que su narración sea ‘objetiva’, no valorativa: por el hecho de que la valoración sea implícita, no deja, por eso, de existir”.

(Mito objetividad: Roman Jackobson y las funciones del lenguaje. Se sustenta aquí. Se queda anticuada para distinguir el lenguaje periodístico del literario).

todo periodismo es, inevitablemente y desde la raíz, interpretación de la realidad”.

¿Y qué piensan los periodistas de todo ello?

- Rosa Montero señala lo siguiente (páginas 157-158): “la objetividad no existe para nada, es una mentira, no hay nada objetivo en el mundo, pero el periodismo desde luego lo que menos; siempre eres subjetivo al seleccionar unos datos, al colocarlos, al meter ese reportaje en una página o en otra, arriba o abajo, en par o en impar, al titularlo y al situarlo al lado de otro texto que intensifica o resta fuerza a lo que tú estás dando; o sea que manipulaciones en prensa todas las que quieras. La diferencia de este tipo de periodismo del que hablamos es que se ha desprendido de la entelequia de la objetividad, que se decide a ser subjetivo por las bravas, y entonces está dando sin engaños una visión personal de lo que se trabaja”.

- Francisco Umbral dice al respecto lo siguiente (página 202): “cuando tú explicas una manifestación –de abortistas, por ejemplo-, un periódico habla de treinta mil personas, otro de medio millón, los guardias municipales hablan de de doscientas mil… Es un hecho que se puede cuantificar, existen medios para ello, y, sin embargo, nadie se pone de acuerdo. De modo que imaginaos lo que puede ocurrir con un hecho más complejo. La objetividad no existe; incluso la manera de informar, impersonal y supuestamente objetiva, es una falacia. Es aquello que se dice de que el investigador condiciona el resultado de la investigación, las cosas se comportan como quiere él. Y en la información pasa igual. ¿Qué pasa entonces? Pues que hay unos niveles mínimos de objetividad –que se pueden tener-, pero que inmediatamente eso requiere una interpretación. En la televisión, por ejemplo, el telespectador se queda desinformado porque no hay interpretación, no se interpreta la noticia; y si no hay interpretación no hay periodismo. Hoy sufrimos un exceso de datos y una falta de información, de noticias, etc.”.

De esta forma, esta dicotomía que estamos estudiando podemos decir que no sirve ya para distinguir al periodismo de la literatura.

Muy relacionada con la anterior, nos encontramos con la dicotomía Ficción/No Ficción. No podemos identificar la no ficción con el periodismo y la ficción con la literatura.

Como se desprende de las investigaciones de Albert Chillón, Manuel Rivas y Juan Ramón Muñoz Torres, así como de periodistas, la ficción no es un componente básico de la literatura, sino que también está presente en la redacción periodística y en el lenguaje mismo.

Albert Chillón, es su reflexión Literatura y Periodismo (página 37), señala lo siguiente: “de modo necesario e inevitable, todo acto de dicción es también un acto de ficción. Los actos de ficción en que incesantemente incurrimos al hablar nos permiten aprehender y expresar de modo figural –esto es: imaginativo y retórico- todas esas cosas que damos en llamar ‘realidad’ (…) la ficción empapa nuestros actos de habla”.

Juan Ramón Muñoz Torres, en su trabajo ¿Por qué interesan las noticias? Considera esta dicotomía carente de sentido (páginas 174-175): “si se acepta la premisa de que toda narración es, por definición, una construcción textual, entonces es obligatorio admitir que tanto el periodismo como la literatura poseen claramente carácter ficticio. Por tanto, buena parte de la teoría de la narración –tradicionalmente elaborada desde la perspectiva de la ficción- es válida también para la no ficción”. El carácter ficticio viene de la propia etimología. (Es lo mismo que decía Albert Chillón, pero con otras palabras).

“en la narración periodística, la mayor carga de ficción –en el sentido de construcción- procede de las muchas tareas de selección que es preciso realizar en la elaboración de un texto noticioso. Al informar, el periodista ha de tomar continuas decisiones, que dependen, en última instancia, de su visión del mundo y, dentro de ella, de la concepción que tiene de su trabajo. Por eso, cualquier narración periodística implica una construcción artificiosa –aunque no por ello falsa- respecto de la realidad que tiene por objeto”. La selección del periodista y la visión del mundo que éste tenga van a influir en la redacción del texto, por ello, será una construcción artificiosa, aunque no por ello falso.

Está claro que no podemos asociar la no ficción al texto periodístico y la ficción al texto literario.

Jueves 05/03/09

Seguimos con el estudio de Juan Ramón Muñoz Torres y su obra ¿Por qué interesan las noticias?

- (Página 151): “Al igual que en la historia, en las narraciones periodísticas, la selección, focalización y modo de presentar los acontecimientos y acciones son igualmente inevitables y, por consiguiente, también lo es cierta dosis de ficción”

- (Página 175) Reflexión, en esta misma línea, sobre la dicotomía Ficción/No Ficción: “La diferencia entre ficción y no ficción es obvia. Se trata de una diferencia que no está, a su vez, construida, sino que arraiga en la naturaleza de las cosas, en la distinción radical entre el ser y el poder-ser (acto/potencia). Es justamente esta dicotomía radical el fundamento último de los llamados ‘pactos de lectura’,

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