Profesorado de enseñanza media en lengua y literatura, plan sábado
Enviado por Yal81 • 3 de Mayo de 2018 • Trabajo • 2.081 Palabras (9 Páginas) • 141 Visitas
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
Facultad de Humanidades, Departamento de Letras
Profesorado de enseñanza media en lengua y literatura, plan sábado
Literatura grecolatina
El mito y los orígenes de la literatura
Antes de que existiera la literatura el mundo era contado por el mito. Éste daba cuenta de esa unidad esencial entre el hombre, la naturaleza y sus dioses. (…)
¿Qué hubiera ocurrido si un relato, en el que los hombres ni siquiera alcanzan a ser personajes secundarios y, sin embargo, son el objeto del mismo, se hubiera contado desde el punto de vista de los hombres? Si todo esto se hubiera contado desde el punto de vista de los hombres, ya no estaríamos hablando de mito sino de literatura. La literatura es la expresión del hombre, aún en sus géneros más fantásticos e imaginativos: el hombre es el centro de la invención literaria. En el mito, en cambio, los héroes son los dioses: aunque sepamos que a través de sus acciones y las pasiones de los dioses es el hombre quien habla de sí mismo, su papel en el mito es pasivo: el del destino sujeto a la voluntad de los inmortales.
Digamos ahora que el mito es un relato fantástico cuyos protagonistas son seres maravillosos; una antigua historia contada de generación en generación, en su origen sólo entre los iniciados y luego, en cuanto ya no dice la verdad para el hombre, divulgada como un relato simbólico que ya no puede ser interpretado literalmente.
Como dice Mircea Eliade, el mito “cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento primordial, el tiempo fabuloso de los comienzos. Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una institución. Es, pues, siempre el relato de una “creación”: se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido realmente, de lo que se ha manifestado plenamente. Los personajes de los mitos son seres sobrenaturales. Se les conoce sobre todo por lo que han hecho en el tiempo prestigioso de los comienzos. Los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad (o simplemente la “sobrenaturalidad”) de sus obras. En suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado en el mundo”.
En el relato de Prometeo llama la atención el modo como recuerdan los primeros hombres el origen de las artes: según el mito, no habrían adquirido tales saberes mediante la experimentación propia, sino como un regalo divino. Nada en el mito es declarado como una hazaña del hombre, sino que todo es debido, ordenado y administrado por los dioses. Era una forma de normatizar la vida en comunidad. Pero las reglas no podían provenir de los mismos hombres, aunque estos escribieran las leyes que los dioses no escribían. El orden era impuesto por seres sobrenaturales que representaban los poderes sin forma de la naturaleza y que poco a poco se hacían parecidos a los hombres.
El mito tiene una función primordial: revelar los modelos ejemplares de todos los ritos y actividades humanas significativas: tanto la alimentación o el matrimonio como el trabajo, la educación o la sabiduría”.
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Tipos de mitos
Según su contenido, los mitos que tratan sobre el origen pueden clasificarse como teogónicos, cosmogónicos y etiológicos. Los primeros aluden al origen de los dioses, dando cuenta de un orden y un sentido del cosmos y de la vida. Los segundos son los que narran el origen del cosmos como realidad natural, resultado de la participación de los dioses. Los últimos explican el porqué de las actividades sociales fundamentales para el desarrollo de una sociedad, como la familia, el matrimonio, los oficios, etc.
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El mito pertenecía a una comunidad que no reconocía la individualidad o que, al menos, no expresaba nunca a un solo individuo. Su función era explicar cómo debía funcionar ese mundo cerrado y autosuficiente. Cuando aquel sentimiento común comienza a diluirse, a desvanecerse, es porque ha llegado el momento de la existencia de la literatura.
Si retomamos la definición de Eliade: el mito es el relato de una creación (del mundo, de hombre, de los astros, del cosmos) podría decirse, en cambio, que la literatura es el relato de la invención de lo humano. Lo que va de la creación a la invención es lo mismo que separa el mito de la literatura.
La mitología no se crea, es el relato de una creación o, por lo menos, sus orígenes son los suficientemente remotos como para alcanzar alguna vez al Creador que hubiere detrás de los mitos; de ese misterio obtuvieron parte de su poder y su grandeza. La literatura, en cambio, tiene un creador, un proceso de creación, que relatan una aventura, más o menos abstracta, del encuentro del hombre con su humanidad, sus miserias y sus grandezas. Mircea Eliade lo dice de esta manera: “el hombre moderno se estima constituido por la Historia; el hombre de las sociedades arcaicas se declara como el resultado de cierto número de acontecimientos míticos”, que también constituyen una historia, pero sagrada.
Sobre la idea de la invención de la literatura y creación es significativa la polémica que existe en torno a la persona de Homero. En la famosa cuestión homérica, cierta crítica afirma que Homero no existió, que sus obras son la suma de muchas voces poéticas que fueron creando y modificando un mito original que las precede. Es otra la actitud de quienes defienden la existencia de un solo autor, Homero. La polémica encierra, en el fondo, la doble perspectiva de aquellos que pretenden acercar los poemas homéricos al mito y los que prefieren acercarlos a la literatura. Si Homero es la voz de muchos poetas que repiten una tradición desde tiempos inmemoriales, estos poemas pertenecen más al mito que a la literatura. No obstante, pensemos que Homero recogió y cantó una tradición que le preexistía: aquella que habla de la época heroica de Grecia. Como sea, el puesto que ocupa Homero en la literatura occidental, por ser el primero, comparte cualidades de estas dos realidades: el mito y la literatura.
Como un último elemento de comparación entre mito y literatura, está el problema de la forma, es decir, el modo como es contado el mito y la manera como es escrita la literatura. La forma tiene que ver no sólo con el legado intelectual que tiene el creador a la mano para forjar su obra, sino también con las técnicas que puede utilizar. El mito es repetitivo: recordemos que permanecía en la memoria de una comunidad que no conocía otros medios para reproducirlo, es decir, sin escritura. La literatura diversificó no solo el relato del mito original, sino su lenguaje, es decir, el modo de contarlo y las palabras con que se contaba, gracias a la escritura. Lo primero dio origen a los géneros literarios; lo segundo, a las figuras.
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