Resiliencia

"Resiliencia" proviene del latín que significa rebotar o regresar. En psicología es la capacidad positiva de adaptarse y transformarse a pesar de vivir situaciones difíciles o traumáticas. Aunque para algunos expertos la resiliencia es el hecho de poder funcionar “normal” después de una mala experiencia, para otros implica salir fortalecido de esas dificultades.

Boyden y Mann (2005) dicen que generalmente abarcan 3 aspectos: tener buenos resultados en el desarrollo a pesar de pertenecer a un grupo de alto riesgo, mantener un buen nivel de capacidad y competencia ante las amenazas y la capacidad de recuperarse después de un trauma.

Dependiendo de la población varia la connotación, en los niños se refiere a la capacidad de lograr competencias y el funcionamiento adecuado en su proceso de desarrollo a pesar de haber vivido circunstancias de riesgo. En los adultos es la capacidad de manejar un evento traumático y funcionar de forma adecuada después de éste.

El estudio de la resiliencia

En 1960 se empezó a estudiar el desarrollo de los niños y adolescentes que estaban en “situaciones de riesgo” de tener problemas y desarrollar psicopatías. Después de varios experimentos realizados con los niños que habían vivido situaciones difíciles, en 1970 empezaron a considerar a estos niños como “resistentes al estrés” o “invulnerables”, pero hoy en día se prefiere el término “resiliente”. Muchos psicólogos piensas que los traumas o problemas vividos en la infancia pueden afectar en su desarrollo, sin embargo se desarrollan de manera normal. Garbarino (2005) menciona que a pesar de tener una influencia negativa que aumentan las probabilidades de tener problemas, la mayoría logran sobreponerse sin daños permanentes. La gente que sufre eventos traumáticos no desarrolla síndrome de estrés postraumático (Seligman 2011).

Ann Masten señala que no es un fenómeno directamente observable, más bien es un concepto inferencial. Para poder saber si una persona es resiliente se realizó un parámetro de lo que es “estar bien” y evaluar el riesgo adversidad que vive o vivió esa persona. Tiene que ver con el desarrollo de competencias y el logro de las tareas apropiadas para las diferentes etapas de desarrollo (logro académico, autocontrol de la conducta, relaciones con pares, salud mental y actividades extracurriculares) y en otros criterios más subjetivos el bienestar de cada persona.

Los factores de riesgo tienden a ser multifactoriales que se desarrollan a través del tiempo, muchas veces se dan de manera simultánea. Entre más riesgos se acumulan, menor es la probabilidad de que la persona se resiliente.

Masten y colaboradores (2009) hablan de 2 factores de resiliencia:

• Factores promotores: tienen que ver con los recursos que se asocian con el buen desarrollo de las personas, independientemente del nivel de riesgo.

• Factores protectores: no solo son positivos para la persona, sino que son en especial importantes para quienes enfrentan condiciones de estrés o riesgos elevados.

El hecho de que una persona sea resiliente, no quiere decir que no le duela o le afecten esas dificultades, sino que viven tanto el sufrimiento como el valor y lidian con las dificultades tanto a nivel interno como interpersonal.

Algunos hallazgos de la resiliencia

La resiliencia puede tener un componente genético. Vaillant (2002) describe de igual manera a la resiliencia como alfo heredado y algo aprendido.

Yates y Masten (2004) hicieron una recopilación de los factores que promueven la resiliencia en distintas situaciones, van desde lo “macro” (nivel público) a lo “micro” (individual).

1. Políticas públicas que incluyan programas de medicina preventiva y nutrición, habitación segura y económicamente accesible, protección contra la violencia y persecución política, protección medioambiental y acceso equitativo a las oportunidades.

2. A nivel comunidad: factores protectores de los barrios seguros, poca violencia y que existan organizaciones “pro-sociales” (exploradores, guías, bibliotecas).

3. Educación: el factor protector ante condiciones de riego son las escuelas de calidad. Para promover la resiliencia es importante tener profesores bien preparados que se preocupen por los alumnos y que sean bien remunerados. Es importante la

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