Alienación e ideología en Marx

ALIENACIÓN E IDEOLOGÍA EN MARX

Karl Marx (1818-1883) es un filósofo alemán de origen judío del siglo XIX. Junto a Engels, es el padre del socialismo científico, del materialismo histórico y del materialismo dialéctico. Sin embargo, todas sus aportaciones están influidas o fueron tomadas del contexto histórico, social, político e intelectual que le tocó vivir; adoptó muchas teorías, conceptos e ideas de otros. En sus primeros años de estudio tuvo como modelo la Ilustración y en concreto a Kant. Al poco de nacer Marx, Inglaterra legaliza las asociaciones obreras. Es imposible soslayar en Marx la fuerte  y persistente influencia de la Revolución. Asistió a los cambios sociales originados por la Revolución Industrial (nuevas clases sociales, el proletariado, la lucha de clases). Intelectualmente es heredero de filosofía política francesa (Rousseau, Saint-Simon, Proudhon, Fourier), economía inglesa (Adam Smith, David Ricardo) e idealismo alemán (Hegel).  También se vio influido por el darwinismo, las teorías físicas sobre la energía, las teorías biológicas sobre la célula, el positivismo de Comte (ley de los tres estados por los que pasó la humanidad: teológico, metafísico y científico o positivo), los socialistas utópicos: aunque es importante señalar que también los despreció porque eran ingenuos reformadores morales. Por último, el anarquismo de intelectuales como Bakunin o Kropotkin influirá en él, pero lo criticará porque se desentiende del control del Estado y de toda forma de poder institucional. Las obras más destacadas de Marx son: Manifiesto del Partido Comunista (coautoría junto a Engels), El Capital, La miseria de la filosofía o La ideología alemana. Engels también influyó en Marx porque le enseñó con auténtico realismo y veracidad «la situación de la clase obrera en Inglaterra».

Será de Hegel y Feuerbach de quien heredará el concepto de alienación pero corrigiendo a Feuerbach. Parafraseando a Feuerbach: “En vez de ser Dios el que creó al hombre, fue el hombre el que creó a Dios. El hombre se desposeyó, se quitó a sí mismo sus mejores valores y virtudes proyectándolas sobre Dios, volviéndose el hombre miserable. Ha perdido su esencia humana”. Analizándolo, Marx se dio cuenta de que el concepto de Feuerbach era erróneo, pues sitúa la alienación en la conciencia humana, se refiere a un hombre abstracto (sin medio social ni económico, ausentes las condiciones materiales de existencia), más bien a la humanidad y, según Marx, la alienación se origina en las condiciones materiales de vida (extrema pobreza, pauperización), no en sentimientos o emociones (origen psicológico, según Feuerbach) . Además, Feuerbach se ha quedado en el argumento de la alienación religiosa, sin ir más allá hasta abarcar todo tipo de alienación y especialmente la alienación original: económica. No ha profundizado en el concepto.

La alienación o enajenación o extrañamiento (dejar de ser lo que uno es), en Marx, fundamentalmente económica, se manifiesta en cinco aspectos.   Con respecto a la naturaleza: la naturaleza se convierte en materia prima del capitalismo y el hombre la explota. Pertenece al capitalista. Antes del capitalismo, era medio de subsistencia y fuente de trabajo; el hombre mantenía con ella una relación noble. Con respecto al trabajo: solo unos pocos poseen los medios de producción, el trabajador ofrece su trabajo y fuerza a cambio de salario. El trabajo «es forzado», obligatorio, «huye del trabajo como de la peste». Actividad animal en el modo de producción capitalista, el trabajo en sí es bueno.  «Por eso el trabajador solo se siente en sí fuera del trabajo y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo». Con respecto al producto: el obrero trabaja y produce mercancía, dedicándole su fuerza y su vida, pero esa mercancía le es arrebatada y no puede comprarla. El producto se convierte en un objeto de deseo alejado del trabajador. La mercancía se convierte en fetiche, que produce plusvalías al capitalista o propietario, y en una especie de Dios omnipotente e independiente. Esto se denomina deificación,  fetichismo. Las relaciones sociales se dan entre mercancías en vez de entre personas y las mercancías son cervantinas o quijotescas: «está siempre pronta para intercambiar no sólo el alma sino también el cuerpo por cualquier otra mercancía, aunque ésta sea más repulsiva que Maritornes». Con respecto a los demás seres humanos: la competencia del modo de producción capitalista genera diferencias entre los trabajadores, convirtiéndoles en extraños, rivales, competidores y enemigos. Las relaciones humanas se cosifican, son más importantes las relaciones entre mercancías. Finalmente con respecto a sí mismos: el obrero-productor  se reifica, cosifica, deshumaniza, desrealiza. Se convierte en una mercancía más con precio escaso (salario que apenas llega para subsistir), lo que lo conduce a la pauperización.

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