Apologias De Socrates
Enviado por Daaan • 12 de Septiembre de 2012 • 1.940 Palabras (8 Páginas) • 464 Visitas
Sócrates ha llegado hasta el centro de la Asamblea, espera a que los jueces le den al palabra y se prepara para afrontar las acusaciones que ha recibido anteriormente. Sin embargo, él está tranquilo, porque sabe simplemente que la verdad está dentro de él, y que ninguno de sus acusadores tiene esa ventaja. Sabe, también, que los jueces que se encuentran frente a él son personas críticas e inteligentes, sin embargo, humanos al fin, son fácilmente impresionables e ingenuos ante el arte de la retórica. Pero Sócrates no se dispone a actuar de esa manera. A pesar de que está en peligro de ser condenado a muerte, no intentará en su discurso convencer a los jueces y sabios por medio de engaños. Pretende, por el contrario, abrirles los ojos a la verdad.
Al iniciar su discurso, ya ha comenzado por poner las condiciones necesarias para que su defensa sea comprendida y analizada como es debido. Expresa así el deseo de que se le escuche y se le mire como a un extranjero, con el cual se toman las consideraciones pertinentes para hacer caso omiso de su manera de hablar, si bien solo se atenderá a si lo que él dice es justo o no. Por otra parte, Sócrates pone en manifiesto desde sus primeras palabras el impacto que le han provocado las acusaciones antes mencionadas. De igual manera no desconoce que tiene dos clases de adversarios: los primeros representan el mayor peligro, ya que son los que se han encargado de moldear la opinión que el juzgado tiene desde hace largo tiempo con respecto a él. Los segundos son sus últimos acusadores, aquellos que han formado una serie de calumnias y de mentiras para reforzar las sospechas en su contra.
Puesto que Sócrates tiene que habérselas con dos suertes de taimados y astutos personajes, y además de que desconoce la identidad de los segundos ¿que es lo que debe hacer primero?
Lo que decide es tratar de probar el error de la primera acusación, hela aquí:
Sócrates es un impío, por una curiosidad criminal quiere penetrar lo que pasa en los cielos y en la tierra, convierte en buena una mala causa y enseña a los demás sus doctrinas.
Lo que decide es tratar de probar el error de la primera acusación, hela aquí:
Sócrates es un impío, por una curiosidad criminal quiere penetrar lo que pasa en los cielos y en la tierra, convierte en buena una mala causa y enseña a los demás sus doctrinas.
Estas palabras, pertenecientes a Melito, uno de los acusadores de Sócrates, ya habían sido planteadas en la comedia de Aristófanes, en la que se pinta a Sócrates como un charlatán que pretende convertir las ideas malas en buenas e inculcarle además esto a la juventud. ¿Qué impresión habrá causado esta acusación en este último y en el juzgado, respectivamente? Colocándonos un momento en su lugar, lo más probable es que Sócrates se haya burlado interiormente de la infantil composición del anterior enunciado. Analicemos que éste lo primero que dice es que Sócrates quiere penetrar en las cosas del cielo, sin embargo, por otro lado, se le acusa también de no creer en los dioses de Atenas. Lo segundo es por demás un insulto a la dignidad de los allí presentes. ¿No es esto de "convertir en buena una mala causa" una de las últimas deformaciones que trajo consigo la introducción de la retórica?
La retórica al principio se identificó con el poder maravilloso del convencimiento, con la magia del lenguaje persuasivo , así como el rebuscamiento de las palabras que conseguía en el discurso una riqueza extraordinaria de formas y metáforas.
Podemos así observar como Gorgias de Leoncio consiguió en su función de embajador de no sólo convencer a Atenas de que participara en la lucha contra las ciudades jónicas, sino atraer la atención entera de los atenienses para aprender el nuevo arte de la retórica.
Pero aquello no estaba mal, lo que no concuerda con todo esto es que la retórica dejó de ser una ayuda para la vida política y se convirtió en instrumento del poder, adecuando el discurso y las palabras a toda ocasión, o "convirtiendo en buena una mala causa, y viceversa ". Y es precisamente de esto ahora que se le acusa a Sócrates.
El efecto de la cantidad de engaño presente aquí es que Sócrates comprueba que nunca se ha interesado por aquellas ciencias, y que eso cualquiera de los presentes lo ha podido observar cuando ha estado presente en la plaza pública o Ágora, que es en donde él pasa la mayor parte de su tiempo dialogando con las personas, poniendo en práctica sus métodos.
Pero el objetivo de Sócrates nunca fue enseñar, y esto hay que tenerlo muy claro, porque puede confundirse su capacidad de desarrollar la dialéctica con un método de instrucción. No es esto ni mucho menos, Sócrates lo aclara así en primera instancia cuando nos dice que es una falsedad si es que se había oído decir que el se dedicaba a la enseñanza y que además cobrara por ello.
Ejemplo de algunos que sí cobraran por ello, nos dice, son Gorgias de Leoncio, Hippias de Elea y Pródico de Ceos, los cuales tiene el poder de enseñar a los jóvenes, llamarlos a que se unan a ellos, y además conseguir su gratitud y su retribución monetaria.
Ahora la pregunta es: ¿está Sócrates en contra de las ideas de cada una de estos sofistas, o por el contrario, les apoya? podría decirse que en cuanto a sus doctrinas no tiene nada más que agregar. Aunque la escuela sofística y el periodo en que vivió Sócrates se desarrollan paralelamente, esto no significa que se parezcan acaso sus métodos de enseñanza. Son distintos, en primera porque aquel no era el objetivo de Sócrates. El principal es , como ya habíamos dicho, llegar a la verdad, y el de los sofistas es formar
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