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Derecho Romano


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2013  •  1.702 Palabras (7 Páginas)  •  300 Visitas

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gens

La palabra “gens” de origen latino significa familia. De mismo origen son: gen, gente, generación o genética.

La “gens” es una institución que en la Antigua Roma precedió al Estado y contribuyó a formarlo. Cada “gens” estaba integrada por personas que decían descender de un antepasado mítico en común, que le daba nombre a la “gens” (el “nomen gentilicium”) y estaban sometidas a la “potestas” (poder) de un líder, que pronto lo adquirió el varón más aciano del grupo, “el pater”. Cada “gens” era una unidad política, económica, militar y religiosa. Cada “gens” tenía un territorio propio integrado por las viviendas de sus miembros, y los predios que cultivaban o hacían pastar a su ganado. Tenían sus propios dioses, un culto y ritos funerarios comunes.

Cicerón enumeraba las siguientes características propias de las gens:

1. Sus miembros son ingenuos (siempre han sido personas libres)

2. Ninguno de sus ascendientes fue esclavo

3. No sufrieron ninguna “capitis deminutio” (nunca perdieron ni el estado de libertad, ni el de ciudadanía ni dejaron de pertenecer a su familia).

Entre los miembros de la “gens” nacía un vínculo jurídico de gentilidad, que les otorgaba según la Ley de las XII Tablas, derechos sucesorios, en la herencia “ab intestato” (sucesión legítima, a falta de testamento) si no había herederos directos o agnados (parientes por vía masculina) próximos en grado. De entre ellos, a falta de agnados próximos se elegía el tutor, si éste no había sido designado por el “pater” en su testamento.

Al principio solo estaba constituida por patricios, pero luego fueron incorporados los plebeyos como clientes, y más tarde al permitirse el casamiento entre patricios y plebeyos, pasaron éstos a formar parte de ellas. La “gens” como institución perdió vigencia a comienzos de la época imperial.

Cliente (Roma antigua)

En el atrium un patrón recibe la salutatio matutina de sus clientes de mayor confianza, mientras otros esperan algo más alejados. Pintura histórica de Gustave Boulanger.

Para otros usos de este término, véase cliente.

Cliente (del latín cliens -plural clientes-, y este de cluere, "acatar", "obedecer"), en la sociedad de la antigua Roma, era el individuo de rango socioeconómico inferior que se ponía bajo el patrocinio (patrocinium) de un patrón (patronus) de rango socioeconómico superior. Ambos eran hombres libres, y no necesariamente se correspondía su rango desigual con las distinciones socio-familiares entre plebeyosy patricios; aunque, legendariamente, esta relación de patronaje se inició por Rómulo con el objetivo de fomentar los vínculos entre ambas partes de la sociedad romana, de manera que unos (los clientes) pudieran vivir sin envidia y los otros (los patronos) sin faltas al respeto (obsequium) que se debe a un superior. Cuantos más clientes tuviera, a más prestigio (dignitas) accedía un romano que pretendiera ser importante.1

Índice

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• 1 Características de la relación clientelar

• 2 La salutatio matutina, la sportula y los parasitus

• 3 Equivalentes de la clientela como institución social

o 3.1 En otras instituciones romanas

 3.1.1 En la Roma cristianizada

o 3.2 En otros pueblos

• 4 El concepto "relaciones patrón-cliente" en otros ámbitos

o 4.1 En las ciencias sociales

o 4.2 En la mafia y el cine

• 5 Referencias

• 6 Notas

Características de la relación clientelar[editar • editar código]

La condición del cliente, hereditaria, le hacía ser considerado parte la familia de su patrón, sometido a la autoridad del paterfamilias;2 así como miembro menor (gentilicius) de la gens de su patrón, con lo que estaba sometido a la jurisdicción y disciplina de la gens y podía acceder a sus servicios religiosos, incluyendo los ritos funerarios, siendo sus restos enterrados en su sepulcro común.3 Los libertos pasaban a ser clientes de sus anteriores propietarios.

Se identificaban con la relación patrón-cliente las relaciones que se establecían en el ejército romano (entre un general y sus soldados), entre el fundador y los habitantes de una colonia romana y entre el conquistador y el territorio conquistado (estado cliente).4

Las relaciones de clientela o de patronazgo obligaban a mantener fides ("lealtad" y "confianza" mutuas) entre patrón y cliente (o bien fides por parte del patrón y pietas5 -"devoción"- por parte del cliente6 ). Como consistían en acuerdos privados, quedaban fuera del control estatal; pero se consideraban una mos maiorum ("costumbre ancestral") y un vínculo de orden religioso, que incluía la dependencia al patrón para la consulta de los auspicia y las ofrendas a los lares. La Ley de las Doce Tablas (449 a. C., aunque recoge tradiciones orales muy anteriores) declara sacer7("maldito", expuesto a la cólera de los dioses) al patrón que defrauda la lealtad de su cliente. A partir de esta ley, los clientes llevaban como segundo nombre el de la gens de su patrón. La relación también tenía fuertes consecuencias jurídicas, puesto que no se permitía a patrones y clientes demandarse ante los tribunales ni testificar uno contra otro, y debían abstenerse de cualquier tipo de iniurias entre ellos. También tenía consecuencias militares, estando obligado el cliente a acompañar al patrón a la guerra y a contribuir a su rescate si era hecho prisionero.8

El cliente solía provenir de una familia

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