El individuo alienado
Enviado por Cassdry • 30 de Mayo de 2017 • Ensayo • 3.216 Palabras (13 Páginas) • 292 Visitas
El individuo alienado:
El hombre está alienado, es decir, se encuentra “ajeno” a sí mismo, vive desconociendo su propia esencia. Está alienación tiene lugar en todos los planos de la existencia humana –en el social, político, religioso y filosófico-; pero, todas las formas de enajenación tienen su fundamento y raíz en el trabajo, puesto que en éste estriba la esencia del hombre. Ignora su propia esencia y asume la animal. En lugar de significar la realización espontánea, plena y gozosa de su humanidad, el trabajo paraliza las actividades propiamente humanas e impide cualquier tipo de satisfacción intrínseca. En el trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega. Esta en lo suyo cuando no trabaja, cuando trabaja no está en lo suyo. El trabajador se siente cómodo, se siente como en su lugar propio y natural cuando no trabaja. Solo trabaja bajo la fuerza de una coacción, bajo la presión del hambre-: pero en cuanto esa presión desaparece, abandona el trabajo porque éste no constituye de por sí una fuente de satisfacción ninguna. Dicho con otras palabras, el trabajo se le ofrece al obrero como “trabajo forzado”, esto es, forzado por sus necesidades biológicas. Hay entonces, en primer lugar, una enajenación del trabajador respecto a su propia actividad, porque siente como que no le pertenece. La actividad que debiera experimentar como la más propia la experimenta el trabajador como sufrimiento, es decir, como lo contrario de una actividad. En segundo lugar, el trabajador está alienado respecto del producto de su trabajo. En el producto está el obrero mismo, porque aquel es su objetivación, algo en que ha puesto su propia persona: y sin embargo ese producto no le pertenece a él, sino al capitalista, al dueño de los medios de producción. En tercer lugar, que el obrero está alienado porque puede elegir su trabajo. Tanto para Marx como para Hegel, este concepto describe la siguiente situación que le puede sobrevenir a un sujeto: cuando no se posee a sí mismo, cuando la actividad que realiza le anula, le hace salir de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a la que él mismo propiamente es, decimos que dicho sujeto está alienado; la alienación describe la existencia de una escisión dentro de un sujeto, de un no poseerse totalmente y, como consecuencia de ello, comportarse de un modo contrario a su propio ser. Sin embargo, aunque Marx tomó este concepto de Hegel, hay importantes diferencias en el modo en que ambos filósofos la interpretaron: Para Hegel el sujeto de la alienación es la Idea (que algunos intérpretes de su pensamiento identifican con el mismo Dios), para Marx el sujeto es el hombre. Para Hegel la alienación consiste en el peculiar procedimiento por el cual la Idea se hace otra cosa radicalmente distinta de sí, se enajena y se hace Naturaleza; y las razones de este extraño destino son de índole teológica, pues tienen que ver con los planes de la Idea (Dios) para su propia perfección o autoconocimiento. En Marx la alienación se refiere a la explotación del hombre por el hombre, se refiere a la pérdida de autonomía y libertad de una clase social como consecuencia de la explotación a la que le somete otra clase social, principalmente por el hecho de existir la propiedad privada de producción. Marx considera que con la aparición de la propiedad privada se produce una circunstancia social totalmente nueva y que sólo podrá eliminarse con la abolición de dicha forma de propiedad. Podemos entender esta nueva situación si nos fijamos en la alienación en la sociedad esclavista: en esta sociedad el esclavo no se pertenece a sí mismo sino al amo; el amo puede disponer a voluntad del esclavo, de su cuerpo, de su mente, de su personalidad y sus habilidades. Cabe distinguir el individuo mismo, su actividad y los objetos producidos por su actividad; pues bien, en dicha sociedad, el esclavo no es dueño ni de sí mismo (carece de libertad completa, no puede hacer lo que quiera con su cuerpo, ni con su sexualidad, ni con su mente) pero tampoco es dueño de su actividad, ésta le pertenece al amo, como también le pertenece al amo el conjunto de objetos producidos por el esclavo (por ejemplo los objetos de su actividad manual, lo que obtenga por trabajar en el campo). Según Marx, lo mismo ocurre en el sistema de producción capitalista: aquí el hombre se hace cosa, mercancía, usada por el propietario de los medios de producción sólo como un instrumento más en la cadena de producción de bienes. La propiedad privada convierte los medios y materiales de producción en fines en sí mismos a los que subordina al mismo hombre. La propiedad privada aliena al hombre porque no lo trata como fin en sí mismo, sino como mero medio o instrumento para la producción. La alienación principal es la alienación económica, la alienación que se da como consecuencia de la estructura socioeconómica que descansa en la propiedad privada, pero no se agota en ella, pues también se expresa en la alienación religiosa, política, e intelectual. Podemos entender toda la propuesta filosófica de Marx como el intento de crear una filosofía que permita comprender las causas de la alienación (y en último término del sufrimiento humano) y encontrar su solución. La idea común a los diversos conceptos de alienación hace referencia a algo «ajeno» a sí mismo que el sujeto ya no controla, un bien que se vende, o un «yo» que se extraña. Alineación corporal: la alineación corporal es determinada en toda actividad funcional tanto del personal de salud como del paciente a su cuidado, para evitar lesiones. Conforme a la alineación corporal y a los objetivos que se persiguen, es necesario definir los términos postura y posición. La postura es la alineación corporal que se adopta espontáneamente en forma correcta o incorrecta. La posición es la alineación de segmentos orgánicos que se adecua intencionalmente con fines de comodidad, diagnósticos o terapéuticos. La alienación también puede ser social y suceder porque el sujeto esté inmerso en un sistema de poder social que le impida pensar libremente acerca de ese sistema o de la posición del individuo con respecto a ese poder y sus referencias identificatorias. La prohibición de pensar libremente amenaza, «de muerte», al raciocinio del ente humano, que ni siquiera puede reflexionar de sí mismo su conversión a esclavo al servicio del poder. Se trata de un individuo objetalizado por otro, cosificado por e instrumento del otro, sin derecho al pensamiento, ni a la palabra. Se descatectiza toda actividad del pensamiento. El individuo no puede preservar puntos de referencia identificatorios. Entonces el sujeto catectiza un discurso que piensa por él, decide por él y quién es Yo, le impone sus ideales y borra toda vivencia nombrable y perceptible de lo que está viviendo. De esta manera la alienación produce una idealización de la fuerza alienante. Es siempre en nombre de «una buena causa» que el sujeto se aliena, enajena su pensamiento. El adepto, combatiente o partidario de una causa atribuye a la fuerza alienante el poder de garantir la verdad de dicha causa. Se produce una idealización masiva de la función alienante. Por ello se trata de una patología de la idealización. Si se anula el pensamiento es por un buen motivo.
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