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Kant


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2014  •  Informe  •  687 Palabras (3 Páginas)  •  261 Visitas

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En primer lugar postula el autor su conocida, cometada y muy discutida idea de la buena voluntad. “Ni en el mundo, en general tampoco fuera del mundo, dice Kant, cabe pensar algo como bueno sin restricción, a no ser una buena voluntad.” Este concepto constituye la expresión más enérgica y precisa para definir su ética racional, frente a doctrinas morales de otra naturaleza. La buena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice: es buena solo por el querer, es decir, es buena en sí misma.

¿Pero cuál sería la condición de posibilidad para una buena voluntad buena? Yo creo saber cuál: esta voluntad tiene que estar gobernada por la razón. Se trata de una voluntad racional. Tal condición, apelando al autor, es la que garantizaría que la acción sea moral, es decir, que se realice por convicción y no por inclinación.

El concepto de voluntad lleva en su entraña la idea del deber, de exigencia interna, que jerárquicamente la precede. Por ello, una acción es portadora de valor moral si ella tiene lugar, no sólo conforme al deber, sino por deber, por ley. Esto es, no por la decisión de alcanzar objetivos, acaso ateniendo a motivos concretos, utilitarios, sino sometiéndose al principio del querer, ello es, a la ley general del acto bueno. “El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley”. El ejemplo del tendero da cuenta de lo que quiere justificar el autor. La clave estaría en entender, y este es el punto central del texto, que la acción se encuentra regida por el juicio moral, que encarna la buena voluntad, y que es en todo caso lo que ordena la razón individual. En otras palabras, entiendo que lo que sería universal en esta perspectiva, no sería cierto tipo de actos, que se consideren como buenos o malos, sino el que esos actos se rijan de acuerdo al deber y la buena voluntad. Eso lo interpreto de los ejemplos expuestos, como el de el hombre que sufre de gota, o el de amargo corazón, o el de el filántropo miserable.

Los talentos son buenos, pero también podrían ser malos, si no suelen estar acompañados de una buena voluntad. En Aristóteles, la ética está dispuesta a fines; se trata de una ética teleológica. Para Kant, la voluntad no debe enmarcarse en la inclinación, en el deseo, no debe ir más allá o más acá del deber. Por ejemplo, en Aristóteles, la naturaleza obra con un sentido de finalidad. Ésta ha dotado a los seres de este mismo sentido para su existencia. Intuitivamente, para el griego, estamos dispuestos para estos fines. Para la felicidad. Kant niega estas afirmaciones. La razón tiene una finalidad de suyo, por eso no sería necesario el instinto. La razón debe guiar los actos y actuar dentro del deber, esto quiere decir, actuar de acuerdo a la ley: se trata de una especie de obrar por obrar, por un principio general, una ley objetiva.

Este esquema responde a los postulados de la Crítica de la Razón Pura: la voluntad en Kant, la buena

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