MICHEL FOUCAULT. VIGILAR Y CASTIGAR: EL NACIMIENTO DE LA PRISION

José María Montero Martínez.

MICHEL FOUCAULT.

VIGILAR Y CASTIGAR: EL NACIMIENTO DE LA PRISION.

AUTOR.

Michel Foucault fue un filosofo francés. Este nació el día 15 de Octubre de 1926 en Francia (Poitiers). A lo largo de su vida sufrió depresión debido al acoso que sufrió por su orientación sexual. Uno de los motivos por los que se conoce a este importante autor francés es la crítica a la psiquiatría, la medicina y las prisiones. Cabe destacar la influencia de Michel Foucault por la filosofía alemana, sobre todo por el pensamiento del filósofo alemán Nietzsche. Además,  otro influyente fue Heidegger. De este autor alemán también afirmó que fue esencial en su vida y en su pensamiento. Entre sus obras mas notables están El orden del discurso y Vigilar y castigar. Murió el día 25 de Junio de 1984, a los 57 años en su país a causa de una grave enfermad del sistema nervioso relacionada con el SIDA.

RESEÑA DEL LIBRO.

En cuanto a las ideas principales que refleja este libro, cabe destacar la explicación de la evolución que ha experimentado el procedimiento de tortura y vigilancia desde los tiempos medievales hasta llegar a la edad contemporánea.

Para la introducción del tema del castigo, Michel Foucault se decanta por explicarnos que este ha tenido como pilar dos direcciones: por un lado, el daño corporal , es decir, las torturas; y por otro lado, el daño psicológico, que para él , este daño ataca el alma y los pensamientos. Un claro ejemplo es el encarcelamiento, pues el alma se daña debido a la ausencia de libertad.

En cuanto a la obra, esta se divide en cuatro capítulos. En primer lugar, “Suplicio”, seguido de “Castigo”, a continuación “Disciplina”, y por último pero no por ello menos importante “Prisión”. Como podemos ver, son nombres muy generales pero que en la obra serán descritos a la perfección y aclarados. Al mismo tiempo, estos cuatro capítulos están divididos en otras subdivisiones. El resumen lo elaboraremos de forma semejante a la estructura del libro, es decir, por capítulos.

PRIMER CAPÍTULO. “SUPLICIO”.

Es importante saber qué es el suplicio para poder llegar a entender qué nos quiere explicar el autor con este libro. El suplicio es el maltrato del cuerpo, pudiendo llegar en casos extremos a la muerte.  En este capítulo, Michel Foucault nos explica que el suplicio ha sido utilizado desde tiempos remotos. A través del suplicio, es decir,  a través de la tortura, se ha conseguido tanto obtener información deseada por aquel que esta torturando, así como para castigar al infractor, es decir, al torturado.

Este castigo debe de ser ejecutado de manera que consiga dejar una señal en el cuerpo de la víctima, o al menos en la memoria. De este modo, se conseguirá en gran medida que el culpable recuerde lo sucedido y así se evitará que vuelva a realizar otro delito. Es importante saber que el suplicio elimina el delito, pero sin embargo, jamás reconcilia. Se efectúa delante de todos los hombres para mostrar el poder de la justicia, esa misma justicia que habla a través de los gritos de dolor exhalados por el culpable.

El castigo en la antigüedad ha sido en proporción mas físico que psicológico, aunque realmente su evolución ha dependido de las culturas y sus correspondientes cambios. Como es obvio, constantemente, se ha tenido que enmendar las malas conductas aunque es un poco contradictorio, ya que a pesar de que fue muy práctico, puesto que se alcanzo su objetivo, se jugaba en ocasiones con la vida de las personas.

Como bien hemos comentado antes, todo dependía de que cultura o pensamiento fuera el ejecutor del suplicio, ya que por ejemplo, en la edad media este control caía en manos de la Iglesia por lo que castigaban tanto los crímenes como los pecados.

Pero como en todos los asuntos, las cuestiones evolucionan dejando de lado el suplicio por una corriente humanizada para otorgar el derecho al cuerpo humano de no sufrir, es por ello que se crea la guillotina. Para mas adelante cambiar el sufrimiento sobre el cuerpo por el sufrimiento del alma, arrebatándole al individuo todo aquello de poder que tenga y dejándolo sin nada durante un tiempo establecido por la justicia. En este caso se maltrata el alma encerrándola bajo la sentencia del poder.

La justicia penal era y sigue siendo el poder sobre los hombres y dicta la sentencia en correspondencia del delito cometido, es decir, no todos los infractores merecían la misma condena. Había sanciones de todo tipo: multas, simplemente el regaño de la ley, retirada de bienes, etc.

¿Pero como se dictaba tal sentencia?

Precedentemente como bien sabemos se obtenía la información provocando que hablara o se nombrándose culpable al individuo mediante la tortura, pero este nuevo “reglamento” no permitía dicha vía para obtener información y sin pruebas no se podía continuar el juicio, por ello también se fue evolucionando en temas físicos, químicos y psicológicos para garantizar la obtención de alguna prueba que dejara ver la culpabilidad de los infractores.

SEGUNDO CAPÍTULO. CASTIGO.

Foucault nos muestra como las personas y la sociedad en general se ponen en la piel del delincuente a la hora de la condena física y no tanto en ello, sino pensando que tal vez el juzgado no sea culpable. Es decir se enciende la luz del humanismo universal incluso en el poder judicial donde los jueces piensan antes como ser humano que como juez.

El veredicto de la condena comenzara a estar influido por el delito cometido, es decir, se castigara en relación al nivel de daño cometido (Ej: si una persona comete el delito de asesinato será condenado a la pena de muerte).

Todo este movimiento se dio en el S.XVIII, también debido a la falta de profesionalidad dentro del poder judicial por parte de la distribución de cargos, por ejemplo se podía heredar el titulo de juez o magistrado. Para terminar con este espectáculo en el que se jugaba con el destino de las personas la elección fue la creación de leyes, de forma que hasta los ciudadanos conocieran a que castigo o multa se enfrentaban si realizaban algún delito. De este modo el juez pasaría de decidir por si mismo a simplemente asignar a cada delito la ley redactada.

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