Metacomunicación: Ausencia y Presencia
Enviado por paullopez • 17 de Octubre de 2015 • Monografía • 3.646 Palabras (15 Páginas) • 307 Visitas
CAPITULO I
Metacomunicación: Ausencia y Presencia
“Cuando dejamos de utilizar la comunicación para comunicamos,
y la usamos para comunicar algo acerca de la comunicación...
utilizamos conceptualizaciones que no son parte de la comunicación, sino que se refieren a ella. Siguiendo la analogía con las metamatemáticas, hablamos aquí de metacomunicación" (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1981, p. 41).
Una lectura rigurosa de la cita anterior puede provocar una ligera confusión. Si se prescinde de aquello que refiere a dejar de “utilizar la comunicación para comunicamos” y utilizar “las conceptualizaciones que no son parte de la comunicación”, al menos queda como punto de partida la definición de metacomunicación como conceptualizaciones que se refieren a la comunicación. Sin embargo, en otra parte del mismo texto, se indica a su vez que “el aspecto relacional de una comunicación, siendo una comunicación acerca de la comunicación, es, por supuesto, idéntico al concepto de metacomunicación” (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1981). Es decir, metacomunicarse es algo que no está dado sólo por las “conceptualizaciones” sino que se refiere, también, a cualquier comunicación acerca de la comunicación, ya sea acerca de la relación, el discurso, o cualquier mensaje. A todo esto, cabe agregar que estos autores sostienen, además, que “la habilidad para metacomunicarse es la condición sine qua non de la comunicación exitosa” (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1981, p. 55).
Es decir, una comunicación no exitosa puede ser una que carezca de metacomunicación. Es así como, casi todos los casos de “comunicación patológica constituyen círculos viciosos que no se pueden romper a menos que la comunicación misma se convierta en el tema de la comunicación, en otras palabras, hasta que los comunicantes estén en condiciones de metacomunicarse…” (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1981, p. 94).
La metacomunicación, por tanto, para estos autores, es algo que puede o no estar presente en la comunicación. La comunicación patológica sería un caso en que se carecería de metacomunicación.
Aclarando lo Confuso y Oscuro
Para avanzar en un esclarecimiento de qué es aquello a lo cual se refiere la metacomunicación, resulta de gran ayuda acudir a Gregory Bateson, quien investigó y propuso originalmente el concepto. Para este autor, la comunicación debe ser considerada, entre otras cosas, a la luz de la teoría de los Tipos Lógicos (Russell y Whitehead) que diferencia entre niveles (tipos) lógicos de abstracción (clases y miembros). Así, “la comunicación verbal humana puede operar, y siempre opera, en muchos niveles contrastantes de abstracción. Estos forman una gama en dos direcciones, desde el aparentemente simple denotativo (‘el gato está en el felpudo’). Una gama o conjunto de estos niveles más abstractos incluye los mensajes explícitos o implícitos en que el tema del discurso es el lenguaje. Los llamaremos metalingüísticos. Al otro conjunto de niveles de abstracción lo llamaremos metacomunicativo (por ejemplo, ‘el hecho de decirle yo dónde estaba el gato fue amistoso’ o ‘esto es juego’). En estos casos, el tema del discurso es la relación entre los hablantes” (Bateson, 1985, p. 205).
En el primer nivel, se encuentran los “fenómenos metalingüísticos en que un mensaje denota otro mensaje” (Verón & Sluzki, 1971, p. 98). Un mensaje se refiere explícitamente a otro, es decir hay una referencia denotativa acerca de la comunicación. Es aquí donde debieran ubicarse las “conceptualizaciones” que se refieren a la comunicación. En el segundo nivel, encontramos el fenómeno relacional, que se vincula conceptualmente con la noción de connotación. “La connotación no se refiere a aquello de que se habla, sino a la manera en que se habla de algo... significados connotados y metacomunicación son aquí, pues, expresiones equivalentes” (Verón & Sluzki, 1971, p. 98). En un primer acercamiento, diremos entonces que lo metacomunicativo se distingue de lo metalingüístico en tanto lo primero equivale a lo connotativo y lo segundo es denotativo. Una comunicación explícita acerca de las características del lenguaje o de la comunicación (una “conceptualización” acerca de la comunicación) es una referencia metalingüística y no metacomunicativa.
Comportamiento y Metacomunicación
Quizás el axioma de la comunicación humana más conocido, de todos los propuestos por el Enfoque Interaccional, sea el que se refiere a la imposibilidad de no comunicar. Este axioma pragmático asume que toda conducta es comunicación, por tanto, la consecuencia lógica es obvia. Ahora bien, si no es posible no comunicarse, debiera ser imposible no metacomunicarse. La metacomunicación es constitutiva de toda comunicación. Sin embargo, nuestros autores señalan que la comunicación patológica constituye círculos viciosos que no se pueden romper a menos que “los comunicantes estén en condiciones de metacomunicarse”. Si no se metacomunican, los círculos viciosos patológicos se mantendrán. Se suma a esto, la sugerencia de que la metacomunicación o “aspecto relativo a la relación es de naturaleza predominantemente analógica” (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1981, p. 65), pero a su vez, lo analógico es “virtualmente toda la comunicación no verbal” (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1981, p. 63). Nos encontramos, por lo tanto, ante la difícil situación de tener que comenzar a metacomunicar (en forma no verbal) para resolver una situación relacional patológica. Es decir, contradictoriamente, la ausencia de metacomunicación favorece la aparición y mantención de patologías.
Lo que se refiere a la homologación entre analógico y no verbal ya ha sido discutido con anterioridad (Simonetti & Cortés, 1993), por lo cual revisaremos el otro aspecto. Una vez más nos encontramos con la con fusión entre lo metalingüístico y lo metacomunicativo. Lo que se desprende de la sugerencia que hacen Watzlawick, Beavin y Jackson, es que los comunicantes hagan referencia explícita (“verbal”) a lo que ocurre en la relación entre ellos (comunicación acerca de la comunicación). A esto lo denominan metacomunicarse, lo cual sitúa al fenómeno en una situación restringida denotativa. Si eso fuera metacomunicarse, obviamente existiría la no-metacomunicación. Sin duda, si se permanece en la “definición” extensa referida a la “comunicación acerca de la comunicación”, será posible entrar en innumerables contradicciones y, en definitiva, encontrarla inoperante.
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