Pedagogia

El mito de Prometeo habla de Epimeteo dándose cuenta que había gastado todas las facultades en los animales irracionales y que dejó sin equipar al género humano, cuando debía haber distribuido convenientemente entre todas las estirpes animales, incluido al hombre, aquellas cualidades que necesitarían para sobrevivir. Cuando Prometeo llegó a examinar la distribución hecha por Epimeteo y vio que, si bien todas las razas estaban convenientemente provistas para su conservación, el hombre estaba desnudo, descalzo y no tenía ni defensas contra la intemperie ni armas naturales. Entonces decidió robar a Hefestos y a Atenea el fuego y la habilidad mecánica y regalárselos al hombre. Pero así y todo, estos no tenían la vida asegurada porque Vivian dispersos y no podían luchar ventajosamente contra las fieras. Y aunque se reunieron y fundaron ciudades que les sirvieron de abrigo, al no tener el arte político, es decir, de convivir, terminaron ofendiéndose unos a otros y pronto empezaron a dispersarse de nuevo y a perecer.

Fue entonces cuando Zeus intervino y envió a Hermes a que trajese a los hombres el respeto recíproco y la justicia, con objeto de que fuesen principios ordenadores de las comunidades humanas y crearan entre los ciudadanos lazos de solidaridad y armonía.

Este mito nos ayuda a comprender más fácilmente la naturaleza y las tareas de la educación al contener algunas verdades importantes. Primera, que el género humano no puede sobrevivir sin el arte mecánico y sin el arte de la convivencia. Segunda, que estas artes, justamente por ser tales deben ser aprendidas.

Si estas artes, esta cultura, ningún grupo de hombres puede sobrevivir y la manera de transmitirlas es lo que distingue a las “sociedades primitivas” y las “sociedades civilizadas”.

Podemos definir “cultura”, apoyándome en lo escrito por Abbagnano y Visalbergui, como el conjunto de técnicas, de uso, de producción y de comportamiento, es decir, su modo de vida, mediante las cuales un grupo de hombres puede satisfacer sus necesidades, protegerse contra la hostilidad del ambiente físico y biológico y trabajar y convivir en una forma más o menos ordenada y pacífica. Las reglas que definen estas técnicas constituyen lo que se denomina comúnmente usos, costumbres, creencias, ritos, ceremonias, etcétera. Se puede decir, en resumen, que una cultura es el conjunto de las facultades y habilidades no puramente instintivas de que dispone un grupo de hombres para mantenerse vivo singular y colectivamente.

Reconociendo que sin su cultura un grupo humano no puede sobrevivir, es en interés del grupo que dicha cultura no se disperse ni se olvide, sino que se transmita de las generaciones adultas a las más jóvenes a fin de que éstas se vuelvan igualmente hábiles para manejar los instrumentos culturales y hagan así posible que continúe la vida del grupo. Esta transmisión es, en esencia, la educación. Pero la importancia de esta no sólo se yace en lo que se refiere a la vida o la supervivencia de cualquier grupo, sino también en lo que toca a la formación y el desarrollo de la persona humana.

No es de maravillarse, por lo tanto, que todos los grupos humanos traten de reforzar en sus miembros la conciencia de la importancia, el valor y la indispensabilidad de las técnicas culturales, y el modo más sencillo para reforzar tal conciencia consiste en atribuir o reconocer

...