Virtudes
Enviado por wonika7 • 28 de Octubre de 2014 • Ensayo • 1.293 Palabras (6 Páginas) • 228 Visitas
Son 3 las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Estas disposiciones del hombre infundidas por Dios (según los cristianos católicos) se perfeccionan con el ejercicio consciente y libre en nuestra vida que nos lleva a la perfección o al bien.
Evidentemente este no es el sitio para disquisiciones teóricas sobre religión, si bien en su vertiente de conocimiento humano nos permitirá relacionar las virtudes teologales con lasvirtudes financieras que todos debemos seguir en aras a conseguir el ansiado bienestar mental y material.
Si hay una fuente ancestral de sabiduría humana (y para los creyentes divina) ésta está en los diferentes escritos de las diversas religiones. En el caso que nos ocupa, veremos qué nos dice la religión católica respecto a las virtudes teologales, emanadas directamente de Dios según esta religión.
Las virtudes teologales se definen del siguiente modo:
Fe: Virtud por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado. Para vivir con fe no basta con tenerla, hay que practicarla y difundirla entre los demás. La fe financiera está en nuestra capacidad de gestionar nuestros ingresos, nuestro patrimonio y nuestros negocios y emprendimientos de una forma óptima, la práctica de este conocimiento en nuestra vida real y compartir con los demás esta ilusión financiera. Los emprendedores, los hombres de negocio, los directivos, los funcionarios inquietos y con metas, los y las cabezas de familia que buscan en su día a día la forma de ahorrar en sus gastos, obtener ingresos extras e invertirlos para sacarles rentabilidad adicional tienen fe en sus finanzas personales.
Esperanza: Virtud que nos hace aspirar al Reino de los cielos y a la vida eterna. Laesperanza financiera es ese pálpito que muchos tenemos de que con el esfuerzo, dedicación, estudio y apoyo mutuo con los demás llegaremos algún día a que nuestros sueños se hagan realidad y alcancemos un estado de bienestar económico que nos permita centrarnos en lo más importante: la felicidad de los nuestros.
Caridad: virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. Y cierra el círculo la caridad financiera. Una vida rica en dinero y pobre en afecto de los semejantes es un fracaso mayúsculo. Enriquecerse sin compartir los frutos no es una virtud, es un vicio, al menos a mi modo de ver.
NTRODUCCIÓN
Se llaman cardinales porque son el gozne o quicio (cardo, en latín) sobre el cual gira toda la vida moral del hombre; es decir, sostienen la vida moral del hombre. No se trata de habilidades o buenas costumbres en un determinado aspecto, sino que requieren de muchas otras virtudes humanas. Estas virtudes hacen al hombre cabal. Y sobre estas virtudes Dios hará el santo, es decir, infundirá sus virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo.
Mientras en las virtudes teologales Dios ponía todo su poder sin nuestra colaboración, aquí en las virtudes morales Dios las infundió el día del bautismo como una semilla, pero dejó al hombre el trabajo de desarrollarlas a base de hábitos y voluntad, siempre, lógicamente, movido por la gracia de Dios.
Estas cuatro virtudes son como remedio a las cuatro heridas producidas en la naturaleza humana por el pecado original: contra la ignorancia del entendimiento sale al paso la prudencia; contra la malicia de la voluntad, la justicia; contra la debilidad del apetito irascible, la fortaleza; contra el desorden de la concupiscencia, la templanza.
I. LA PRUDENCIA
1. Virtud infundida por Dios en el entendimiento para que sepamos escoger los medios más pertinentes y necesarios, aquí y ahora, en orden al fin último de nuestra vida, que es Dios. Virtud que juzga lo que en cada caso particular conviene hacer de cara a nuestro último fin. La prudencia se guía por la razón iluminada por la fe.
2. Abarca tres elementos: pensar con madurez, decidir con sabiduría y ejecutar bien.
3. La prudencia es necesaria para nuestro obrar personal de santificación y para nuestro obrar social y de apostolado.
4.
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