El Tercer Estado
Enviado por piti301179 • 19 de Agosto de 2013 • 17.434 Palabras (70 Páginas) • 410 Visitas
¿Qué es el Tercer Estado?
E.J. Sieyes 1
¿QUÉ ES
EL TERCER
ESTADO?
Enmanuelle J. SIEYES
¿Qué es el Tercer Estado?
E.J. Sieyes 2
¿Qué es el Tercer Estado?
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En tanto el filósofo no traspase los
límites de la verdad, no le acusáis de ir
demasiado lejos. Su función no es sino la de
fijar un objetivo y es preciso que lo con siga. Si,
permaneciendo a medio camino, osara alzar
su enseña, ésta podría resultar engañosa. Por
el contrario, el deber del administrador es
combinar y graduar su camino en consonancia
con la naturaleza de las dificultades... Si el
filósofo no se halla en el objetivo, desconocerá
donde se encuentra. A su vez, si el
administrador no alcanzó a divisar el objetivo,
ignorará a dónde se dirige.
E. J. Sieyes
El plan de este escrito es ciertamente sencillo. Debemos
responder a tres preguntas:
1. ¿Qué es el tercer estado? TODO.
2. ¿Qué ha sido hasta el presente en el orden político?
NADA.
3. ¿Cuáles son sus exigencias? LLEGAR A SER ALGO.
Veamos si las respuestas son acertadas. Sería de todo
punto erróneo que se tachará de exag eración a tesis que aún no
han sido debidamente probadas. Examinaremos a continuación los
medios que se han empleado y aquellos otros que será preciso
adoptar, a fin de que el tercer estado llegue efectivamente a ser
algo. En este sentido diremos:
4. lo que los ministros han intentado y lo que los propios
privilegiados proponen en su favor.
5. Lo que hubiera debido hacerse.
6. Lo que resta por hacer al tercer estado para ocupar el
puesto que le corresponde.
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CAPÍTULO PRIMERO
EL TERCER ESTADO ES UNA NACIÓN COMPLETA
¿Qué se necesita para que una nación subsista y prospere?.
Trabajos particulares y funciones públicas.
Todos los trabajos particulares pueden clasificarse en cuatro
clases:
1. En cuanto la tierra y el agua Rubén de la materia prima de
las necesidades humanas, la primera clase en el orden de las ideas,
será la de todas las familias vinculadas a los trabajos del campo.
2. Desde la primera venta de las materias hasta su consumo o
uso, una nueva mano de obra, más o menos numerosa, añade
aquéllas un valor adicional más o menos complejo. La industria
humana alcanza de este modo a perfeccionar los beneficios de la
naturaleza, y el producto bruto dobla, decuplica y aún centuplica
su valor inicial. Tal es la segunda clase de trabajos.
3. Entre la producción y el consumo, así como entre los
diferentes grados de producción, se establece una multitud de
agentes intermedios, útiles tanto a los productores como a los
consumidores; a saber: los comerciantes y los negociantes. Los
negociantes, quienes comprando sin cesa r las necesidades de los
diferentes lugares y momentos, especulan sobre el beneficio del
almacenamiento y transporte. Los comerciantes, quienes se
encargan, a su vez, de la venta, ora al por mayor, ora al por menor.
Tal género de utilidad caracteriza la te rcera clase de trabajos.
4. Además de estas tres clases de ciudadanos laboriosos y
útiles, que se ocupan del objeto propio al consumo y al uso, se
precisan aún en la sociedad una multitud de trabajos particulares y
cuidados directamente útiles o necesarios a la persona. Esta cuarta
clase de trabajos abarca desde las profesiones científicas y liberales
más distinguidas, hasta los servicios domésticos menos estimados.
Tales son, pues, los trabajos que sostienen la sociedad 1.
¿Sobre quien recaen?. Sobre el te rcer estado.
1 Para SIEYES, y a diferencia de los fisiócratas, es el trabajo y nueva tierra el fundamento del
valor. De hecho, muy tempranamente como se deduce de sus escritos económicos inéditos, el
Abate se has libre a u na embrionaria formulación del valor del trabajo. Así en su carta a los
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Las funciones públicas pueden igualmente, en el estado actual,
ordenarse sobre las cuatro conocidas denominaciones: espada,
toga, iglesia y administración. Resultaría superfluo analizarlas en
detalle para demostrar que el tercer estado integra los diecinueve
vigésimos de todas ellas, con la salvedad de que se haya encargado
de las más penosas y en general de todas aquellas que el orden
privilegiado rehusó desempeñar. Sólo dos puestos lucrativos y
honoríficos se hallan ocupados por los miembros del orden
privilegiado. ¿Puede considerarse ello un mérito?. Sería preciso a
tal efecto, o bien que el tercer estado rehusara a ocupar tales
puestos, o que resultara incapaz de ejercer tales funciones.
Bien conocida resulta, sin embargo, la realidad. Así, se han
usado establecer prohibiciones al tercer orden y se le ha dicho:
"Cualesquiera que fuera en tus servicios y tus talentos, solamente
podrás alcanzar determinado nivel, sin traspasarlos jamás. No es
bueno que se te honre." Raras excepciones a lo ante dicho,
percibidas como tales, no resulta sino irrisorias y el lenguaje
empleado en tales ocasiones, deviene adicional insulto.
Si bien una tal exclusión no es sino un crimen social y una
auténtica hostilidad para con el tercer estado, ¿podría al menos
resultar de utilidad para la cosa pública? ¿No se conocen acaso los
perniciosos efectos del monopolio? En efecto, si por una parte
desalienta aquellos a quienes excluye, no es menos cierto que
vuelve inútiles a quienes favorece. Por ende, es cosa sabida que
toda obra realizada en ajenidad a la libre concurrencia, resulta a la
postre más cara y deficiente.
¿Se ha reparado, por ende, en el hecho de que, al aceptar una
función cualquiera a un determinado orden de ciudadanos, debe
retribuirse no solamente al que tr abaja, sino también a todos los
miembros de la casta que no están empleados, así como a sus
respectivas familias? ¿Se ha prestado atención al hecho de que
cuando el gobierno deviene patrimonio de una clase particular, se
economistas puede leerse: "el trabajo es el que genera la riqueza. Es preciso diferenciar entre las
cosas que podemos
...