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Voy a sostener dos ideas:

1.Enseñar es una tarea de alta complejidad. Desde la perspectiva de la investigación didáctica, está claro que enseñar supone no sólo dominar los contenidos sino también comprender los procesos de apropiación desarrollados por los sujetos y generar las condiciones didácticas que hacen posible engarzar la enseñanza con el aprendizaje. La enseñanza exige tanto previsión como reflexión sobre lo realizado, requiere estudio, discusión, producción colectiva de conocimientos . Entonces, para enseñar, los docentes tenemos la necesidad y –sobre todo- tenemos el derecho de reflexionar sobre el aprendizaje de nuestros alumnos, de discutir con nuestros colegas sobre los problemas que detectamos, sobre los materiales bibliográficos que hayamos consultado, sobre las ideas que cada uno sostiene…En suma, tenemos derecho a trabajar con otros y a posicionarnos como sujetos productores de conocimiento y no sólo como ejecutores.

2. La posibilidad de hacer realidad este derecho está estrechamente relacionada con la posibilidad de transformar la enseñanza tendiendo a lograr la democratización del conocimiento también para los chicos, para que TODOS puedan asumir como propio el proyecto de aprender, para que todos –no sólo algunos- puedan posicionarse también como sujetos productores de conocimiento, como ciudadanos críticos.

Desplegaré estas ideas apoyándome en resultados de una investigación que desde hace tres años estamos desarrollando en SUTEBA, es un trabajo compartido con Beatriz Aisenberg, originalmente también con Gladys Bravo y, sobre todo, con varios equipos de docentes de la Provincia. Contempla dos aspectos centrales:

• Por una parte, es una investigación didáctica dirigida a aportar conocimiento sobre “Leer y escribir para aprender Historia”. Estudiamos el desarrollo en el aula de una secuencia centrada en la enseñanza y el aprendizaje de un tema polémico: la Revolución de Mayo. Como trasfondo de este tema específico, trabajamos sobre una cuestión esencial que, desde nuestra concepción, es un contenido transversal constantemente presente en la enseñanza de la historia: la idea de que la Historia (como ciencia, como estudio) no es una “ventana al pasado”, es decir que un texto de Historia NO nos dice “lo que pasó” (realmente) sino que nos muestra una reconstrucción posible de lo que pasó, hecha por un historiador o equipo de historiadores, desde una cierta perspectiva. No hay una sola visión de “lo que pasa” en un cierto proceso histórico, siempre hay más de una (reconstrucciones que, por supuesto, están ligadas a la perspectiva epistemológica y al compromiso ideológico del historiador).

• Por otra parte, nos proponemos avanzar en la re-conceptualización del trabajo docente, estudiando las condiciones que posibilitan la producción compartida de conocimiento sobre la enseñanza y el aprendizaje. Es por eso que tomamos como objeto de estudio –y analizamos cooperativamente- el trabajo compartido realizado tanto en el aula (durante el desarrollo del trabajo de campo) como fuera del aula –antes, durante y después de la puesta en práctica-. Es decir que estudiamos nuestras reuniones de planificación, de re-planificación durante el trabajo en el aula y de análisis de lo sucedido (todas estas reuniones fueron grabadas y por eso podemos volver sobre ellas).

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