FACULTAD DE HUMANIDADES: ESCUELA DE LETRAS TEORÍA LITERARIA

UNIVERSIDAD CATOLICA ANDRES BELLO

FACULTAD DE HUMANIDADES: ESCUELA DE LETRAS

TEORÍA LITERARIA

REPORTE DE LECTURA SOBRE EL ARTÍCULO ‘LA RESISTENCIA A LA TEORÍA’ ESCRITO POR PAUL DE MAN

ALUMNO: YARA DÍAZ PETROCELLI

C.I 27.272.577

El autor explica cómo por petición se le pidió que escribiera un ensayo con el fin académico enfocado en la teoría literaria donde explicara una lista de las principales tendencias y publicaciones del área, sintetizar y dividir las zonas problemáticas del campo de estudio y presentar un enfoque crítico y pragmático de las soluciones que se englobarían en un futuro previsible, todos estos puntos con una clara conciencia de que diez años después se le pedirá a alguien que repita el mismo ejercicio.

Intentó explicar el principal interés teórico de la teoría literaria pero partiendo de la fama que tiene la teoría y de la imposibilidad de su definición decidió  tomar un camino independiente sobre la creación del ensayo y se le suspendió la construcción del texto.

Él decide continuar el ensayo de manera autónoma, no con fines académicos donde comienza a establecer paralelismos de la enseñanza y la investigación con la teoría literaria. Conceptualiza la enseñanza como un proceso cognitivo en el que uno mismo y otro se relacionan de manera tangencial y por contigüidad. Y la investigación como una disciplina abierta que consta de métodos y áreas. La literatura como investigación afecta dos áreas complementarias: los datos históricos y filológicos y los métodos de lectura e interpretación. Estos métodos de comprensión son una disciplina también que aspira a evolución por medios racionales. En cuanto a la teoría es totalmente compatible con la enseñanza pero surge también la duda de si existe alguna tensión entre los métodos de comprensión y el conocimiento que nos aportan dichos métodos, si realmente hay algo en la literatura que permite una discrepancia entre verdad y método.

Entonces la investigación y la teoría ya no son necesariamente compatibles. La primera consecuencia de esta noción radicaría en que ya no es un hecho la noción de literatura como tal, ni la distinción entre historia e interpretación, ya que un método no puede acoplarse a la verdad de su objeto solo puede llegar a ilusiones. Cambios y evoluciones en la enseñanza literaria y lingüística revelan síntomas que esta dificultad es un objeto de atención inherente al discurso sobre la literatura. Una de las declaraciones sobre este tema afirma que la teoría es un obstáculo para la investigación, y consecuentemente para la enseñanza.

Una toma de postura general sobre la teoría literaria, no debería partir de consideraciones pragmáticas. Debería partir de consideraciones teóricas como la definición de la literatura, la distinción de los usos literarios y no literarios en el lenguaje, debería continuar con la estructura descriptiva de los diversos aspectos de los géneros literarios y con las reglas normativas que han de surgir en dichas clasificación. Cuál de los modelos se adapta mejor el fenomenológico o el escolástico. Cualquiera de las aproximaciones por las que se opte surgirán dificultades que la tarea más simple de la investigación podría terminar en confusión porque no es posible establecer sus límites. «Si la condición de existencia de una entidad es si misma particularmente crítica, entonces la teoría de esta entidad está destinada a caer en lo pragmático» (P. Man, 1990: pp. 11-37). Lo irresuelta historia de la teoría literaria indica que esto es lo que pasa con la literatura. El intento de tratar la literatura teóricamente tendría que resignarse al hecho de que debe comenzar por consideraciones pragmáticas.

Pragmáticamente, ha habido un fuerte interés por la teoría literaria. Esta ola de interés cede a medida que surge decepción al entusiasmo inicial, estos movimientos en forma de marea son naturales, pero no dejan de tener interés porque ponen muy de manifiesto la profundidad de la resistencia a la teoría literaria.

Las tendencias predominantes en la crítica literaria de Norteamérica de la década de los setenta no eran desfavorables a la teoría, si entendemos por teoría el establecimiento de la explicación literaria y de la evaluación crítica en un sistema de alguna generalidad conceptual.

Ningún autor antes de los sesenta se consideraba a si mismo teórico, ni tampoco sus obras provocaron reacciones positivas, negativas o polémicas como las provocadas por teóricos posteriores.

La Nueva Crítica es en muchos aspectos la personalidad e ideología de T. S. Eliot, una combinación de talento original, cultura tradicional, ingenio verbal y seriedad moral. «Los principios normativos de este ambiente literario son culturales e ideológicos más que teóricos, orientados hacia la integridad de un yo social e histórico en lugar de hacia la coherencia impersonal que la teoría requiere» (P. Man, 1990: pp. 11-37). El amplio consenso que une a estas tendencias es en su común la resistencia a la teoría.

El interés por estas consideraciones se basaría en hechos si no fuese por las implicaciones teóricas de la resistencia de la teoría. La posibilidad de hacer teoría literaria, ha pasado a ser algo conscientemente meditado y los que tienen algún progreso en el área son las mejores fuentes de información.

Se puede decir que se tiene una teoría literaria cuando la proximidad a los textos literarios deja de basarse en consideraciones, cuando el tema de debate ya no es el significado sino las modalidades de producción y de recepción del significado, y el valor previo. La relación entre el significado y la estética es una cuestión compleja, ya que la estética tiene que ver con la consecuencia del significado en vez de su contenido. La estética es un fenomenalismo de un proceso de significado y comprensión y puede ser franca por cuanto postula una fenomenología del arte y de literatura que bien puede ser lo que este en tela de juicio.

...