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LA FORMACIÓN DEL ORDEN INTERNACIONAL, S. XVI-XIX


Enviado por   •  24 de Mayo de 2017  •  Apuntes  •  2.204 Palabras (9 Páginas)  •  241 Visitas

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1 de julio de 2015.

LA PAZ DE UTRECHT

Grado en Estudios Internacionales.

LA FORMACIÓN DEL ORDEN INTERNACIONAL, S. XVI-XIX.

De: Alba Rodríguez Ordóñez

Para: Eva Botella Ordinas.

ÍNDICE

1. Introducción……………………………………………………………………………………………………..pág. 3

2. Características del acuerdo……………………………………………………………………………….pág. 4

3. Análisis del Tratado………………………………………………………………………………………….pág. 4

4. Consecuencias del Tratado……………………………………………………………………………….pág. 9

5. Bibliografía……………………………………………………………………………………………………..pág. 10

  1. INTRODUCCIÓN

En la Casa de Austria se encontraba Carlos II (1661-1700), que fue el rey de España durante 35 años. Su padre era Felipe IV (rey entre 1621-1665) y su madre era Mariana de Austria. Este permaneció bajo la regencia de su madre hasta que alcanzó la mayoría de edad en 1675.

 

Es importante destacar a que Carlos le llamaban el “Hechizado” debido a sus discapacidades físicas y psíquicas. Esto se debe a los sucesivos matrimonios consanguíneos de los miembros de la familia real. Estaba dotado de una escasa inteligencia, propenso a padecer enfermedades y estéril. Esto último acarreó un grave conflicto sucesorio.

La Guerra de Sucesión fue un conflicto internacional que duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713. Este conflicto desencadenó una guerra civil entre borbónicos. Carlos II en un testamento nombró a José Fernando de Baviera como su sucesor. Sin embargo éste muere en 1699, por lo que el rey de España tiene que cambiar el testamento. Y lo hace en favor de Felipe d’Anjou, nieto de Luis XIV de Francia (1643-1715), el famoso “Rey Sol”, de la dinastía francesa de los Borbones. Ante esta situación, algunas potencias europeas como Inglaterra temen la unión de las coronas española y francesa, y proponen como candidato al trono al archiduque Carlos de Austria, nieto de Leopoldo I de Habsburgo (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1658).

Da lugar a un conflicto en el cual se encuentran los Borbónicos por un lado y los Austracistas por otros. Este conflicto se denomina la Guerra de Sucesión, que como ya he comentado, no sólo supone un conflicto internacional sino también una Guerra Civil. Guerra Civil porque España estaba dividida; por un lado Castilla apoyaba a los Borbones, en cambio Aragón, Valencia, Cataluña y las Baleares eran Austracistas.

Carlos de Austria ocupó el trono tras la muerte de José I de Habsburgo. Esto supone la retirada de Carlos de Austria en el conflicto por la corona española. A partir de este momento se firman los acuerdos de Utrecht en 1713, donde se sientan las bases para acabar el fin de la Guerra de Sucesión española. Está formado por el acuerdo de Rastatt y Baden en 1714.

  1. CARACTERÍSTICAS

El tratado de Utrecht está formado por catorce tratados, divididos en tres grupos. Es un documento de origen público, sin un autor determinado, además de ser dee carácter político e histórico de tipología jurídica.

Las casas monárquicas; Casa de Saboya (origen italiano), de Brandeburgo (origen prusiano), de Austria o Habsburgo (origen en Centroeuropa), de Borbón (origen francés), de Estuardo (origen escocés), de Hannover (origen inglés) son las que firman el tratado a pesar de que en éste se hable de territorios.

El Tratado de paz de Utrecht tenía como objetivo un equilibrio entre las potencias europeas. Sin embargo, el fin logrado fue realmente otro, ya que Inglaterra, como principal promotora de los acuerdos, salió en una posición más favorecida hegemónicamente respecto al resto de potencias.

  1. EL TRATADO

En el Artículo 1º trata el objetivo principal del Tratado, es decir, el establecimiento de la “la paz cristiana, universal y perpetua” entre los dos soberanos mencionados en el preámbulo, entre sus herederos y sucesores. Habrá una paz cristiana y universal, y una perpetua y verdadera amistad entre el serenísimo y muy poderoso príncipe Felipe V, rey católico de las Españas y la serenísima y muy poderosa princesa Ana, reina de la Gran Bretaña; entre sus herederos y sucesores, y también entre los reinos, estados, dominios y provincias de uno y otro príncipe, en cualquier parte que estén situadas, como asimismo entre los súbditos de uno y otro; y se guardará y conservará esta paz tan sinceramente que ninguna de las partes intente con pretexto alguno cosa que sea perjudicial ni dañosa a la otra, ni pueda ni deba auxiliar ni ayudar con motivo alguno a quien intente o quiera causarla algún detrimento, y al contrario, estarán obligadas sus Majestades a procurar cada uno la utilidad, honor y conveniencia del otro, trabajando con el mayor cuidado en promover con nuevas demostraciones de amistad la paz que ahora se establece para que adquiera cada día más firmeza.        

En el Artículo 2º se deja por escrito que el rey católico Felipe V renuncia a los derechos de heredar el trono de Francia. Esto se acuerda en el Tratado debido a que se consideraba que la posible unión dinástica entre Francia y España podía “amenazar a la libertad y salud de toda Europa” puesto que la situación podía desembocar en una tiranía, además, se rompería con el equilibrio de poder[1] que se perseguía desde finales del siglo XVII.

En el Artículo 3º defiende que no sólo es necesaria la declaración de la paz si no que se debería aplicar una perpetua amnistía para que las hostilidades cesen de raíz en todos los territorios que estén bajo el mandato de la Casa de Borbón y de la Casa de Hanover.  

Relacionado a esto, en el Artículo 4º podemos ver como se expone que tras la aceptación del Tratado, todos los prisioneros de ambas partes y cada uno de ellos de cualquier estado o condición que sea, serán puestos en su primera libertad sin que se lleve precio alguno por ellos, pagando solo las deudas que hubiesen contraído durante el tiempo de su detención.

        

En Artículo 5º del Tratado de Utrecht se reafirma y se establece la mayor legitimidad política entre las partes, es decir, el rey católico Felipe V promete que sólo se reconocerá a la línea protestante de la Casa Hanover como legítimos gobernantes de la monarquía británica, que tanto él como sus sucesores deben respetar el reconocimiento de la reina Ana y de sus sucesores para así, dar mayor estabilidad al orden político internacional.

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