Los Archivos De La Represión
losly24 de Abril de 2015
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Los Archivos: qué son y para qué sirven
Para poder comprender mejor el tema tomaremos en cuenta algunos conceptos de Archivo.
Según el Consejo Internacional de Archivos (CIA), la palabra “archivo” tiene tres conceptos:
1. Conjunto de documentos sean cuales sean su fecha, su forma y su soporte material, producidos o recibidos por toda persona física o moral, y por todo servicios u organismo público o privado, en el ejercicio de su actividad, y son, ya conservados por sus creadores o por sus sucesores para sus propia necesidades, ya transmitidos a la institución de archivos competente en razón de su valor archivístico.
2. Institución responsable de la recepción, tratamiento archivístico, conservación y servicio de los documentos.
3. Edificio o parte de edificio donde los documentos son conservados y servidos.
Es decir, "archivo" es una palabra polisémica que se refiere tanto a:
• El fondo documental, como conjunto de documentos producidos o recibidos por una persona física o jurídica en el ejercicio de sus actividades.
• La institución o servicio responsable de la custodia y tratamiento archivístico del fondo.
• El edificio o local donde se custodia dicho fondo.
Entre las definiciones más completas del término “archivo” en su primera acepción, es decir como fondo documental se encuentra la de la archivera Antonia Heredia Herrera, la cual lo define como:
“Uno o más conjuntos de documentos, sea cual sea su fecha, su forma y soporte material, acumulados en un proceso natural por una persona o institución pública o privada en el transcurso de su gestión, conservados, respetando aquel orden, para servir como testimonio e información para la persona o institución que lo produce, para los ciudadanos o para servir de fuentes de historia”
Esta definición comprende los aspectos más importantes de los documentos de archivo, que son su carácter orgánico y seriado. A estos es necesario agregar el hecho de que los documentos de archivo son por definición documentos originales, cuyos caracteres internos o externos no deben ser alterados para evitar afectar su validez. También abarca y resalta la triple función del archivo, como fuente de información para el desarrollo científico, la salvaguarda de derechos de los ciudadanos y el Estado y la memoria institucional de los organismos del Estado.
La formación de la archivística como disciplina ha sido un proceso lento y complicado. En el lenguaje de los archivistas del siglo XIX y comienzos del XX, la palabra archivo solía aplicarse exclusivamente a los documentos de origen público, o que, emanaban de las instituciones reconocidas.
A partir de la década de los setenta y ochenta, la archivística se fue encaminando a materializar los principios de eficiencia y eficacia de la gestión documental. Este cambio se refleja en la imposición lenta y gradual de una visión integradora de la archivística. A pesar de que la Argentina nunca tuvo una tradición archivística muy fuerte, la reforma del Estado neoliberal de los años 90, la reducción del presupuesto y la privatización contribuyeron fuertemente al colapso del sistema de archivos. Actualmente se observa, una intención del Estado de recuperar sus funciones de responsabilidad social, a partir del desarrollo de distintas políticas públicas, referidas a la memoria, la defensa de los derechos humanos y la verdad histórica.
Cabe aclarar que la Archivística está inmersa en lo que Foucault denomina “formación discursiva” , está implicada en redes de producción y distribución de enunciados relacionados con el acontecer social y político de nuestra sociedad en un momento dado.
En la actualidad se presenta la necesidad de resignificar, reorientar, dar un nuevo sentido a los archivos. Los nuevos sentidos que se dan sobre la documentación no pasa por su reordenamiento (especialmente el físico, pero tampoco el intelectual) sino, entre otras, por la aplicación de nuevos paradigmas hermenéuticos, la recuperación y puesta en consulta luego del tratamiento archivístico pertinente.
Por ser fuente de derechos, una herramienta irreemplazable para la investigación histórica, y soporte de la memoria, los “Archivos de la Represión” han recibido durante la última década en la Argentina, una atención superior a la de otros archivos.
Los “Archivos de la Represión”
Los años setenta y ochenta del siglo pasado marcaron el comienzo de un importante proceso de desmantelamiento de regímenes políticos represivos en todo el mundo.
En América Latina a partir de los años ochenta se fue dando un proceso de liquidación de las dictaduras militares que habían dominado la totalidad de América del Sur entre las décadas de 1970 y 1980. Todas estas experiencias, con sus particularidades y excepcionalidades, llevaron a los regímenes posteriores a enfrentarse al mismo dilema: la transición hacia un gobierno democrático implicaba por un lado el compromiso de la sociedad para superar las vivencias traumatizadoras. Este dilema de memoria o olvido, supone que si se está con uno no se puede ser parte del otro.
Sea cual fuere el camino elegido para llevar a cabo la transición democrática, no cabe duda de que en la misma cumplirían un rol fundamental los archivos de las instituciones represivas.
“Tales archivos, que fueron absolutamente necesarios para el ejercicio de las actividades represivas, se convierten en el nuevo régimen político […] en un instrumento social insustituible para conformar las nuevas relaciones sociales”
Por ser fuente de derechos, los archivos en general, y los de la represión en particular, son un instrumento necesario para garantizar el ejercicio de los derechos individuales que la democracia suele disponer. Sin embargo son pocas las discusiones que se dieron y siguen dando tanto en el marco académico como dentro de la sociedad civil en lo que concierne a su tratamiento archivístico y conservación. Por estar ligados a experiencias traumáticas que despiertan sentimientos encontrados y especialmente por referirse a hechos de nuestra historia reciente, el tratamiento que se le dé a estos documentos definirá en gran medida el futuro de la sociedad en el seno de los cuales estos archivos fueron producidos.
Es también por la sensibilidad que estos documentos despiertan tanto en las víctimas como en los victimarios, que urge una discusión seria y una agenda a largo plazo que contemple todas las aristas que su conservación amerita.
La conservación de estos documentos es un supuesto indiscutible. Si estos no existieran no tendría sentido este análisis. Sin embargo, no pocas han sido las discusiones en torno a esta cuestión. La mundialización del desafío que representaban los archivos de la represión hizo necesaria la formulación de políticas globales a partir de la interacción entre los archiveros de los países que en ese momento atravesaban procesos de democratización con el fin de poner en común reflexiones, estrategias y recomendaciones. En esta dirección se encaminó el trabajo conjunto entablado por el Consejo Internacional de Archivos y la UNESCO a partir de la conformación de un Grupo de Expertos en “Archivos de la Represión de los régimen Recientemente Desaparecidos”.
El Proyecto UNESCO
Como fruto de ese trabajo conjunto lograron elaborarse una serie de recomendaciones generales en torno al tratamiento archivístico de estos Archivos de la Represión:
»Conservación
Esta cuestión parece trivial pero no lo es. Cabe recordar como ejemplo el caso de Grecia. Luego de la caída de la Dictadura de los Coroneles, los documentos producidos por el gobierno de facto fueron utilizados como prueba para llevar a cabo las acciones de compensación a víctimas del régimen y los juicios a los responsables. Sin embargo, una vez utilizados para estos fines los documentos fueron destruidos. La razón aducida fue la supuesta línea ética adoptada por el nuevo poder legislativo que juzgó no deseable la conservación de registros y archivos públicos que dejaran constancia acerca de aquellas personas vinculadas a actividades o actitudes consideradas como ilegales por el régimen anterior. El caso griego es paradigmático porque si bien los documentos fueron utilizados como pruebas en los denominados “juicios por la verdad”, su posterior destrucción dejó a la sociedad sin memoria histórica escrita de la represión. Otro de los problemas que la conservación de estos archivos podría ocasionar es su posterior reutilización para fines represivos. Es por este motivo que los archivos de la represión deben estar a cargo de instituciones archivísticas capacitadas para llevar a cabo tal tarea, regulando el acceso a los mismos para garantizar su integridad y la de los individuos allí mencionados.
» Legislación
Otra de las recomendaciones formuladas es que la legislación y el tratamiento de los archivos vayan de la mano durante el proceso de transición política. Por la importancia que estos documentos tendrán para las medidas de reparación y juzgamiento de los responsables, “la comunidad archivística en cada nación, desde las máximas autoridades públicas en la administración de archivos hasta el más humilde de los archiveros, deben impulsar el desarrollo legislativo de sus respectivos estados”
» Identificación, clasificación, descripción y gestión de los fondos
Los principios generales de la archivística son también válidos para los archivos de la represión, por lo que los principios de respeto a los fondos y a su orden original deben ser respetados.
•Identificación
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