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Reconocimientos


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2013  •  Tesis  •  3.076 Palabras (13 Páginas)  •  234 Visitas

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Reconocimientos

En 1902 totalmente solo, con 14 años de edad, sin hablar español y procedente de Líbano llegó a México Julián Slim Haddad, padre de Carlos Slim Helú huyendo del yugo del imperio otomano, que en aquel entonces obligaba a los jóvenes a incorporarse a su ejército, por lo cual las madres exiliaban a sus hijos antes de que cumplieran los quince años.

Ahí llegó Don Julián, joven, enérgico y lleno de entusiasmo e ideas, después de desembarcar en Veracruz y partir a Tampico, Tamaulipas, donde ya se habían afincado cuatro de sus hermanos mayores desde 1898 (José, Elías, Carlos y Pedro Slim) con la convicción de salir adelante junto con el país que los había recibido.

La madre de Carlos Slim, Doña Linda Helú, nació en Parral, Chihuahua. Era hija de José Helú y Wadiha Atta, inmigrantes libaneses que a finales del siglo XIX llegaron a México y luego de viajar por diferentes ciudades de la República, decidieron establecerse en la capital. José Helú trajo a México la primera imprenta en árabe y fundó una de las primeras revistas comunitarias para la colonia libanesa en este país.

Más tarde los hermanos Slim, cambiaron su lugar de residencia a la Ciudad de México y en 1904 Julián Slim, junto con su hermano José (trece años mayor que él) forman la sociedad mercantil llamada La Estrella de Oriente, bautizada así en honor a su lugar de origen. Se asociaron con un capital de 25,800 pesos, aportando el 50 por ciento cada uno de ellos. En mayo de 1914 y en plena Revolución Mexicana, Don Julián, con 26 años de edad, le compró a su hermano José el otro cincuenta por ciento por la cantidad de 30 mil pesos.

La Estrella de Oriente era una importante mercería ubicada en la Calle de Capuchinas (hoy Venustiano Carranza), que con el paso de los años y dada la enorme dedicación al trabajo de Don Julián así como su gran talento empresarial, para el 21 de enero de 1921, apenas diez años después de fundada la empresa, ya tenía mercancía por un valor superior a los 100,000 dólares, así mismo, para esas fechas, Don Julián ya había adquirido más de once propiedades en la zona, la cual era de las más comerciales, activas e importantes del centro de la Ciudad y por ende del país. El valor actual de la tienda sería superior a los 7 millones de dólares y el de las propiedades, alrededor de 28 millones de dólares.

Para el año de 1922, Don Julián contaba ya con un capital de $1,012,258 pesos entre propiedades, comercios y acciones diversas.

En agosto de 1926 Julián Slim y Linda Helú se casaron en la ciudad de México. Cuatro años más tarde nació su primera hija, Nour, dos años después Alma, después Julián y luego nacieron José, Carlos y Linda.

Gracias a su inteligencia y tenacidad en el trabajo, Don Julián Slim Haddad se convertiría en un prominente empresario y padre de familia ejemplar, que supo inculcar en sus hijos, tanto los valores morales, como la dedicación y conocimiento para el trabajo.

Las razones del éxito comercial de Don Julián Slim Haddad fueron simples: vocación, talento y trabajo. Don Julián se anticipó al pensamiento empresarial de su época, ya que tuvo un dominio profundo de la actividad comercial y ya en los años veinte hablaba de que el comercio eficiente era el que vendía grandes volúmenes, con márgenes reducidos y con facilidades de pago, factores que rigen a los grandes almacenes de descuento en la actualidad.

Cuando en 1927 la política migratoria mexicana dejó de ser favorable para muchos extranjeros y restringió la inmigración libanesa, Don Julián Slim, quien fungió como presidente de la Cámara Libanesa de Comercio por casi 20 años, (desde 1930 hasta que la misma se desintegró a finales de los 40), presentó exitosamente ante las autoridades de Gobernación un Memorial bastante extenso y bien argumentado que describía la actividad y características de sus connacionales y defendía sus derechos; gracias al contenido del mismo hubo para estos inmigrantes una resolución favorable. En un fragmento de dicho documento se lee:

“El libanés se caracteriza por su actividad en el trabajo, por su economía, por su sencillez, por la facilidad y prontitud con que aprende el idioma del país al que llega y en donde vive pacíficamente, en especial en aquellos que, como México, conservan un depósito sagrado de independencia personal y de amor a la patria”.

Durante su gestión en dicha Cámara, elaboró un censo de todos los empresarios libaneses establecidos en la República y junto con ellos participó activamente en la Campaña Nacionalista de los años 30, que tenía por objeto impulsar la industria mexicana, procurando comprar y consumir los productos hechos en México, a fin de beneficiar al comercio, el empleo y el desarrollo nacional. La campaña tenía como lema “consuma lo que el país produce”. Esta campaña, aunque contaba con el apoyo del Presidente de la República (Pascual Ortiz Rubio) no le costó un centavo al erario federal ya que fueron las diversas cámaras de comercio quienes aportaban los recursos para su difusión y promoción. Siempre propugnó para que los productos mexicanos sobresalieran y que México aumentara sus exportaciones. La participación de Don Julián en particular fue de las más presentes, importantes y dinámicas en este importante movimiento y fue una prueba de su magnífica capacidad de asimilación a la cultura de una tierra que asumió y defendió como propia. Es en esos años que solicitó y finalmente obtuvo la nacionalidad mexicana.

Reconocimiento a Don Julián Slim, padre del Ing. Carlos Slim, por parte del Organismo Relator del "Ejército de la Revolución", que en 1937 le otorgó el nombramiento de Presidente de Honor de este organismo por su amor demostrado a México y sus instituciones.

Carlos Slim Helú, nace el 28 de enero de 1940 en la ciudad de México, donde aprendió a muy temprana edad el valor de la familia como prioridad en la vida.

También desde muy niño, recibió sus primeras enseñanzas empresariales, ya que Don Julián les daba a cada uno de sus hijos una libreta de ahorros junto con su habitual “domingo” y semana a semana, a fin de que administraran sus ingresos y egresos, la revisaban con él, veían sus gastos, compras y movimientos, así es como siguiendo esta regla, los hijos de Don Julián llevaban sus propios balances personales e iban viendo como se desarrollaba su propio patrimonio. A partir de entonces para el pequeño Carlos la inversión y el ahorro se volvió parte de su vida, siendo esto para él su primer aprendizaje empresarial, mismo

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