Educación Emocional

Cuentos de niños aplicables a los adultos.. Educación emocional, que interesante y cuánta razón.

OVEJA AURORA:

Había una vez una oveja llamada Aurora que pastaba en la pradera. Aurora comía hierbaspara desayunar, para merendar y para cenar. “ñam, ñam”, hacía la oveja mientas comía. Madre mía, cómo se aburría. Por las noches, cuando no se podía dormir, pensaba en el lobo.. y le daba una envidia:

- Todos los días corriendo de acá para allá, aullando a la luna por la noche, cazando por la mañana, viviendo siempre aventuras.. ojalá yo fuera un lobo- decía la pobre Aurora. Luego se dormía.

Hasta que un día, la oveja se hartó de comer hierba y se compró un disfraz de lobo en una tienda. Después, fue al bosque a ser como un lobo, pero no le salía muy bien. La dentadura de plástico se le caía, el traje daba muchísimo calor y al aullar le salía algo así:

- ¡ AUUUUUUBÉEEEEEEEEEEEEE!

Cuando el resto de los animales la vieron, no se asustaron demasiado. En realidad, no podían parar dereír. Encima, un cazador la vio, pensó que era un lobo y empezó a disparar con su escopeta: ¡pim!, ¡pum!, ¡pam! Aurora tuvo que salir corriendo. Se sentó al lado de un árbol y empezó a llorar.

- ¿ Pero, qué haces así disfrazada? – pregunto el lobo-. ¿ Por qué lloras?

- Pues es que.. – respondió la oveja lloriqueando-, estaba harta de comer hierba y.. y quería ser un lobo.. , pero lo hago fatal.

- ¡ Pero mujer! – dijo el lobo secándole las lágrimas-. Cada uno tiene que ser lo que es.. A mí me gustaría ser una oveja y que no me persiguieran los cazadores, pero no es lo que soy. Quítate ese traje y vamos a jugar un rato.

Así fue como el lobo y la oveja se hicieron amigos. Aurora nunca más tuvo envidia del lobo porque todos los días jugaban un rato, que si ahora me persigues tú, que si ahora te persigo yo. Y la oveja nunca más se aburrió.

DELFIN CRÍSPIN:

Había una vez un delfín llamado Críspulo, al que todos llamaban Críspin. Críspin trabajaba en televisión y bailaba charlestón.. ¿ Qué no sabéis cómo se baila? Pues se baila dando vueltas como una peonza, pero saltando a la pata coja. Críspin, además, se ponía una nariz roja.

- ¡ Viva críspin¡! Viva delfin¡ - gritaban todos al verlo mientras aplaudían y reían.

Pero por dentro el delfín, tan contento, tan contento.., la verdad es que no estaba. Trabajaba mucho y cuando terminaba de trabajar, lo metían en una pecera pequeña pensada para un atún.

Un día, Crispín dijo basta y, dando un salto de campeón ¡fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuuuuuuuuuuuuuuuuu! Se salió de su pecera y se fue a vivir al mar. De un coletazo dejó la tele, el disfraz y el baile con nariz de cuando no era tan feliz. Descubrió lo grandísimo que esel mar, que casi no acaba nunca. Crispín llegó a un mar infinito, francamente

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