El monstruo de la comodidad

El Monstruo de la Comodidad

Nuestra sociedad ha sufrido muchos cambios a lo largo del tiempo, hoy en día no pensamos como lo hubiéramos hecho en 1930 ni nos vestimos como muchos lo hicieron en 1960 y mucho menos vemos las cosas de igual forma que lo habríamos hecho en 1980, porque cosas que tal vez en 1990 hubiéramos pensado que era imposible que existieran, hoy en día son cosas tan comunes que nos hace pensar que estábamos equivocados en pensar que no lo eran.

La sociedad ha crecido en todos los sentidos tanto económico como político y socialmente, pero más que nada muchos hemos sido testigos de que el mayor crecimiento ha sido tecnológicamente y este crecimiento se ha dado tan rápido que nos hemos visto en la necesidad de cambiar al mismo ritmo que ellos, porque si no lo hiciéramos posiblemente nos dirían que estamos “fuera de moda” o  que como ya estamos muy viejos “no lo entenderíamos” o simplemente seriamos criticados por la sociedad. Alejandra Diener nos presenta todos estos cambios en su libro “El monstruo de la comodidad”, nos habla de cómo hemos cambiado y de que a pesar de que nuestra sociedad ha logrado imposibles en vez de mejorar hemos empeorado. Nos muestra que ha habido un solo causante de todo, Alejandra nos lo presenta como un monstruo, como un invitado más en nuestra mesa y nos habla de que muchos lo hemos dejado entrar a nuestra vida pero muy pocos hemos logrado correrlo de ella y que este famoso amigo es ni más ni menos, que la comodidad.

Este invitado se dedica a realizar una serie de ataques en nuestra vida, ataques que son cruciales para cumplir su cometido; el primer ataque que realiza es contra los valores.

Durante todo este proceso de cambios en nuestra vida nos hemos olvidado de cosas muy importantes, las hemos dejado en el olvido porque creemos que no son necesarias para nuestra vida y una de ellas han sido los valores. Creemos que los valores no son más que un estorbo en nuestras vidas que no son necesarios y mucho menos incondicionales, pero que pasa cuando por ejemplo nos rayan nuestro coche lo primero que preguntamos es “¿Dónde quedo el respeto por las cosas ajenas?” o cuando los hijos les gritan a sus padres ellos dirán “en mi tiempo tenías que ser respetuoso con tus padres”, pero como exigir un valor tan grande como lo es el respeto cuando nosotros no lo practicamos, porque tal vez esa persona a la que le rayaron su coche, una semana atrás le pego al coche de su vecino porque era nuevo y no creía que se lo mereciera o ese padre que se queja de su hijo le reclamo el que hiciera una travesura en la escuela, pero sin embargo nunca le ha prestado la atención que necesita. Nos hemos vuelto personas que no quieren practicar ningún valor, pero si queremos exigirlos; y perdón pero la vida no funciona así.

Empezamos en la familia, donde se supone se debe empezar a fomentar los valores como el respeto, la tolerancia, la humildad, la responsabilidad, el orden, entre muchos otros pero que ha pasado, las familias cada vez son más desunidas y sin la misma importancia que tenía apenas hace 10 años. Los padres de hoy en día buscan ser “padres modernos”, prefieren tener una red social como Facebook y compartir cada movimiento que hacen para obtener likes, padres que quieren sentir que no han pasado de moda por el miedo a sentirse viejos, que prefieren contratarle una niñera a sus hijos para que se ocupen de sus necesidades o mejor aún comprarle una tableta a su hijo de 2 años para que no los moleste en sus reuniones sociales, porque hoy en día no queremos hacer nada preferimos usar las herramientas que tenemos a nuestro alrededor y hacerlo más práctico y que no nos requiere un gran esfuerzo como lo haría el cuidar a nuestros hijos o simplemente tenerlos me refiero a que hoy en día es más común encontrase a hombres o mujeres que prefieren mantener hijos ajenos a tener los suyos y entonces decimos ¿Cómo es esto posible?. Nietzsche alguna vez dijo “ni la comodidad, ni el bienestar material, ni la riqueza, ni el poder en el sentido tradicional constituyen los objetivos del superhombre” si todos los padres piensan que le están haciendo un bien a sus hijos al darle un celular último modelo cuando apenas empiezan a ir al baño solos o si piensan que el subir una foto y etiquetar a todos tus familiares los muestra como si fueran una familia unida, están equivocados porque lo único que lograran es todo lo contrario.

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