Habilidades Docentes
Enviado por RMMT • 13 de Abril de 2015 • 2.484 Palabras (10 Páginas) • 620 Visitas
PRESENTACIÓN
En el docente presente trabajo se presentan aquellas habilidades que debe tener un docente de educación inicial, desarrollando en el docentes diversas habilidades para que el proceso de enseñanza- aprendizaje sea más significativo, buscando que todos los procesos se deán correctamente y que las docentes desarrollen estas habilidades para que su papel y rol como educadora sea mejor dentro del proceso y como guía de este proceso.
HABILIDADES DOCENTES PARA UNA DIDACTICA EFECTIVA EN EDUCION INICIAL
¿QUÉ SON LAS HABILIDADES DOCENTES?
Son las capacidades que permite al docente promover en su labor un aprendizaje activo y significativo, además de motivación, mejorar la comunicación y relaciones afectivas. (ITESM, 2006).
Si bien es cierto, existe una gran diversidad de competencias que enmarcan el quehacer docente, las habilidades en las cuales se ha de enfocar nuestro estudio serán las que competen a nivel micro, es decir, a sus prácticas en el proceso de enseñanza-aprendizaje al momento de conducir su lección.
Por otra parte, la definición de habilidades obliga a considerar en la formación docente lo planteado por la UNESCO (1996) con relación a cuatro pilares del conocimiento que apuntan hacia una formación integral profundamente humana que reúne tanto aspectos personales, afectivos, actitudinales, intelectuales y habilidades como aquellos relativos a la relación con los demás. Estos son: aprender a ser, aprender a conocer, aprender a vivir juntos y aprender a hacer, los cuales están o deberían estar asociados a los distintos roles, funciones y tareas que debe ejecutar el docente en formación y tareas que debe ejecutar el docente en formación, en la cotidianidad de su acción pedagógica.
DIMENSIÓN PERSONAL
Está asociada al pilar del conocimiento: “Aprender a Ser”, lo cual implica situarse en el contexto de una democracia genuina, desarrollando carisma personal y habilidad para comunicarse con efectividad. Esta dimensión contempla el desarrollo global de la persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad, además del desarrollo de la creatividad e imaginación y de la capacidad para actuar de acuerdo a un conjunto de valores éticos y morales. Con esta perspectiva el docente de educación inicial deberá poseer en su haber personal o ser:
Salud física y mental, lo que favorece el desempeño eficiente de la función docente. Cuidado de su apariencia personal. Con estabilidad emocional. Seguridad en sí mismo, firme y con autoestima.
Manifestaciones de un adulto que enfatice el amor y el respeto cotidiano, con alta capacidad de expresión de sentimientos, con gran sensibilidad e interacción social.
Expresividad, con capacidad para la comunicación verbal, corporal y escrita; aunada a la capacidad de escuchar.
Capacidad de dar y recibir afecto, a fin de contribuir al desarrollo de la inteligencia emocional de los niños y las demás personas con las que interactúa en su quehacer profesional.
Paciencia, sensibilidad, alegría y espontaneidad en su quehacer cotidiano.
Empatía, que favorezca la compresión del otro y el abordaje efectivo de las diferencias individuales.
Congruencia en su sentir, pensar y actuar.
DIMENSIÓN PEDAGÓGICA PROFESIONAL
Esta dimensión se relaciona con los pilares del conocimiento “Aprender a Conocer” y “Aprender a Hacer”. Con el primero se enfatiza la necesidad de adquirir los instrumentos del pensamiento para aprender a comprender el mundo que lo rodea, al menos suficientemente para vivir con dignidad, desarrollar sus capacidades profesionales y comunicarse con los demás.
Se justifica en el placer de comprender, de conocer, de descubrir e indagar. Esto favorece la curiosidad intelectual, estimula el sentido crítico y permite descifrar la realidad, adquiriendo al mismo tiempo una autonomía de juicio. Además, implica conocer acerca de la cultura general y saberes específicos, lo cual requiere un aprendizaje permanente por parte del docente.
El segundo pilar (aprender a hacer) prioriza la necesidad de poder influir sobre el propio entorno. Este tipo de conocimiento es indisociable, en gran medida, al de aprender a conocer; pero el hacer está más estrechamente vinculado a los asuntos de formación profesional, tales como: ¿cómo enseñar?, ¿cómo poner en práctica lo conocido? y ¿cómo innovar en la acción?
En la dimensión Pedagógica-Profesional, este tipo de conocimiento requiere de un conjunto de competencias específicas asociadas al comportamiento social, la capacidad de iniciativa y la de asumir riesgos, además implica el desarrollo de habilidades que faciliten el trabajo con los niños, pero fundamentalmente debe aprender a trabajar en equipo. En el marco de esta dimensión el docente de educación inicial deberá ser:
• Amplio conocedor de los procesos de desarrollo del ser humano, particularmente en la etapa de desarrollo infantil.
• Capaz de valorar los progresos de la educación del niño y confiar en que es posible seguir mejorando.
• Informado acerca de las distintas modalidades de atención al niño de 0 a 6 años (convencionales y no convencionales).
• Planificador y evaluador de los procesos de enseñanza y aprendizaje con base en la observación, el diagnóstico, la investigación y la acción permanente.
• Hábil para el manejo de estrategias pedagógicas activas y eficaces, que fortalezcan el espíritu creativo y crítico del niño a su cargo. Para ello deberá adecuar, elaborar y emplear en forma creativa los recursos para facilitar el aprendizaje activo del niño.
• Conocedor de las tendencias pedagógicas actuales relativas a la atención del niño de 0 a 6 años.
• Diseñador de estrategias para la atención de los niños con necesidades educativas especiales.
• Investigador de los fundamentos filosóficos, pedagógicos, psicológicos, socio-culturales y ecológicos del currículum, en su acción educativa con una actitud reflexiva, crítica y comprometida.
• Conocedor del contexto nacional y local donde ejercerá su praxis educativa.
• Con una práctica pedagógica pertinente culturalmente, con un amplio concepto de atención de calidad al niño de 0 a 6 años en diferentes contextos.
• Promotor, planificador y ejecutor del trabajo diario bajo una percepción de proyecto social y educativo, amplio y pertinente, consustanciado con la realidad del entorno educativo
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