Notas de enfermería
Enviado por Kike SG • 2 de Febrero de 2016 • Ensayo • 4.423 Palabras (18 Páginas) • 578 Visitas
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Universidad
NACIONAL AUTONOMA
DE MÉXICO
Facultad de estudios superiores Zaragoza
Nombre: Sánchez Gutiérrez Carlos Enrique
Grupo: 3101
Disciplina: Enfermería
Reporte del libro:
Notas de enfermería: ¿Qué es y que no es?
Florence Nightingale
INTRODUCCION
“Notas de Enfermería”, es una obra realizada por Florence Nightingale, en la que nos da una percepción pionera después de catorce años de observación, experiencia y estudio, sobre el cuidado del enfermo y sobre como preservar la salud. Más bien, lo escribió con la intención de “dar pistas o ideas para pensar o también como ella decía para que fuera un “entrenamiento de enfermeras”.
Refleja una serie de experiencias vitales experimentadas en primera persona a lo largo de una vida dedicada a este arte.
La esencia de su obra, ha trascendido a lo largo de los años, porque su plena dedicación ante las necesidades de las personas enfermas, le permitió describir todos los detalles que contribuían a una correcta y plena atención al enfermo.
Pone especial énfasis, en general a todo el ambiente físico que rodea al paciente, tales como la higiene personal, tanto del enfermo como del cuidador, y de todos los elementos que intervienen en el proceso de cuidado y curación: instalaciones, limpieza, alimentación, ventilación, etc., así como la psicología en el manejo del paciente:
“La aprensión, incertidumbre, espera, aceptación, y temor a lo imprevisto hacen al paciente más daño que cualquier otra cosa.
Sus grandes dotes como observadora, la llevó a realizar una obra excepcional, cuyo reconocimiento fue plasmado en innumerables ocasiones (“Esta es la obra de un genio, si alguna vez vi alguno, o como dice su biógrafo “es el mejor conocido y en algunos aspectos el mejor de sus libros“, y que sirvió como base para el futuro de la enfermería y apoyo para cualquier persona que tenga a su cargo el cuidado un enfermo.
Florence Nightingale nació en Florencia (ciudad de la que toma su nombre) el 12 de mayo del año 1820 en el seno de una adinerada familia inglesa. Desde muy pequeña tuvo vocación de enfermera pero en aquella época no estaba bien visto que las mujeres adineradas se dedicaran a cuidar enfermos. Florence luchó contra las tradiciones victorianas de la época y se formó y estudió para ser enfermera a pesar de la oposición de sus padres que esperaban “algo más” de una señorita que debería moverse por los elegantes ambientes de la Corte inglesa. Le prohíben estudiar medicina, con lo que sólo consiguen que Florence espere a cumplir la mayoría de edad para hacer posible su decidida vocación por los estudios de enfermería. Viaja a Francia (Hijas de la Caridad de San Vicente), Italia, Grecia y Egipto donde visita diferentes hospitales y estudia los más modernos sistemas de asistencia sanitaria. Por último marchará a Alemania, donde ampliará su formación en la Escuela de Diaconisas de Kaiserswerth.
El mayor reconocimiento a Florence Nightingale vino por su labor en la Guerra de Crimea. Florence, como responsable de un grupo de 38 enfermeras, fue enviada al campo de batalla para atender a los heridos. Fue la primera vez que el ejército británico envió mujeres a un conflicto bélico. Su dedicación fue impresionante, atendió a más de 5.000 heridos, denunció a las autoridades las pésimas condiciones higiénicas en las que se encontraban los enfermos, recopiló datos estadísticos y empezó a cambiar el sistema de atención médica que hasta aquel momento se daba a los heridos. Cuidaba a los enfermos durante el día y la noche. Por la noche, siempre se dejaba ver atendiendo a los enfermos, acompañada de un pequeño farolillo turco, y fue por ello por lo que comenzaron a llamarla “La Dama de la Lámpara”.
Al volver de la Guerra de Crimea, Florence fue recibida como una heroína nacional, condecorada por la Reina Victoria y fundó, en 1860 la Escuela de Entrenamiento y Hogar Nightingale para Enfermeras en el Hospital de St. Thomas gracias a la creación de un fondo (“Fondo Nightingale”) para recaudar donativos y a la aportación económica de la misma Reina Victoria. Esta escuela contaba con un método teórico-práctico de la enseñanza y un marco ético conceptual muy bien definido.
Florence cayó enferma y tuvo que permanecer postrada en cama, lo que la impulso a realizar el libro “Notas de Enfermería”.
El Día Internacional de la Enfermera se celebra todos los años el 12 de mayo, aniversario del nacimiento de esta mujer.
Falleció a los 90 años, el 13 de Agosto de 1.910.
El contexto cultural, la estabilidad política y económica del Reino Unido, así como la posición social, el nivel de instrucción, su clara tendencia religiosa y el carácter perseverante de Florence Nightingale son piezas claves e imprescindibles para comprender como surgió su figura, así como para entender la dirección que tomó su labor en el campo de la Enfermería.
ANÁLISIS DE CONTENIDOS
“Yo utilizo la palabra enfermería a falta de otra mejor. Se ha limitado a significar poco más que la administración de medicamentos y la aplicación de cataplasmas. Pero debería significar el uso apropiado del aire, la luz, el calor, la limpieza, la tranquilidad y la selección de la dieta y su administración, y con el menor gasto de energía por el paciente”, (Pag. 2).
I. Ventilación y Calefacción
Según Florence Nightingale, la primera regla de enfermería es: ``mantener el aire que respira tan puro como el aire de fuera’’
El aire debe entrar en la habitación siempre desde el exterior y por las ventanas por las cuales penetre el aire más fresco. También es necesaria la ventilación de las camas.
Las habitaciones desocupadas suelen estar cerradas, al igual que las ventanas y con las cortinas corridas. Cuando llega el paciente a esa habitación, el aire esta húmedo y sobrecargado, un medio muy apropiado para cultivar cualquier enfermedad.
No hay que confundir que el hecho de que se abran las ventanas conlleve que el paciente coja frío. Lo que hay que hacer es ventilar previamente preparando un buen fuego. Debemos mencionar que el aire de la noche es mucho más puro.
Una enfermera no preparada, cerraría todas las ventanas para mantener el calor, pero esto provocaría un gran retraso en la recuperación del paciente, incluso intensificando la enfermedad.
Debe haber una salida del aire que el paciente produce y una suficiente entrada del aire exterior.
Una buena enfermera estará pendiente y cuidará de que el enfermo mantenga el calor, esto se puede controlar tocando los pies y las piernas con la mano. Hay que tener especial cuidado con los enfermos febriles, por la noche tendrán los pies y las manos ardiendo y por la mañana estarán helados.
Lo que un enfermo expulsa fuera de su cuerpo es altamente peligroso, sobre todo en ciertas enfermedades. Por ello no solo hay que cuidar la buena ventilación, sino que hay que retirar rápidamente todo lo que el paciente excreta.
Es de suma importancia la existencia de una tapa para los utensilios. La tapa evita las malas emanaciones de los excrementos. No por ello debemos dejar los utensilios sucios, sino que deben ser limpiados cada vez que se vacían.
Durante la ventilación, el aire tiene que venir de fuera, hay que encender un buen fuego para mantener el calor, las puertas deben estar cerradas y hay que tener mucho cuidado con las corrientes. Hasta que se cierren las ventanas las puertas se mantendrán cerradas para evitar corrientes.
Toda esta serie de consideraciones fueron pensadas por Florence como consecuencia de la experiencia en los cuidados de enfermería. No le faltaba razón. La realidad científica avala todas sus hipótesis y su buena praxis. Hoy en día toda su teoría sobre la ventilación de las habitaciones de los enfermos, ha quedado demostrada científicamente. El dióxido de carbono, los gérmenes nocivos, expulsados por los pacientes, han de ser liberados de las habitaciones al tiempo que entra aire puro cargado de oxígeno. Circunstancia primordial en la recuperación del paciente.
II. Salubridad De Las Casas
La casa debe de disponer de aire puro, agua pura, desagües eficaces, limpieza y luz.
Resalta la importancia de la limpieza, tanto dentro como fuera de la casa, ya que si no hay limpieza, la ventilación no sirve para nada, pues lo único que se logra es trasladar la suciedad de un lugar a otro.
III. Administración Y Cuidado De Los Pequeños Detalles
Hay que saber conseguir que el cliente haga lo mismo cuando estamos allí que cuando no lo estamos.
De igual modo hay que ser puntual a la hora de realizar todas las tareas de enfermería, y el silencio es fundamental que se mantenga a partir de las 22 horas.
Una habitación deshabitada puede ser un foco de contaminación al carecer de ventilación y limpieza.
Siempre hay que decirle al paciente cuando vas a estar ausente, cuando vas a volver y si te vas por un día o por varios, ya que la falta de información puede causar desconfianza en el paciente.
Lo importante no es como puedo yo hacer una cosa concreta por mí mismo, sino como puedo yo asegurar que se haga siempre, aunque yo no esté.
IV. El Ruido
El ruido innecesario, o ruido que crea inquietud en la mente, es aquel que daña al paciente.
El hecho de mantener una conversación ruidosa junto a la habitación del paciente, le crea expectación y nerviosismo, con lo que aumenta su fatiga. De igual manera, si se mantiene una conversación en voz baja la atención del paciente tiende voluntariamente a escuchar, y esto le va a crear irritación. Es mejor entrar comunicarle las cosas directamente al enfermo, cuando se estime oportuno.
Hay que destacar que si un paciente es despertado en su primer sueño, difícilmente podrá volver a dormirse. Y la falta de sueño puede provocar una intensificación del dolor e irritabilidad en el cerebro.
Los vestidos femeninos (de crinolina) hacen un ruido innecesario. El ruido innecesario, por muy insignificante que sea, molesta más que el ruido necesario, aunque sea mucho más intenso. Una buena enfermera se asegurará siempre de que ninguna puerta o ventana cruja o chirríe, y ninguna persiana se agite.
Toda prisa o agitación es particularmente dolorosa para el enfermo. Necesita que se le preste total atención cuando hay asuntos que le atañen. Una buena manera es sentarse a escuchar, prestar atención e irse cuando el tema haya finalizado.
A la hora de hablarle al enfermo, con el fin de molestar lo más mínimo posible, hay que colocarse en su campo visual, para que no tenga que mover la cabeza para mirarle.
No hay que dar lugar a que el paciente repita un mensaje o petición, especialmente si es algún tiempo después, obligando al paciente a hacer un esfuerzo de memoria o, lo que es peor, de decisión otra vez. Si ofrecemos un pensamiento, en especial si éste requiere una decisión, y lo hacemos violentamente produciremos daño al enfermo.
Los pacientes tienen pavor a lo imprevisto. Es absolutamente esencial que una enfermera tome como norma no salir de manera imprevista de detrás de la puerta.
La enfermera no debe pedirle que hable a un paciente que está paseando, con el fin de hablarle. La enfermera no debe pedirle que hable. Es muy grande el cansancio que representa el acto de moverse para el corazón, pulmones y cerebro del enfermo débil.
Con frecuencia ha muerto gente por sobresfuerzo o periodo de excitación, habiéndose declarado en su momento que “no les hizo daño alguno”. No hay que recostarse, sentarse o tocar la cama del enfermo. En la cama o en el sofá el enfermo sentirá por todo su ser cada sacudida que le da.
Es importante para todos los que visitan al enfermo que vuelvan a verle después de haber mantenido una conversación entre ambos, porque es ahí donde va comprobará su estado real.
La indecisión es lo que más temen los enfermos: un cambio de opinión daña siempre más al paciente que si se le da a tomar la decisión más temida o difícil. La concisión y decisión en los movimientos de la enfermera son tan necesarios como el que no haya prisas ni barullos.
Es necesario que el enfermo se encargue sólo de sí mismo, y no de otros aspectos como la puntualidad, perseverancia, disponibilidad, o serenidad de su enfermera.
El paciente siempre prefiere que le digamos las cosas de forma verbal a que se le lea. En cuanto a la lectura en voz alta al enfermo, hay que tener en cuenta algunas consideraciones:
* Cuando se tiene fiebre, o mucho cansancio cerebral, el esfuerzo de escuchar la lectura en voz alta produce delirio. En el caso de que hubiese algún tema que debe leerse al paciente, hay que hacerlo más bien despacio, de forma clara y no demasiado larga.
* El hábito de leer para sí mientras leemos para un enfermo resulta una total desconsideración que al enfermo le provoca sufrimiento.
En las casas construidas de forma frágil, cada paso en la parte de arriba se oye en toda la vivienda, lo que hace sentir al enfermo que “tiene a alguien sobre su cabeza”, y es muy incómodo. Es mejor colocar al paciente en la parte de arriba de la casa.
Por último, el efecto de la música de los instrumentos de aire y de cuerda, de sonido continuo, produce una influencia beneficiosa en el enfermo, mientras que los instrumentos que no tienen continuidad en el sonido (como el piano) producen el efecto contrario.
V. La Variedad
Como enfermera se debe de tener el concepto de variedad como un medio de recuperación. Hay que destacar que la mayoría de los casos depresivos se hallan en pacientes sujetos a una monotonía de cosas a su alrededor.
En estados febriles el más agudo sufrimiento se siente al estar dentro de un sitio sin posibilidad de ver una ventana y un paisaje. Las ansiedades se intensifican mucho en aquellos enfermos que nunca pueden cambiar de lugar. Sienten como si sus preocupaciones le persiguieran.
La variedad de objetos, el color, la forma y el brillo son necesarios para su recuperación. Pese a que se desconoce el modo de cómo estamos influidos por ello, sabemos que producen una influencia real, física, y no solamente mental o imaginaria.
Las flores o plantas se tienen como insalubres. Pero en realidad absorben mucha cantidad de ácido carbónico y desprenden oxígeno. Además, proporcionándole al enfermo una discreta variedad como las flores podemos aliviar su estado de nervios.
Las dolorosas impresiones del paciente se alivian provocando una risa, mediante un libro o una conversación, o con la forma, el color y la luz de la naturaleza, que con un razonamiento directo.
La falta absoluta de empleo manual del enfermo le produce irritabilidad. Es necesario procurarle la mayor variedad de tareas y entretenimientos con los que él pueda disfrutar. Un poco de trabajo de aguja, escritura y limpieza sería el mayor alivio para el enfermo. La lectura, en cambio, no es tan relajante.
VI. Alimentación
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