Tormento
Enviado por neftariel • 31 de Diciembre de 2011 • Informe • 3.456 Palabras (14 Páginas) • 643 Visitas
Sitúe el pasaje en la novela, precisando su carácter transitorio en la existencia y psicología de Pedro Polo.
El fragmento a analizar forma parte de la novela de Pérez Galdós “Tormento”. Publicada en 1884, Tormento se encuadra formalmente entre otras dos grandes obras: “El Doctor Centeno” y “La de Bringas”, con las cuales está emparentada al compartir algunos de sus personajes. Narra la historia de amor entre Agustín Caballero, un hombre de clase social alta y Amparo, una mujer de origen humilde. Pero Amparo esconde un secreto que considera vergonzoso y que la obliga a conducirse con circunspección al respecto. Las dudas de la muchacha y las intrigas que se tejen en torno a su inminente enlace constituyen el meollo de esta historia de amor, mentiras y envidias. La trama como en muchas novelas de Galdós es totalmente costumbrista, pero con la diferencia fundamental de que el escritor, valiéndose de sus formas y recursos relata una minuciosa crónica de la sociedad del siglo XIX , presentando unos personajes que forman un dibujo social de Madrid en 1867, muy poco antes de la revolución (transcurre entre noviembre de 1867 y febrero de 1868).
Si nos atenemos a una de las posibles divisiones realizadas por estudiosos de la estructura novelística que han estructurado la novela en cuatro partes, este fragmento, que se sitúa al comienzo del capítulo XXV, formaría parte de la tercera parte (capítulos XXV al XXXVIII), en el que se resuelve la incógnita, ese pasado que Tormento teme revelar a su pretendiente y que tras el regreso de Don Pedro Polo saldrá a la luz, frustrándose su matrimonio con Don Agustín Caballero. Ya hemos traspasado el ecuador de la novela y conocemos, más por intuición lectora que por explicidad (asegúrate de que la palabra existe)literaria, los desaires amorosos del pasado entre nuestra protagonista Amparo y el sacerdote Pedro Polo. Amparo, que vive angustiada y en constante zozobra por miedo a que su secreto salga a la luz, frustrando su ansiado matrimonio y mancillado su honor, recibe una carta de su antiguo amante, el clérigo Don Pedro Polo. Conoce así nuestra heroína? el paradero de Don Pedro Polo, que ya se nos había anunciado en el capítulo XVIII. El sacerdote ha decidido ponerse en manos de su amigo el padre Nones para “salvarse de la deshonra, de la muerte y de las llamas eternas” (pág. 140, Alianza). Para ello deberá pasar un tiempo en la dehesa toledana de El Castañar mientras espera su embarco definitivo a Filipinas como curato. En la misiva, el sacerdote relata cómo el llevar una vida rústica y penitente ha dado sus frutos, haciendo de él una persona nueva y rejuvenecida, al tiempo que le confiesa a Amparo, rompiendo una de las condiciones impuesta por el padre Nones, su idea de partir hacia las Indias, pese al dolor de la separación.
Este fragmento engarza con otros dos momentos claves de la novela. Uno anterior, cuyo desarrollo tiene lugar en el capítulo XVIII, en el que conocemos la propuesta y casi imposición que hace el padre Nones a Don Pedro Polo de partir al campo y posteriormente a Filipinas; y otro posterior, en el capítulo XXVIII, en el que se relata el truncamiento de esta decisión que aseveraba como irrevocable. Conoceremos pues, el arrebato de ira y el cambio en la decisión de Pedro Polo al enterarse del futuro matrimonio de su amada con Caballero. Pedro Polo, actuando de una forma que nos sorprende, decide regresar a Madrid y hacer todas las barbaridades posibles para recuperar a Amparo e impedir su boda. De este modo, el interés de la misiva del capítulo XXV sólo recae en que Amparo Sánchez Emperador conozca lo que nosotros, como lectores, ya sabemos: la que parece la marcha definitiva de su tormento particular.
Emparentada con Tristana en el sentido de que presenta tres personajes centrales (una joven pobre, un hombre mayor y con posibles y otro joven como interés romántico), la obra galdosiana presenta un triángulo amoroso entre estos tres personajes, cuyo carácter es analizado de forma detallada y profunda. Amparo, eje principal, aparece definida como una mujer sin carácter, vacilante, juguete pasivo de las circunstancias. No faltan estudiosos que ven en Amparo a una maestra del engaño que consigue burlar no sólo a los demás personajes de la novela sino también al lector y al propio narrador utilizando diferentes máscaras que se corresponden con los tres nombres que se emplean en la novela para referirse a ella: Amparito, Tormento y Emperadora. Amparito es la huérfana pobre y virtuosa que enamora a Agustín Caballero, Tormento es la amante del cura Pedro Polo y la Emperadora es la máscara que corresponde a la mujer dell rico indiano. Pero dejando al margen estas consideraciones un tanto polémicas, lo cierto es que nosotros no dejamos de ver a Amparo como una muchacha humilde que vive sometida a los abusos de la señora de la casa, Rosalía. Es una mujer incapacitada para las emociones fuertes. Así, no parece que fuera la pasión lo que la arrastró a Pedro Polo sino más bien la debilidad, mientras que a Agustín Caballero sólo le une un apacible afecto. Incluso su intento de suicidio es más fruto de la cobardía de enfrentarse cara a cara con la realidad que de la desesperación. Pedro Polo sea quizás el personaje más inquietante. Es un clérigo que ha roto sus votos al tener una historia amorosa con Amparo. .Su situación ha empeorado mucho desde El doctor Centeno. Ha perdido a su enamorada al igual que su trabajo en la escuela, su capellanía y sus licencias eclesiásticas. De los personajes de Tormento es el que se da mayor cuenta de que el papel que hace de cura es falso y contrario a su personalidad romántica e irascible. Es un hombre “sanguíneo, tirando a bilioso”, de carácter fuerte y visceral que ahora vive en la más absoluta miseria consumido por la pasión. Una figura trágica, víctima de sus actos, pero hasta cierto punto más humana que Amparo, quien pese a confesar que recuerda con repugnancia sus relaciones con el sacerdote, siente lástima de él.
Pedro Polo tiene su contrapunto en el padre Don Juan Manuel Nones, clérigo sin mácula, firme de espíritu y de carácter templado, que intentará ayudar a su amigo de forma afectuosa y también autoritaria. Cuando Pedro Polo confiesa su gran pecado a su amigo Nones, éste, tras un jugosísimo discurso ejemplarizante sobre el pensamiento de la Iglesia decimonónica de su tiempo (pág.137, Alianza), le ofrece la salida de la liberación mediante el campo y la distancia. ¿Por qué acepta Pedro Polo y qué le hace cambiar a posteriori? Pedro Polo necesita recuperar su naturaleza de hombre y “no prolongar por más tiempo la falsificación de su ser” y, aunque no lo logre, este aspecto ennoblece y nos hace más sincero su personaje. Recordemos que en el caso de nuestro religioso,
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