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EL PODER DE LA GERENCIA ETICA


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2013  •  2.962 Palabras (12 Páginas)  •  394 Visitas

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EL PODER DE LA GERENCIA ETICA

El ejercicio de la ética es probablemente uno de los asuntos más urgentes que atender para mejorar la calidad de la práctica profesional hoy en día. En un momento en que nuestras organizaciones empresariales y organismos públicos están inmersos en la búsqueda de alternativas y consensos para lograr competitividad, consolidación económica y credibilidad social, son importantes los esfuerzos que contribuyan a la creación de una conciencia colectiva en torno al valor de la integridad como forma legítima de lograr resultados efectivos en cualquier aspecto de la vida.

Con este trabajo pretendemos aportar algunas consideraciones e ideas respecto a cómo encarar los dilemas éticos a los que se enfrenta un gerente en su ejercicio cotidiano, sea en la empresa privada como en la gestión pública. Trataremos del poder real que posee la creación de un ambiente ético en el logro de los resultados organizacionales, y describiremos los principios en los que se fundamenta el éxito de las personas y organizaciones con altos valores éticos.

Estamos concientes del riesgo que supone abordar el tema de la práctica gerencial ética. Dondequiera que miramos hoy encontramos signos de un deterioro ético acrecentado, tanto en la conducta profesional individual, como en la práctica familiar, comunitaria, institucional y hasta nacional. Pero creemos firmemente que de todos modos tratar el tema no es un desperdicio intelectual. Es más, estamos seguros de que estas reflexiones son lo más importante y urgente que podemos aportar en estos momentos a la sociedad, no solo para la edificación de los demás, sino sobre todo para fortalecer nuestras propias convicciones sobre el particular.

Un paradigma distorsionado sobre el éxito

En el mundo de los negocios es común escuchar sobre "empresarios" caídos en desgracia porque han hecho "inversiones temerarias" que los han dejado sin liquidez para responder a las expectativas de sus clientes y socios comerciales. En la administración pública, con frecuencia se hacen denuncias y sometimientos a funcionarios involucrados en desfalcos y malversación de fondos contra las instituciones bajo su administración. Hasta en la educación se han presentado escándalos por la falsificación de títulos y la comercialización ilícita de los servicios y materiales de enseñanza. En todos los casos una creencia común parece motivar a las personas actuar de esa manera. Se trata de un paradigma que se ha hecho cada vez más popular y que al parecer se ha ido constituyendo en único medio posible para lograr el éxito: hay que engañar para triunfar.

"Engañar para triunfar" está basado en la creencia de que tener éxito significa tenerlo todo en poco tiempo, acumulando fama, riqueza, prestigio, bienes, y hasta reputación sin invertir el tiempo y esfuerzo legítimos y necesarios para alcanzar dichos propósitos. Equivale a una carrera desenfrenada para "lograr lo que uno quiere a toda costa". Pero en la práctica, esta resulta una forma inefectiva de pensar y actuar. Revela una deficiencia de carácter y una baja autoestima. Deficiencia de carácter porque quien engaña para querer triunfar no es capaz de dominar sus impulsos y deseos, y mucho menos actuar basado en principios y valores. Asimismo revela una baja autoestima debido a que la persona que se siente bien sobre sí misma y tiene confianza en su poder personal para lograr las cosas que merece, hace un esfuerzo consciente para superar las presiones internas y externas que lo invitan a hacer lo que siente que es incorrecto. Tiene el carácter para esperar su tiempo, para hacer lo correcto y oportunamente obtener sus beneficios.

Por otro lado, las personas que se aventuran a engañar para triunfar en realidad son perdedoras. No son capaces de hacer lo que es propio por temor a perder la oportunidad de alcanzar algo que para ellos parece expedito, lucrativo y popular. Se enfocan solo en el costo de oportunidad, y no en el valor a largo plazo de las acciones y decisiones en su vida.

Lo dañino del incremento y popularización de una conducta intemperante y anti ética es que promueve un falso modelo de éxito, con la consecuencia de que va degenerando las bases nuestra cultura corporativa y/o social. Este fenómeno, precisamente , es lo que ha marcado la decadencia y desaparición de las más famosas sociedades e imperios de la historia. Por eso creemos que el riesgo y consecuencias de este popular paradigma pueden y deben enfrentarse con el establecimiento y promoción de un sólido código de moralidad y conducta ética en las organizaciones, junto con la educación continua dirigida y modelada de manera coherente desde las instancias de liderazgo de la sociedad toda. Solo con un esfuerzo oportuno y consistente en este sentido se puede lograr un verdadero desarrollo económico, social y cultural.

No hay manera correcta de hacer algo incorrecto

En su libro "El Principio del Poder", el educador y conferencista Blaine Lee afirma que "los principios por los que uno vive crean el mundo en que uno vive, y que cuando cambiamos estos principios también cambiamos el mundo en que vivimos". Simpatizamos plenamente con esa afirmación. Pudiéramos no querer actuar basado en normas y reglas que delimiten nuestras acciones en la sociedad u organización, pero si queremos obtener resultados duraderos estamos obligados a regirnos por dichos parámetros. Es que "una vida sin principios es como un toro en una tienda de cristal", como ha dicho Peter Block.

La mejor manera de lograr efectividad profesional, gerencial, paternal, en fin, como líder, es basando nuestras acciones en principios. No hay otra manera de ser efectivos. Y es que "no hay manera correcta para hacer lo incorrecto", como asegura el experto Ken Blanchard.

Una buena noticia es que en el mundo empresarial ya hay corporaciones que están conscientes de la necesidad "conducirse por principios" y no por las meras ganancias o las dichosas "oportunidades de mercado".

Un ejemplo de compromiso corporativo con lo correcto podemos verlo la difusión de documentos organizacionales que describen Practicas Eticas Corporativas, Principios para las Operaciones Globales, Normas de Negocios, Código de Conducta para los Empleados, y así por el estilo. En todos estos manifiestos se recalca el valor del desempeño ético como esencia del compromiso de las empresas. Envían un fuerte mensaje a ejecutivos, gerentes y empleados sobre la manera correcta de triunfar en las organizaciones. Constituyen un espejo en el que se reflejan los principios que norman las prácticas cotidianas en la organización.

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