El aprendizaje
Enviado por disenosuhe • 16 de Junio de 2013 • Tesis • 4.047 Palabras (17 Páginas) • 256 Visitas
Capítulo: El aprendizaje
El aprendizaje eficaz es el resultado de que la gente razone acerca de su propio comportamiento tal como debería. La mayoría de las personas no sólo no sabe cómo aprender, sino que nisiquiera es consciente de que resulta necesrio. Esta mayoría lo concibe como una resolución de problemas concretos ante situaciones determinadas, y no captan que ha de ser una actitud autocrítica en el deambular de todos los días.
La resolución de problemas es importante, pero el verdadero aprendizaje conlleva un trabajo de introspección, o sea, un trabajo en el que se considera críticamente el propio comportamiento y a través del cual se intenta cambiar.
Veamos un ejemplo sencillo: imaginémonos un mecanismo a distancia que encienda cada fin de semana la calefacción de una casa a una hora determinada. Si su mecanismo dispusiera de un miniordenador que se preguntase por qué enciende la calefacción cada semana y a continuación analizase si tiene que ser cada semana o cada quince días, el mecanismo realizaría un proceso completo. En cambio, las personas suelen adoptar un aprendizaje simplista. Nos acostumbramos a huir de la crítica echando la culpa a cualquiera o incluso a todo el mundo menos a nosotros mismos.
Al final lo que hacemos es modificar nuestra conducta, no porque nos digan que debemos cambiar, ni porque la empresa en la que trabajamos nos envíe a un cursillo, sino porque sentimos una necesidad interior de mejorar.
Capítulo: El programa de actuación
El programa de actuación que la gente utiliza en la realidad rara vez es el que cree que está utilizando. Si efectuáramos una encuesta y preguntásemos a las personas cuál es us programa de actuación, es decir, las reglas que utilizan para regir sus actos, nos explicarían una teoría acerca de los motivos de sus actos. Pero si observásemos su comportamiento, podríamos comprobar que la teoría que nos describen tiene muy poco que ver con el modo en que realmente se comportan.
Las personas actúan con una gran falta de coherencia, sin darse cuenta de la contradicción existente entre la teoría de su acción y la realidad que presentan, es decir, entre lo que realmente hacen y lo que dicen que hacen.
La culpa a los otros.- El comportamiento humano es en realidad profundamente defensivo. Echamos la culpa a los demás y así, evitamos comprobar de un modo independiente y objetivo la distancia que hay entre la base teórica y la realidad de nuestra acción.
A partir de este hecho, que todos tenemos que aceptar, debe aprender a razonar de un modo nuevo para modificar sus teorías de acción. Lo principal es que identifique las incoherencias entre lo que dice y lo que hace. De este modo podrá tomar conciencia de que inconscientemente diseña y pone en práctica unos comportamientos que en realidad no son los que desearía.
Capítulo: Reaprenda lo mal aprendido
A continuación le proponemos una vuelta al cole para que actualice sus conocimientos sobre las reglas básicas para obtener el éxito.
Desaprenda.-
-Sus conductas erróneas.
-Sus reacciones violentas.
-Sus esquemas mentales equivocados.
-Sus maneras incorrectas de enfocar los problemas.
-Su infelicidad.
-Sus temores.
Reaprenda. -
-A responder con el personaje que resulte adecuado.
-A elevar y mantener su autoestima.
-A reorganizar su tiempo de un modo más eficaz.
-A ser asertivo.
-A utilizar el potencial de energía que posee.
-Su grafismo.
Dispone de seis áreas en las que podrá desarrollarse. Introduzca en todas ellas las supuestas mejoras reaprendidas con los problemas personales diarios. Inicie el camino paso a paso ya que al principio, conseguirá logros pequeños pero luego ya dará zancadas.
Capítulo: Nuestros tres personajes
Todos nosotros nos expresamos a través de diversas formas de pensar, sentir y actuar que nos caracterizan. A estas diferentes formas de expresión las llamaremos nuestros tres personajes, y son: el mayor, el adulto y el pequeño.
Se trata de aprender a discernir cuándo tenemos que actuar desde el mayor, cuándo desde el adulto y cuándo desde el pequeño.
Pensemos que todo lo que en algún momento ha sido captado conscientemente por la persona permanece como si estuviera grabado y almacenado en nuestro cerebro.
El personaje mayor.- En él se hallan las grabaciones verbales y no verbales de las actitudes, conductas y conceptos que fueron aprendidos desde la infancia: pautas sociales, morales, religiosas, etc. Este personaje nace durante los primeros meses y, a través de él, a lo largo de toda la vida seguimos imitando no sólo las figuras parentales, sino también otras que representan una autoridad.
El mayor juzga, ordena, critica y protege.
El personaje adulto.- Es como una computadora que procesa la realidad a través del pensamiento racional y lógico. Recopila información de fuentes internas y externas mediante los cinco sentidos. Es el único personaje capaz de desaprender y reaprender lo mal aprendido (el que nos puede ayudar a alcanzar el éxito). Siempre funciona con información. Canaliza la creatividad y la energía bajo el prisma de la sensatez, la ética y la responsabilidad.
El adulto computa y razona.
El personaje pequeño.- Es en el que residen las emociones, la imaginación, la intuición, la diversión, la creatividad, la espontaneidad, el arte y la energía.
El personaje pequeño busca el placer y trata de evitar el dolor. Se manifiesta también porque a veces es grosero, llorón, violento y exigente. En él está lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros y lo que nos gusta hacer.
El pequeño crea, siente, intuye y se divierte.
El mayor y el pequeño actúan y dan respuestas automáticas. El adulto es el único que realmente piensa.
Signos propios de cada personaje
Si observamos las manifestaciones externas de las conductas de las personas (gestos, posturas, expresiones, tono de voz y semántica), podemos identificarlas con cada uno de los tres personajes.
Signos externos que identifican al mayor.- Fruncir el ceño, apretar los labios, suspirar, poner los brazos en jarra, apuntar con el índice o utilizar expresiones tales como: "Nunca lo olvidaré", "¿Cuántas veces tengo que decirlo?",
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