INTELIGENCIA EMOCIONAL. HERRAMIENTA CLAVE PARA EL DESARROLLO DE EQUIPOS

INTELIGENCIA EMOCIONAL. HERRAMIENTA CLAVE PARA EL DESARROLLO DE EQUIPOS.

Santiago Rocha Calvillo

22 de febrero del 2019

Mucho se ha hablado sobre las capacidades que debe tener un líder. Se sabe que un líder es aquel que dirige o conduce un equipo; por lo tanto, para ser líder es necesario que tenga conocimientos sobre el área de especialidad que tiene el equipo. En el departamento de ventas de una empresa, el líder deberá de tener conocimientos sobre ventas, mercadotecnia, pensamiento estratégico y por supuesto, propios del producto/servicio que ofrece.

De un tiempo a la fecha se ha trabajado constantemente en otras habilidades, mismas que conllevan a fortalecer la inteligencia emocional. Un líder puede tener grandes habilidades y conocimientos en un tema en particular, sin embargo, sin el conocimiento de sus emociones y sentimientos, sin la capacidad para comunicarse, tendrá grandes dificultades para transmitir de manera adecuada el conocimiento y las fortalezas con las que cuenta.

Por otro lado, si una persona no tiene grandes conocimientos sobre el área de especialidad que el equipo requiere, pero es muy inteligente emocionalmente, existen grandes posibilidades de que pueda potenciar al equipo y logre sacar las mejores habilidades de cada uno de los integrantes, logrando así guiarlos a la obtención de excelentes resultados.

 Goleman a logrado identificar un marco de competencias que ayudan a las personas a concentrarse en las habilidades a desarrollar para poder fortalecer la inteligencia emocional. “Casi todos los elementos de los distintos modelos de la inteligencia emocional encajan en estos cuatro dominios genéricos: la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones. Las competencias laborales adquiridas que distinguen a los líderes de mayor éxito se basan en esas capacidades básicas.” (GOLEMAN, 2011c)

De acuerdo a lo que menciona el autor, estas son capacidades básicas y de ahí tenemos que partir para poder ir desarrollando las habilidades. El hecho de que una persona tenga habilidades para realizar un deporte, no lo va a hacer campeón olímpico; sin embargo, sí tendrá la capacidad que podrá ir desarrollando con entrenamiento y dedicación, y es posible que con ello llegue a ser campeón olímpico.

Lo mismo ocurre en cualquiera de las inteligencias y por supuesto en la inteligencia emocional. Si una persona tiene la capacidad básica de la empatía, que entra dentro de la conciencia social, de acuerdo a como lo describe el autor, no garantiza que podrá entender a sus interlocutores en el 100% de las ocasiones, lo único que tiene es una capacidad básica que tendrá que ir desarrollando y el conjunto con el desarrollo de las otras 3 capacidades básicas, es que podrá ser una persona emocionalmente inteligente y con ello se le facilitará la gestión de un equipo.

La estabilidad emocional del líder es clave en el desempeño de sus actividades e incluso, podrá transmitirla a sus seguidores logrando así que el equipo trabaje involucrándose en todo momento por convicción propia y no por imposición.

Daniel Goleman, en su libro “Liderazgo. El poder de la inteligencia emocional”, nos pone un ejemplo muy claro de como una persona con grandes conocimientos y habilidades en algún área de especialidad, pero sin inteligencia emocional, puede llegar a tener resultados desastrosos.

“Melburn McBroom era un jefe autoritario con mucho genio que tenía atemorizados a quienes trabajaban con él, cosa que quizá no habría sido de excesiva importancia si hubiera ocupado un cargo en una oficina o una fábrica, pero el caso es que McBroom era un piloto aéreo.

Un buen día de 1978 su avión se acercaba a Portland, en el estado de Oregon, cuando McBroom detectó un problema en el tren de aterrizaje y entró en el circuito de espera. Se puso a dar vueltas sobre la pista de aterrizaje a gran altura para manipular el mecanismo.

Mientras lo accionaba obsesivamente, el indicador del nivel de combustible del avión iba acercándose cada vez más al cero. Sin embargo, los copilotos tenían tanto miedo de la ira de McBroom que no abrieron la boca ni siquiera cuando el desastre se cernió sobre ellos. El avión se estrelló y murieron diez personas.

Actualmente la historia de aquel desastre se utiliza como advertencia en la formación sobre seguridad que reciben los pilotos de avión. En el ochenta por ciento de los accidentes aéreos los pilotos cometen errores que podrían haberse evitado, sobre todo si la tripulación hubiera colaborado con mayor armonía. El trabajo de equipo, los circuitos de comunicación abiertos, la cooperación, la atención a los demás y la sinceridad (nociones básicas de la inteligencia social) se subrayan hoy en día en la formación de los pilotos, junto con la instrucción técnica.” (GOLEMAN, 2011b)

Podemos observar que el piloto tenía los conocimientos adecuados para el manejo de la situación, además era el líder en el momento, ya que era él quien estaba guiando a su equipo por la experiencia con la que contaba. Ante una situación complicada, supo como reaccionar en un inicio, pero esa carencia de inteligencia social generó que sus copilotos no se sintiesen cómodos para participar u opinar sobre posibles soluciones de la problemática que se estaba presentando en el momento.

¿Alguna vez se ha puesto a pensar lo limitadas que son las pruebas para calificación de perfiles de candidatos a ocupar vacantes en las empresas? Regularmente las pruebas están enfocadas a otros tipos de inteligencia como lo son: inteligencia lógico matemática, inteligencia intrapersonal, inteligencia lingüística, etc.

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