Constructivismo Y Psicoterapia
and11_8 de Diciembre de 2013
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Introducción
El constructivismo es una posición epistemológica que, aun teniendo unas sólidas raíces en la historia de la filosofía de la ciencia y el pensamiento en general, no se ha puesto de manifiesto de forma efectiva en las teorías psicológicas hasta la década de los 80, a pesar de las honorables excepciones de Sir F. B. Barlett, George A. Kelly y Jean Piaget, que pueden considerarse sus precursores psicológicos.
Nuestra “construcción” de este auge reciente de la epistemología constructivista se basa en una confluencia de tendencias originadas en el seno de ámbitos tan distintos como la Física o la Terapia Familiar. Precisamente, lo que permite esta confluencia es lo que otorga su valor fundamental al constructivismo: su valor epistemológico como marco integrador, como metaparadigma, como posición amplia que supone una concepción del ser humano y de la realidad. Dicha amplitud, sin embargo, no le confiere un valor exclusivamente filosófico sino que tiene implicaciones muy importantes en el campo psicológico aplicado. Nosotros nos centraremos en uno de los campos aplicados más fundamentales y característicos de la Psicología: la psicoterapia.
Antes, sin embargo, es preciso delinear los distintos puntos de partida que conducen a la confluencia constructivista. Algunos, precisamente, han sido los que un día sirvieron como modelos a la joven Psicología, como la Física y la Biología, por lo cual las trataremos con detalle en los apartados correspondientes. Otros de sus orígenes provienen de la Psicología misma.
Existen distintos grados de conciencia de la posición constructivista entre estas disciplinas. En el fondo de estas diferencias está el valor que se confiere en cada una a la reflexión filosófica o metateórica integradora. En algunas se prima la elaboración de micro-teorías muy cercanas a unos paradigmas de experimentación concretos y áreas temáticas parceladas y parcializadas. En otras, sin desechar la investigación muy especializada, se valora también la reflexión integradora que permite la interconexión de los conocimientos específicos desarrollados en cada parcela concreta del conocimiento. A la concepción que del desarrollo científico tienen las primeras, Kelly (1995) la llamó fragmentalismo acumulativo, y a la de las segundas Alternativismo Constructivo (esta postura epistemológica se desarrolla con más detalle en este mismo capítulo). Parece ser que, paradójicamente, la Física se encuentra más bien entre las segundas, mientras que algunos sectores de la Psicología se ciñen mejor a las primeras.
Dos posturas epistemológicas: Constructivismo y Objetivismo
La epistemología es una disciplina filosófica que trata sobre el problema del conocimiento de la realidad. Frente a esta cuestión coexisten dos posturas fundamentales: el objetivismo y el constructivismo. En la Tabla 1 se establece un cuadro comparativo entre constructivismo y objetivismo, en el que se presentan una serie de aspectos epistemológicos que se introducen en este capítulo y se desarrollan en la primera parte de este libro. Las cuestiones que incluye este cuadro son, además de la naturaleza del conocimiento, sus criterios para validación, sus características estructurales, y la concepción de la interacción humana, y la imagen resultante de los seres vivos. Distintos teóricos del constructivismo han enfatizado y elaborado algunos de los puntos, sin que se pueda señalar a uno de ellos como el sistematizador de la epistemología constructivista. El desarrollo de la posición constructivista sintetizada en este cuadro se realiza pues, en distintos apartados de esta primera parte. Para facilitar la comprensión del lector hemos indicado al lado de cada punto la(s) página(s) del libro donde se desarrolla este aspecto, de modo que puede considerarse como una especie de índice alternativo.
En síntesis diremos que el constructivismo propone que es el sujeto (observador) quien activamente construye el conocimiento del mundo exterior, y que la realidad puede ser interpretada en distintas formas. Así, la idea de adquirir un conocimiento “verdadero” acerca de la realidad se desvanece. Esta visión contrasta con la postura tradicional, el objetivismo, que sostiene que la realidad se representa directamente en la mente del sujeto, quien recibe pasivamente los estímulos del entorno. Así, para el objetivista, la realidad es lo que nos manifiestan los sentidos, mientras que para el constructivista, los sentidos sólo nos hacen sensibles a la experiencia, en la construcción de la cual nuestro sistema participa activamente.
TABLA 1. Cuadro comparativo entre dos posturas epistemológicas:
Constructivismo y Objetivismo
CONSTRUCTIVISMO OBJETIVISMO
La naturaleza del conocimiento
Conocimiento como construcción de la experiencia.
Conocimiento como invención de nuevos marcos interpretativos.
Conocimiento como proceso evolutivo, moldeado por la invalidación resultante de mecanismos selectivos (adaptación). Evoluciona mediante interpretaciones Conocimiento como representación directa del mundo real (pp. 22, 69 y ss.).
Conocimiento como descubrimiento de la realidad factual (pp. 75 y I.1.3).
Conocimiento como proceso moldeado mediante aproximaciones sucesivas a una verdad absoluta. Progresa mediante la acumulación de datos (I.1.5).
sucesivas más abarcadoras.
Criterios para la validación del conocimiento
Validación mediante consistencia interna con las estructuras existentes de conocimiento y el consenso social entre observadores. Validación proporcionada directamente por el mundo real mediante los sentidos.
(pp. 22, I.1.3 y I.2.3).
Validación mediante ajuste y viabilidad (precisión de las predicciones de acuerdo con el marco interpretativo en uso). Validación mediante la correspondencia entre representaciones y realidad. (pp. 68 y 94-95).
Diversidad de significados posibles y de interpretaciones alternativas. Un único significado válido, la Verdad. (pp. 25-27, 32 y I.1.2).
Características estructurales del conocimiento
Conocimiento como captación de dife- Conocimiento como formación de conrencias. ceptos (captación de cualidades inheren-
tes a los objetos del mundo real) (pp. 23 y 89).
Conocimiento estructurado en sistema Conocimientos consistentes en la clasifijerárquicos y auto-organizados. cación, categorización y acumulación
(pp. 44-45, 65 y 87-88).
Interacción humana
Acoplamiento estructural o encaje mutuo Interacción instructiva o transmisión de inde las estructuras de dos organismos. formación de un organismo a otro (p. 45).
Seres vivos
Organismos proactivos, planificadores, y Organismos reactivos (pp. 65 y 85-86). orientados hacia fines.
Sobre esta base conjetural del conocimiento se asienta el constructivismo psicológico, puesto que si el conocimiento no es un reflejo especular de la realidad, significa que ésta solamente es percibida a través de transformaciones cognitivas (construcciones) determinadas por la estructura del sujeto cognoscente. La cuestión clave que se plantea con la propuesta constructivista no es ya el problema de la certeza o seguridad psicológica del conocimiento, sino el de la incertidumbre gnoseológica. ¿Cómo podemos saber si nuestro conocimiento se ajusta a la realidad si ésta no puede ser contrastada en sí misma, si no es a través del propio conocimiento? Por supuesto, esta cuestión es crucial para el desarrollo de la ciencia, a la cual los constructivistas no renuncian en absoluto.
Por supuesto este aspecto no supone ningún problema para el objetivismo puesto que postula una correspondencia directa entre la representación de la realidad y la realidad misma. La única fuente de incertidumbre puede venir de errores de observación, de medida o de imperfecciones de los instrumentos. Sin embargo, los constructivistas han tenido que enfrentarse a la cuestión de la validez, puesto que ha sido el blanco de las críticas más extendidas. Para ello proponen una serie de criterios para otorgar validez al conocimiento, en el bien entendido que ya de entrada la epistemología constructivista rechaza la validez absoluta de cualquier conocimiento. Su propuesta pues, considera la validez relativa a un sistema dado de conocimiento. Es decir, plantea la cuestión de la forma siguiente, ¿en base a qué criterios un sistema cognoscitivo puede aceptar un conocimiento dado (y rechazar de forma más o menos implícita una interpretación alternativa)?
La respuesta a esta cuestión pretende ser coherente con el resto de la postura que propugna el constructivismo, por lo que no recurre a criterios externos. Postula la consistencia entre el conocimiento a considerar y la experiencia tal como es construida por el resto del sistema cognoscitivo existente. Así, tanto la predicción científica como la humana en general derivadas del conocimiento no predicen lo que sucederá en el mundo objetivo sino que únicamente predicen nuestra experiencia tal como la capta nuestro sistema de discriminación más específico y concreto (representado por las discriminaciones que pueden realizar los sentidos de un organismo). Si el nuevo conocimiento no es compatible con el conocimiento disponible de la experiencia se descarta. Cuando esta experiencia es coherente y compartida por una comunidad de observadores (o científicos) entonces se lo declara como conocimiento válido.
En ese sentido el biólogo y epistemólogo Maturana (ver I.1.3) se interesa por las operaciones que llevan a la construcción de un conocimiento científico más que a su validez objetiva. Si le preguntáramos a Maturana si existe un
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