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Deprecion


Enviado por   •  15 de Octubre de 2011  •  2.126 Palabras (9 Páginas)  •  686 Visitas

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Depresión

La depresión hace que la gente se focalice mayoritariamente en los fracasos y decepciones, enfatice la cara negativa de las situaciones e infravalore sus propias capacidades y su valía personal. Una persona con una fuerte depresión es incapaz de percibir la posibilidad de que las cosas puedan salirle bien y está convencida de que nunca volverá a ser feliz o que las cosas no se arreglaran nunca.

La depresión afecta a los pensamientos de una persona de tal modo que la persona es incapaz de ver la forma o formas de superar sus problemas. Es como si la depresión pusiera un filtro en el pensamiento de la persona deprimida que distorsiona las cosas. Por eso las personas deprimidas no se dan cuenta de que el suicido es una "solución" permanente a un problema temporal del mismo modo que se dan cuenta las personas no deprimidas. Un adolescente deprimido puede sentir que no hay ninguna otra forma de escapar de sus problemas, de aliviarse el dolor emocional o de comunicar su desesperación y su profunda infelicidad.

A veces, las personas que se plantean el suicidio ni siquiera son conscientes de que están deprimidas. No se dan cuenta de que es la depresión —no la situación— lo que les está haciendo ver las cosas como si "no hubiera salida", "no pudieran mejorar" o "no hubiera nada que hacer".

Cuando remite la depresión porque la persona recibe la terapia o tratamiento adecuados, desaparece el pensamiento distorsionado. La persona recupera la capacidad de experimentar placer, la energía y la esperanza. Pero, cuando una persona está profundamente deprimida, la ideación suicida es una preocupación real.

Las personas que padecen un trastorno mental denominado "trastorno bipolar" también están en situación de riesgo de suicidio debido a que su trastorno puede hacer que pasen épocas en que están extremadamente deprimidos y épocas en que están anormalmente eufóricos y repletos de energía (lo que se denomina "manía"). Ambas fases extremas del trastorno bipolar distorsionan el estado de ánimo de la persona, así como su visión de las cosas y su capacidad de juicio. Para las personas que sufren este trastorno, puede ser todo un reto ver los problemas en perspectiva y actuar con sensatez.

Abuso de sustancias

Los adolescentes que tienen problemas con el alcohol y con las drogas también corren más riesgo de tener ideas y comportamientos suicidas. El alcohol y algunas otras drogas tienen efectos depresivos sobre el cerebro. El mal uso de estas sustancias puede desencadenar una depresión grave. Esto es especialmente cierto para algunos adolescentes que ya eran proclives a la depresión por su biología, antecedentes familiares u otros factores estresantes.

El problema se puede agravar porque muchas personas deprimidas se refugian en las drogas y el alcohol, sustancias que utilizan como vía de escape. Pero no son conscientes de que los efectos depresivos que las drogas y el alcohol tienen sobre el cerebro, de hecho, pueden exacerbarles la depresión a largo plazo.

Aparte de tener efectos depresivos, las drogas y el alcohol alteran la capacidad de raciocinio de la persona. Interfieren con su capacidad de valorar los riesgos, hacer buenas elecciones y pensar en soluciones sensatas a los problemas reales. Muchos intentos de suicidio ocurren bajo los efectos de las drogas o el alcohol.

Por descontado, esto no implica que cualquier persona que esté deprimida o tenga problemas con las drogas o el alcohol intentará quitarse la vida. Pero estos trastornos —sobre todo cuando se dan conjuntamente— aumentan el riesgo de suicidio.

El suicidio no siempre se planifica

A veces las personas deprimidas planean el suicidio con antelación. De todos modos, muchas veces los intentos de suicidio ocurren de forma impulsiva, en un momento de profunda desesperación. Situaciones como la ruptura de una relación sentimental, una fuerte pelea con un padre, un embarazo no deseado, ser rechazado o hecho de lado por otra persona o ser objeto de malos tratos pueden hacer que uno se sienta profundamente alterado y desesperado. A menudo, una situación como estas, añadida a una depresión preexistente, es la gota que acaba colmando el vaso.

Algunas personas que intentan suicidarse querían morir y otras no. Algunas utilizan el intento de suicidio como una forma de expresar un profundo dolor emocional. No son capaces de expresar cómo se sienten, de modo que intentar suicidarse les parece la única forma de transmitir ese mensaje. Lamentablemente, incluso cuando un intento de suicidio no es más que una forma de pedir ayuda a gritos y la persona no desea morir, no hay forma de controlarlo. Muchas personas que en el fondo no querían quitarse la vida acaban matándose o con graves secuelas.

Señales de alarma

A menudo se pueden detectar algunos indicios de que una persona está pensando en o planeando un intento de suicidio. He aquí algunos de ellos:

hablar sobre el suicidio o la muerte en general

hablar sobre "irse", "emprender un viaje" o "marcharse"

decir que ya "no se necesitarán" ciertas cosas y regalar pertenencias a otras personas

hablar sobre sentimientos de desesperanza o culpabilidad

alejarse de los amigos o familiares y perder las ganas de salir

no tener ganas de participar en las actividades o aficiones favoritas

tener dificultades para concentrarse o para pensar con claridad

experimentar cambios en los hábitos alimentarios o de sueño

manifestar conductas autodestructivas (como beber alcohol, consumir drogas y autolesionarse, por ejemplo).

¿Y si te está ocurriendo a ti?

Si has estado pensado en el suicido, pide ayuda lo antes posible. La depresión no es ninguna tontería sino un problema grave. No puedes limitarte a esperar y desear que mejore tu estado de ánimo. Cuando una persona lleva mucho tiempo deprimida, es muy difícil que sea capaz de dar un paso atrás y ver las cosas en perspectiva y con objetividad.

Habla con alguien de confianza en cuento puedas. Si no puedes hablar con uno de tus padres, hazlo con un entrenador, un monitor, un pariente, el psicólogo de tu centro de enseñanza, un sacerdote o un profesor. Llama al teléfono de la esperanza u otro servicio de asesoramiento telefónico para momentos de crisis (como 1-800-SUICIDE 1-800-SUICIDE o 1-800-999-9999 1-800-999-9999 ) o al teléfono de emergencias (911). Estas líneas gratuitas funcionan 24 horas al día, 7 días a la semana, y son atendidas por

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