EJECUTIVO
Enviado por EBM14 • 30 de Diciembre de 2014 • 1.120 Palabras (5 Páginas) • 169 Visitas
encuentra su satisfacción en una función no sexual ya y más elevada desde el punto de vista social o ético. Todos éstos son rasgos que no se unen todavía en una imagen conjunta.
(4) El narcisismo. -Un progreso decisivo resultó cuando nos arriesgamos al análisis de la dementia praecox y otras afecciones psicóticas y empezamos con ello a estudiar el yo, al cual hasta entonces sólo conocíamos como instancia represora y resistente. Descubrimos que el proceso patógeno de la dementia praecox consistía en que la libido era retirada de los objetos y retraída al yo, siendo los ruidosos fenómenos patológicos correspondientes la consecuencia de los vanos esfuerzos de la libido por hallar el camino de retorno a los objetos. Es, pues, posible que la libido de los objetos se transformara en carga del yo, e inversamente. Otras reflexiones mostraron que el yo podía ser considerado como un gran depósito de libido, del que afluía la libido a los objetos y que se hallaba siempre dispuesto a acoger la libido retornada de los objetos. Así pues, los instintos de conservación eran también de naturaleza libidinosa, eran instintos sexuales que en vez de los objetos exteriores habían tomado por objeto el propio yo. Por nuestra experiencia clínica conocíamos personas que se conducían singularmente, como si estuvieran enamoradas de sí mismas, y habíamos dado a esta perversión el nombre de narcisismo. Denominamos, pues, a la libido de los instintos de autoconservación libido narcisista y reconocimos una amplia medida de tal amor propio como el estado primario y normal. La fórmula primera de las neurosis de transferencia precisaba, pues, ahora, no de una rectificación, pero sí de una modificación; en lugar de un conflicto entre instintos sexuales e instintos del yo hablamos mejor de un conflicto entre la libido del objeto y la libido del yo, o, puesto que la naturaleza de los instintos era la misma, entre las cargas del objeto y el yo.
(5) Aproximación aparente a la interpretación de Jung. -De este modo pareció como si también la lenta investigación psicoanalítica hubiera llegado al mismo resultado que la especulación de Jung sobre la libido primordial, puesto que la transformación de la libido del objeto en narcisismo traía consigo inevitablemente cierta desexualización, un abandono de los fines sexuales especiales. Pero se impone la reflexión de que si los instintos de autoconservación del yo son reconocidos como libidinosos, ello no demuestra que en el yo no actúen también otros instintos.
(6) El instinto gregario. -Se afirma multilateralmente la existencia de- un instinto gregario especial innato, que determina la conducta social de los hombres e impulsa al individuo a la reunión en comunidades más amplias. El psicoanálisis ha de oponerse a esta tesis. Si el instinto social es también, innato puede ser referido sin dificultad a cargas de objeto originariamente libidinosas y se desarrolla en el individuo infantil como producto de la reacción a actitudes hostiles de rivalidad. Reposa en una forma especial de la identificación con los demás.
(7) Tendencias sexuales de fin inhibido.- Los instintos sociales pertenecen a una clase de impulsos instintivos que no requieren forzosamente el calificativo de sublimados, aunque están próximos a los de este orden. No han abandonado sus fines directamente sexuales, pero se ven impedidos de alcanzarlos por resistencias internas; se contentan con ciertas aproximaciones a la satisfacción y establecen, precisamente por ello, vínculos singularmente firmes y duraderos entre los hombres. A esta clase pertenecen en especial las relaciones cariñosas, plenamente sexuales
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