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EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD DESDE EL ENFOQUE DEL APRENDIZAJE COGNITIVO-SOCIAL.


Enviado por   •  23 de Marzo de 2014  •  1.536 Palabras (7 Páginas)  •  945 Visitas

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Introducción

El aprendizaje cognoscitivo social, es aquel que va ligado a una serie de conductas específicas de la vida social, como por ejemplo, hábitos sociales, actitudes, defectos, etc. Se trata de un uso genérico que no señala procesos concretos, sino el ámbito en que se dan.

Podemos decir, que el aprendizaje social se da de dos maneras diferentes, la primera se da en virtud de las relaciones con las demás personas en un ambiente social y la segunda se da en la interacción de factores tanto externos como internos y el medio que interviene en la conducta personal.

La función cognitiva permite al hombre conocer, percibir y ordenar el mundo en su interior. En el caso de las personas deficientes mentales, se van a presentar dificultades o déficits en el desarrollo de esta función. La inteligencia y el propio aprendizaje se encuentran disminuidos si los comparamos con los niveles promedios de cada grupo de edad. Las operaciones mentales son las mismas pero incompletas y generalmente no alcanzan los niveles de abstracción. Si bien el déficit cognitivo está presente desde los primeros años de vida, es en el momento de la escolarización cuando éste se vuelve más evidente.

En las primeras etapas de su vida el niño deficiente no es un niño con una inteligencia distinta o con una inteligencia menor, es simplemente un niño que progresa mis lentamente. Esto equivale a decir que en las primeras etapas de su vida, etapas esenciales en la formación de su personalidad, el niño deficiente posee la inteligencia suficiente para resolver los problemas que el medio ambiente le plantea, aunque los resuelva mis tarde que otros niños, y para organizar su personalidad como cualquier otro niño aunque esta organizaci6n resulte retrasada respecto a otros niños que consideramos más inteligentes. Hay retraso pero no anormalidad.

Cuando se alcanza la época de la adolescencia, los déficits cognitivos se traducen en un pensamiento excesivamente concreto, egocéntrico, con dificultades para la formación de conceptos y para el pensamiento abstracto.

Los niños con retraso mental presentan un déficit cognoscitivo global, con dificultades de adaptación social; sin embargo, no es inusual encontrar dentro de este grupo alguna habilidad cognoscitiva dentro de los límites normales y aun superiores (p. ej., un niño que reúne las características clínicas de retraso mental, quizá manifieste una habilidad de memoria excepcional para aprenderse los nombres de una lista telefónica). Al comparar a los niños que sufren retraso mental con niños normales, a menudo se encuentran diferencias en las funciones sensoriales, psicomotoras, de atención, lingüísticas y de memoria, que los sitúan en niveles cognoscitivos equivalentes a los de menores en edad cronológica inferior.

Desarrollo

En las primeras épocas de la vida, el retraso significa simplemente una mayor lentitud en la maduración de la personalidad. Pero a medida que pasa el tiempo la distancia entre los problemas con la limitación de su inteligencia puede significar un freno para franquear etapas de desarrollo personal y para resolver problemas que normalmente deberían plantearse. Esta limitación es sobre todo importante, cuando el niño ha terminado su desarrollo intelectual, cuando no se puede esperar un progreso posterior y el retraso se ha convertido definitivamente en deficiencia.

Según sea la gravedad del déficit y según sea el grado de atención y de exigencia del medio ambiente respecto al niño, este descubrimiento del retraso y de la debilidad mental, será más o menos tardío y más o menos espectacular.

De acuerdo a la teoría del Aprendizaje Cognitivo-Social dentro del desarrollo de la personalidad, esta actitud expectante o exigente del ambiente es perfectamente normal en todo ambiente social y coincide con la función educadora de la sociedad. Toda sociedad propone unas pautas de desarrollo y espera de sus miembros que las cumpla.

Para el niño retrasado, como para todo niño la relación con sus padres y la forma especifica que toma esta relación influye decisivamente en la formación de su personalidad e influye incluso en la propia raíz de sus dificultades, en el desarrollo de su inteligencia.

Cuanto mayor es el retraso y más pronto termina el desarrollo intelectual, más la personalidad está determinada por el déficit intelectual. A la inversa, cuanto menor es el retraso más importante es la influencia sobre el desarrollo de la personalidad.

Podríamos decir que el niño con déficit intelectual es más vulnerable y está más indefenso a las exigencias de su entorno. Sentimientos tales como dolor, placer, aburrimiento, diversión, fastidio, alegría, aflicción, envidia, celos, vergüenza... por supuesto que están presentes en él, pero la respuesta emocional, mediatizada por la dimensión cognitiva, a estas vivencias, en general, es diferente.

Al niño con deficiencia mental le resulta muy difícil la introspección, es decir, poder pensar

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