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EVALUACION DE LA PERSONALIDAD


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2012  •  3.427 Palabras (14 Páginas)  •  802 Visitas

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TOMANDO EN CUENTA LAS FUENTES BIBLIOGRÁFICAS RECOMENDADAS, RESPONDA LO SIGUIENTE

1. Son exactos y concluyentes los resultados en evaluación de la personalidad? Justifique su respuesta

Los resultados en la evaluación de la personalidad son exactos y concluyentes debido a que los estudios demuestran que las pruebas de personalidad son tan fiables como los exámenes médicos para predecir los resultados. Además este tipo de prueba es beneficiosa para la contratación de las empresas, porque pueden utilizar su perfil para determinar si usted será capaz de trabajar junto con otras personalidades en el equipo. Si usted está aplicando para un papel de apoyo, pero su perfil muestra que no le gusta ayudar a los demás, puede determinar que usted no es el más adecuado para esa posición. Además, si tienen varias posiciones disponibles, una apreciación de la personalidad puede ayudarles a ellos a ubicarle en la posición que es mejor para usted y la empresa. Hay muchos beneficios de administrar una evaluación apropiada de la personalidad.

2. Áreas en que se aplica la evaluación de la personalidad (no menos de dos -2 - párrafos por área)

• La Evaluación de la Personalidad:

Las personas se suelen presentar con una determinada apariencia externa y cada cual quiere saber qué hay detrás de esa primera impresión. La Psicología pretende conocer las personas de tal manera que sea posible, mediante su análisis en un momento dado, predecir su conducta futura desde una perspectiva científica y, por lo tanto, el concepto o constructo que mejor cubre esa necesidad de conocimiento del sujeto es la personalidad, que comprende aquello que permite prever las tendencias estables de una persona a comportarse de una determinada manera en diferentes situaciones. Como todas las teorías de la personalidad suponen diferencias individuales y generan formas de evaluación de esas diferencias, las más utilizadas por la evaluación incluyen aquellas que han ofrecido criterios para la clasificación de los individuos en función de sus características y que hayan sido útiles en la obtención de conocimientos explicativos de la conducta humana.

Aunque la explicación de la conducta se hace desde muy diferentes perspectivas, aparecen siempre unas variantes en la raíz que funda el comportamiento, y naturalmente, estas diferentes perspectivas aparecen también en el ámbito de la evaluación. Así en primer lugar, la evaluación de tipos y temperamentos se asienta en marcos teóricos que basan el comportamiento en el cuerpo, y que este es lo que genera temperamentos, caracteres y constituciones, es decir, el cuerpo como la explicación última de toda conducta. En segundo lugar, los que sostienen el origen mental de la conducta evalúan procesos subjetivos, en la mayor parte de las ocasiones, vertidos en el lenguaje, por lo que la observación se centra en la conducta verbal.

• La Evaluación de la Motivación:

La evaluación de las variables que determinan la motivación del sujeto hacia la consecución de un objetivo no sigue siempre el mismo proceso. Según que los objetivos de la intervención psicológica sean de tipo modificativo, selectivo o clasificatorio, las preguntas a que debe dar respuesta el proceso de diagnostico psicológico, a fin de posibilitar la mayor validez de las decisiones de intervención, son distintas. Así, cuando el objetivo de la intervención es la modificación del comportamiento, se parte del hecho de que un sujeto dado ejecuta una serie de conductas que no debería realizar o, por el contrario, no actúa como sería normal en unas situaciones dadas. Por otra parte, cuando el objetivo es la selección o clasificación de sujetos en relación con una o varias situaciones dadas (ej., selección de personal) se busca el ajuste reciproco entre el sujeto y la situación. Bajo el titulo de la evaluación de la motivación, se engloban factores como intereses y valores además de motivos. Las metas definen lo que un sujeto busca conseguir con la realización de una tarea, lo que le “interesa”, razón por la que en ligar del concepto de meta se han utilizado con más frecuencia otros como interés, motivo, valor, etc.

Aunque todos ellos se refieren a procesos comportamentales semejantes, las diferencias de denominación se deben al contexto en el que se desarrolla o evalúa la conducta. Normalmente, los intereses se definen por los objetivos hacia cuya consecución se orienta la conducta del sujeto, y además, también es posible, al igual que se ha hecho en el área de las aptitudes y la personalidad, determinar científicamente cuáles son los motivos, valores o intereses básicos del sujeto, y no sólo los que se relacionan con un tipo de situaciones dadas. Aquí se puede incluir la evaluación de los intereses profesionales (el análisis de las preferencias vocacionales u ocupacionales), la evaluación de los valores personales e interpersonales (ya que conocer los valores de un sujeto puede servir para determinar la dirección que tomará su conducta en las situaciones en que las decisiones que tome dependan de aquéllos) y la evaluación de los motivos que afectan al aprendizaje y al rendimiento.

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• La Evaluación de La Inteligencia y Las Aptitudes:

En la historia de la evaluación de la inteligencia se han ido formando varios conceptos que se siguen utilizando actualmente. Uno de ellos es el término aportado por Binet llamado “la edad mental”, aunque solamente es aplicable en etapas de desarrollo, ya que puede diferir de la edad cronológica. Posteriormente, Terman y Merrill introdujeron el concepto del cociente intelectual (C.I.), calculado dividiendo la edad mental por la edad cronológica y multiplicando este valor por cien. Sin embargo, esta fórmula era imperfecta porque dejaba de ser útil en cuanto se llegaba a la madurez, es decir, se dejaba de desarrollar la inteligencia, por lo tanto, Wechsler desarrolló el cociente de desviación que consistía en puntuaciones típicas y centiles que eliminaron el problema del C.I.

El enfoque de estos autores sirvió de base para la creación de un gran número de escalas destinadas a cuantificar la inteligencia de un sujeto, mediante la realización de varias tareas o ejercicios, como pueden ser de manipulación verbal y perceptiva, psicomotricidad, etc., a pesar de que la gran mayoría de las escalas creadas tienen un rango concreto de utilidad basado en la edad cronológica, es decir, no son aplicables a todas las edades. También existen escalas evaluativas para individuos con lesiones cerebrales o con algún déficit motor. Para evaluar aptitudes relativamente independientes que pudiesen ser útiles para fines aplicados al proporcionar un perfil aptitudinal, se suelen utilizar baterías, por ejemplo, el PMA (Tests de habilidades mentales primarias) o el DAT

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