La Certeza.

La certeza

Si queremos saber algo acerca de una persona, lo mejor que podría hacerse era preguntárselo

G. Allport

Es siempre para una autora un reto incalculable, forjar una definición de lo inacabado, dar un concepto de lo polémico y casi eterno, sumirse en las aguas de la incertidumbre sin saber si se tiene la certeza ¿Pero que es la certeza?

Sugiere pertinentemente desde mi atracción por la psicología poder abordar este tema que no se agota y que tiene tantos puntos de vista como ideologías y personas, ya que esta ligado a ambos y al propio origen y deambular por la existencia del hombre y donde uno de los más nobles y trascendentales propósitos de este desde épocas muy remotas es tener la certeza, es lograr la “razón”.

El concepto de razón podemos observarlo desde la propia filosofía, y el de la certeza parte de esta propia razón, aunque con el paso de las épocas y sus acontecimientos se ha ido tornando cada vez más complejo y polémico las definiciones absolutas, matizadas entonces por la visión política, cultural, clasista, multideterminada y de análisis pluridisciplinar que en este caso dicho concepto encierra.

También debemos advertir, que desde el dualismo ser y pensar, y en el debate sobre la certeza se reconoce por la mayoría de los investigadores, la importancia de los factores objetivos y subjetivos sin importar la adscripción ideológica.

Pero para ahondar sobre la subjetividad y su relación directa con la certeza, la psicología y en este caso González (1997) indica que esta es: Una forma de conocer la realidad que implica su construcción por un sujeto cognoscente, quien es expresión de esta propia realidad; de ahí el carácter inteligible de la misma, existiendo una apropiación no lineal ni absoluta de la realidad, sino a través de medios de que dispone para su cognición, en los cuales se expresa integralmente su mundo interno, subjetivo, sin que por ello se pierda el contacto objetivo con lo estudiado.

Partiendo de la subjetividad, un concepto subjetivo que debe reflejar la evaluación de la vida de una persona, de una situación, es directamente proporcional a la certeza, esta como una cosa muy personal, y los componentes que determinan la percepción de ella en una persona difieren de aquellas que determinaron la percepción de otro, al menos en la producción de sus componentes.

La certeza entonces es una propiedad de las personas que experimentan las situaciones y condiciones de sus ambientes de vida, y, por tanto, dependerá de las interpretaciones y valoraciones de los aspectos objetivos de su entorno, aceptando entonces la importancia de la valoración subjetiva, sin descalificar la participación de lo objetivo, así como su expresión individualizada en cada persona, al verse como una propiedad personal.

Por otro lado la certeza puede expresarse como una actitud de satisfacción que se manifiesta a través de las opiniones evaluativas del individuo, y estas opiniones reflejan un conjunto de creencias afectivas dirigidas hacia la totalidad de la vida o aspectos específicos de ella.

Lo argumentado anteriormente otorga al componente subjetivo un gran valor, indica que la persona realiza una evaluación interna (personal) por lo que se argumenta que la certeza es un fenómeno que tiene una fuerte carga psicológica y es un concepto fundamentalmente valorativo, en el cual las condiciones objetivas se refractan a través de las aspiraciones, expectativas, referencias vividas y conocidas, necesidades y valores de las personas, sus actitudes; y es a través de este proceso que se convierte en bienestar subjetivo, a la vez creencia, a la vez manera de vivenciar el mundo.

Sería interminable el número de conceptos que pudieran haber sobre la certeza, más nuestra argumentación radica desde la subjetividad como la materia de estudio de la psicología, y donde el individuo mismo es quien puede estimar su propia vida en un momento determinado y tener la certeza sobre lo que hace, más es una relación dialéctica y compleja con la sociedad, además de ser cambiante a lo largo de la vida, presenta la imposibilidad de una evaluación directa al igual que cualquier dimensión psicológica y en ocasiones dificultad la evaluación objetiva, ya que lo que es cierto en una cultura, puede ser totalmente distinto en otra.

Se puede apreciar el carácter dinámico al igual que cualquier categoría psicológica a la certeza y reiterando la complejidad de su evaluación, como cualquier componente subjetivo, a pesar que hemos hecho hincapié en ello, teniendo entonces gran incidencia en los aspectos metodológicos e instrumentales que se declaran como uno de los problemas por resolver en las ciencias a lo largo de la historia, “ser o no ser”

La evaluación externa (objetiva) e interna (personal) de la certeza, constituye una de las cuestiones claves en la filosofía y todas las ciencias; el método científico como bandera devenido de la experiencia en otrora, en la actualidad existe una crisis de el orden establecido y por tanto de la certeza.

Algunos autores expresan que las definiciones o medidas sencillas y simples de la certeza no existen, pues la subjetividad y sus matices son esenciales en su determinación. Valoración que se expresa por un número incalculable de autores en la historia de la humanidad.

Un componente para tal afirmación anterior, tiene que ver con el reflejo psíquico, las condiciones externas se refractan a través de las condiciones internas, y el reflejo de esa realidad

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