La Educación En Chile
Enviado por pipepino • 25 de Diciembre de 2011 • 2.228 Palabras (9 Páginas) • 691 Visitas
La educación en chile; Una reflexión del qué y para qué de la educación.
"El porvenir ha de brotar de la escuela. Todo lo que se edifique sobre otra base es construir sobre arena. Mas, por desgracia, la escuela puede lo mismo servir de cimiento a los baluartes de la tiranía que a los alcázares de la libertad. De este punto de partida arrancan así la barbarie como la civilización" (“La escuela moderna”, Francisco Ferrer Guardia).
Palabras de Francisco Ferrer Guardia, quien creó en España la autodenominada “Escuela moderna”, la cual se basaba en principios antiautoritarios, anticlericales y anti coercitivos. Sobre esta escuela no se tienen mayores registros, sin embargo en la memoria del pueblo español que reclamó por la república y el anarco sindicalismo, se erigió esta forma nueva de educación que se levantaba como un modelo propicio para la autonomía y la formación racional, solidaria, y en definitiva humana de los niños, sin reconocer en ellos clases, superioridad de sexo o de capacidades.
Como el método experimental de Ferrer hay muchos. Se puede asemejar a los modelos modernos como la educación popular de Freire, y también a la pedagogía no directiva de Rogers como otros proyectos que distintos personajes plantearon en el siglo pasado (vemos a León Tolstoy, Paul Robin, Celestin Freinet). Pero es visible que la existencia de éstos en la sociedad actual es en cierta manera escasa y claramente no hegemónica (sin decir que deba serlo). La pedagogía experimental, popular o libertaria, difícilmente pueda enmarcarse dentro de un plano hegemónico e institucional. Su razón de ser, su esencia está estructuralmente hecha para una sociedad donde el individuo, su comunidad y su entorno estén en completa comunión y relación con su formación o integridad, cosa que el modelo capitalista, competitivo y violento como el actual, difícilmente daría la oportunidad de ser, obligándolo a atrincherarse en las sombras de la marginalidad y periferia social, pero ayudándole a mantener su espíritu coherente y de la mano con la esperanza de un nuevo porvenir. Le hablo desde aquí, a una educación donde el humano esté como valor central de los intereses de la comunidad; su entorno para él y así mismo, él humano para el trabajo con éste.
Comienzo así este ensayo, que a primera vista pareciera no incluir las problemáticas actualmente identificadas dentro de la educación chilena. Es importante, primero aclarar que comencé casi con un resumen de mi idea respecto a la educación y planteando de inmediato mi referencia respecto a ésta. Para entender la educación, desde mi punto de vista, es necesario preguntar primero el cómo se mira al hombre en ésta, cómo se entiende la libertad, la determinación y la sociedad, y en qué lugar nos pondremos a mirar soluciones a los distintos problemas identificados dentro de la educación. La premisa que sostiene mi posición es la de que, si estamos reflexionando sobre la educación, y si reflexionamos sobre quién la estamos ejerciendo, primero debemos irnos a pensar al actor que tiene la inmediata relación con esta práctica (no reconociendo leyes ni estructuras técnicas aun), al cual todos entendemos que es el ser humano y su comunidad. Desde aquí quiero decir que, el estudio complejo de la educación debe ser hecho en consideración y entendiendo la complejidad del trabajo con humanos. Al trabajar con nosotros mismos y obligatoriamente con lo que esperamos de nosotros, es necesario formularnos la siguiente pregunta crucial; ¿De qué manera nos estamos reflexionando, y a nuestras prácticas, si partimos de la idea soberbia (diría Nietzsche) de que conocemos algo que es mejor o peor para nosotros?
Para estudiar la forma en la que queremos una educación, y si pensar en esto requiere pensarnos a nosotros mismos, significaría que toda respuesta que diéramos sobre un método hablaría de una verdad que nos gustaría ver reflejada en un modelo de sociedad. Hablo aquí de poder, de la respuesta que le damos a una pregunta que no debe ser respondida desde una generalidad, sino, a mi parecer desde una “particularidad dependiente de la realidad”; desde quien entiende su realidad, desde quien sepa qué es lo que necesita de lo poco que se conoce, y desde la “humildad epistémica” de quienes sepan que sólo poseen su saber. Plantear la pregunta por la educación como la de qué es lo que estamos esperando de nosotros y qué entendemos por nosotros, es la que me gustaría emplear para empezar la discusión dentro de este ensayo sobre la realidad chilena y lo que nos limita u otorga el modelo neoliberal de educación (que en todo caso, pone más perversión que limitaciones a la educación).
Si ya la mal llamada revolución pingüina mostró al desnudo la realidad educativa en Chile, fue un milagro para empezar a repensar lo que tenemos como sociedad. La calidad como los recursos destinados a ésta fueron cuestionados, se puso en boca, se instaló en la mente popular y como caballo de batalla para nosotros los jóvenes. La realidad empieza a ser cuestionada, sin embargo pareciera ser el síntoma de una sociedad sedienta de algo nuevo a nivel estructural. Si volviésemos a la pregunta de qué es lo que esperamos como humanos en esta sociedad, deberíamos remontarnos a qué es lo que fue la educación desde que entendemos la sociedad actual.
Desde P. Aguirre Cerda y su política educacional, “Gobernar es Educar”, el estado toma un rol fundamental en lo que respecta al crecimiento del bienestar social y los beneficios a los sectores más populares. La educación se convierte así en algo fundamental para los países que buscaban lograr el sueño de la industrialización y la modernización de su sociedad, aportando desde un estado con mayor protagonismo y un pueblo que parecía crecer desde sus raíces identitarias, las que no se basaban desde una institucionalización, sino de una vida como pueblo y reconocimiento así mismo como pueblo; la clara muestra de clases sociales y la necesidad de organizaciones mayormente preponderantes en el futuro de las comunidades. Lo que quiero hablar aquí, es la importancia que tiene la forma en la cual el estado requiere de la sociedad una superación al analfabetismo, al empobrecimiento y a la necesidad de generar producción y desarrollo local. La comunidad claramente se beneficia de las medidas adoptadas por un estado preocupado y protagonista de la vida pública y social. Sin embargo la preocupación debe entenderse de arriba abajo y no de abajo arriba, es decir, no se integra una verdadera representatividad desde lo que requiere el hombre de su vida y lo que el estado pretende de él. Sin alejarme de la realidad, entiendo la tremenda ayuda que podría hacer al proyecto común la intervención
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