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La Inteligencia Emocional

danielin20148 de Septiembre de 2014

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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

El concepto de inteligencia emocional nace con la necesidad de responder a una cuestión que puede parecer simple: ¿Por qué hay personas que se adaptan mejor que otras a las diferentes contingencias de la vida?. A inicio de los años 90, los psicólogos Peter Salovey de la Universidad de Harvard y Jhon Mayer de la Universidad de New Hampshire, acuñaron por primera vez el concepto de “Inteligencia Emocional”, pero quien lo popularizo fue Daniel Goleman con su libro titulado justamente “Inteligencia Emocional”.

Adicionalmente tendríamos que decir que la inteligencia emocional, tiene sus raíces en la inteligencia intra-personal e interpersonal planteada por H. Garner, quien en su concepción acerca de la inteligencia múltiple señaló la existencia de dos inteligencias que estaban vinculadas a la persona, y que socialmente no se le daba importancia, el resultado era tener un desconocimiento emocional el cual no tenía control el sujeto de sus propias emociones.

2.1 Premisas para entender la Inteligencia Emocional

Para poder entender lo que es Inteligencia .Emocional tenemos que tener en cuenta las siguientes premisas:

 La inteligencia Emocional se acciona esencialmente en la interacción humana.

 La madurez (prudencia, sensatez y juicio) es condición necesaria para desarrollar la competencia emocional.

 El talento emocional a diferencia de la inteligencia emocional no es mayoritariamente un potencial genético preestablecido, sino que se desarrolla continuamente desde el nacimiento.

 El grado de competencia emocional que puede desarrollar una persona no proviene de la programación o memorización de atributos de conducta externos, ajenos y estereotipados. Realmente se trata del resultado de trabajos y procesos integrados en los recursos internos personales. Derivados de entrenamientos adecuados y múltiples experiencias individualizadas proyectadas a mediano y largo plazo.

 Esta comprobado que técnicas y cursos de capacitación emocional donde se asegura desarrollar habilidades emocionales en una jornada o en un par de salidas a campo abierto, sin efectuar diagnósticos integrales, realizar sensibilizaciones personalizadas, ni especificar las necesidades emocionales a entrenar particularmente por cada persona o grupo, están rindiendo escasos resultados y beneficios.

 La vida emocional es un ámbito que puede distorsionarse con mayor o menor destreza y requiere un singular conjunto de habilidades para que la reacción emocional a los acontecimientos disparadores se vuelva menos perturbadora.

 La calidad y excelencia en los emprendimientos o en la productividad fracasan tarde o temprano cuando son tenidos en cuenta únicamente bajo el dominio de lo racional. Si los recursos humanos internos son subestimados, deficitarios o no son los pertinentes, existen siempre un ”Talón de Aquiles” que tarde o temprano va a emerger como una debilidad en la actividad externa por más estrategia, capacidad, organización , avance tecnológico o potencial que esta ostente.

 Las experiencias emocionales vividas la infancia dan forma a los circuitos emocionales (engramas emocionales) fijando los hábitos esenciales que gobiernan la vida, haciendo a la persona más experta en la base de su inteligencia emocional. Las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de pensar con claridad y concentrarse en el trabajo.

 Las mujeres no son emocionalmente mas inteligentes que los hombres ni viceversa porque. Cada persona posee su propio perfil de fortalezas y debilidades, mas halla del perfil específico determinado por el género.

 Existen carencias lamentables en la formación actual respecto a la inteligencia emocional. Los usos y costumbres están cambiando en todos los contextos. La Inteligencia Emocional se revela como el ingrediente fundamental para la competitividad.

 Los contextos sociales, familiares, laborales, educativos que ignoran la realidad emocional de sus integrantes están, de hecho, causándose un grave perjuicio a sí misma, mientras que aquellas otras que muestran una apertura a la misma se hallan mas preparadas para sobrevivir y rendir óptimamente en este mundo cambiante.

2.2 Definiciones de inteligencia emocional

La Inteligencia Emocional se entiende como un conjunto de habilidades que implican emociones. Varios autores han señalado diferentes definiciones de Inteligencia Emocional:

Peter Salovey y John Mayer (1990), consideran a la inteligencia emocional como un subconjunto de la inteligencia social, que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y las emociones propias, así como los de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestros pensamientos y nuestras acciones.

Concretamente lo definieron como la “Habilidad para percibir, evaluar, comprender y expresar emociones, y la habilidad para regular estas emociones que promuevan el crecimiento intelectual y emocional”.

Daniel Goleman (1998), afirma que “La Inteligencia Emocional es una capacidad de reconocer nuestras propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos”.

Maxime Chavanne (1997), considera que es la “Capacidad para leer nuestros sentimientos, controlar nuestros impulsos, razonar, permanecer tranquilos y optimistas cuando nos vemos confrontados a ciertas pruebas y mantenernos a la escucha del otro”.

Reuven Baron (2000), manifiesta que es “Un conjunto de capacidades, competencias y habilidades no cognitivas que influencian la habilidad propia de tener éxito al afrontar las demandas y presiones del medio ambiente”.

Vallés y Vallés (2000) la define como “Las capacidades y disposiciones para crear voluntariamente un estado de ánimo o sentimiento a partir de las ideas que tenemos sobre lo que ocurre”. Si los problemas son de índole emocional, son las habilidades emocionales las que se debe de poner en práctica para alcanzar mayores niveles de satisfacción y de desarrollo personal. Para que se produzca debemos recordar que la expresión emocional demuestra nuestro estado de ánimo. Es por ello que las tres dimensiones: pensar, sentir y hacer quedan integradas.

John Mayer (2002), se refiere a la “Habilidad para reconocer el significado de las emociones y sus relaciones, para razonar y resolver problemas en base a ello. También incluye emplear las emociones para realizar actividades cognitivas”.

2.3 Centros neuroanatómicos de la Inteligencia Emocional

El procesamiento de la inteligencia emocional se encuentra en las capas más profundas del cerebro. Su base de operaciones se ubica en lo que los neurólogos conocen como sistema límbico, el mismo que esta compuesto por el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala, y muchas otras áreas cercanas. Este sistema presenta una clara vinculación con la corteza cerebral, que es la parte que controla el pensamiento.

Según los estudios realizados por LeDoux, autor de la obra Mind and brain. Dialogues in cognitive neuroscience (1986), a la corteza cerebral o neocórtex se le atribuyen funciones de metaconocimiento, es decir, la conciencia sobre los estados emocionales que permiten al sujeto discernir, comprender y analizar por qué se siente de un modo determinado.

El sistema límbico, concretamente, se encuentra alojado en los hemisferios cerebrales y se encarga de regular las emociones y los impulsos.

El hipotálamo es una compleja zona de sustancia gris que se extiende, en cada hemisferio, por debajo del tálamo. Juega un papel importante en la regulación de la vida emocional y las funciones vegetativas. Constituye una parte muy pequeña del volumen del encéfalo anterior y, sin embargo, es decisivo para la organización de una variedad de procesos autónomos y de la conducta. En esta cavidad es donde se produce el aprendizaje emocional y donde se almacenan los recuerdos emocionales.

La amígdala cerebral es un grupo de neuronas con forma de almendra situado en el lóbulo temporal del cerebro, contigua al hipocampo. La amígdala es el centro de control emocional, está relacionada con las sensaciones de ira, placer, dolor y temor. Su papel es la de ser un nexo de unión entre el cerebro emocional y el racional. Este pequeño órgano del cerebro medio, recibe información del tálamo, un centro de conexión sensorial, a su vez conectado con el hipocampo, un centro de procesamiento primero de la información sensorial, que parece estar asociado con la memoria a largo plazo y los principales mapas o espacios de reconocimiento perceptivo. La conexión con la amígdala, a su vez, tiene dos grandes derivaciones, una con el hipotálamo, un centro de control del sistema endocrino (responsable del control de la emisión de adrenalina, por ejemplo), y otra gran conexión con las áreas prefrontales, donde residen parte de nuestras capacidades superiores de razonamiento y conexiones conceptuales.

Cuando el sistema límbico y sus subestructuras afrontan una situación amenazadora para el sujeto sin pasar por el "filtro" del cerebro pensante, en la corteza cerebral, se producen unas reacciones desproporcionadas que se traducen en episodios de alteración personal y momentos de crisis.

Establecer caminos neuronales o conexiones intersinápticas entre la amígdala y la corteza cerebral es un factor

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