Meta-reflexividad Margaret Archer

Meta-reflexividad

Andrés Gutiérrez

Introducción general

Aunque parezca una actividad mental complicada, la meta-reflexividad no es otra cosa que reflexionar sobre los propios actos de reflexividad. Esto implica preguntarnos algo que va más allá de alguna cuestión como, por ejemplo, la hora. Es decir, no es un simple –“¿Qué hora es? –Son las 5 de la tarde”. Más bien, se inicia una conversación o diálogo interno en el que se interpela la propia pregunta: “¿Por qué estuve todo el día afuera? –Siempre te confundes cuando hay un feriado”. Así, la conversación interna no versa sobre la proposición en sí misma, sino en las razones por las que esta se formula en primer lugar.

La meta-reflexividad no necesita ser profunda. Sin embargo, aunque todos los actos de automonitoreo son de alguna manera meta-reflexivos, los que interesan a Archer no son aquellos orientados a tareas (como en las reflexividades previas), sino aquellos que son “auto-orientados”, donde la conversación interna del sujeto es sobre sí mismo y no sobre sus acciones externas.

El objetivo principal era identificar algunas características objetivas en los entornos sociales de los sujetos que hayan propiciado el desarrollo de este tipo de reflexividad. Como primer elemento, las personas meta-reflexivas comparten la misma discontinuidad contextual que las personas con una reflexividad autónoma (aunque es difícil saber si en algún momento transitaron de una a otra, ya que ahora se preocupan principalmente por el cuestionamiento de sus propios motivos y reacciones).

Por lo tanto, estas personas son, por lo común, contextualmente inestables. Es decir, no hay un contexto en el que se mantengan por mucho tiempo o con el que no sean críticos. Internamente siempre se cuestionan a sí mismos “¿por qué?” y, de la misma manera, producen una crítica a la sociedad y a su relación personal con esta. Por este motivo, no son capaces de asentarse firmemente y de manera duradera sobre algún contexto específico. Siempre habrá algo, eventualmente, si no es que muchas cosas, que les cause incomodidad, les parezca desagradable o poco deseable en términos de una realización completa de las personas que quieren ser.

Otra cuestión relevante es que las personas meta-reflexivas son particularmente propensas a preocuparse no solo por su relación con el mundo, sino que también muestran una preocupación sustantiva por las injusticias. Esto no quiere decir que sean activistas políticos cuyo ideal sea la completa superación de los males o que se comprometan en políticas revolucionarias, sino que su preocupación se acota por víctimas específicas, subalternos y marginados concretos.

Por otro lado, en tanto agentes, los meta-reflexivos son idealistas. Además, buscan expresar este ideal a través de sus propias vidas. Son personas con una vocación (o en búsqueda de una) que les permita invertir en ellos mismos y que exprese dicho ideal. Por esta razón, experimentan una constante tensión entre estructura y cultura. Esto, ya que ningún arreglo social se aproxima a su ideal, tampoco alguna institución u organización en la que se vinculen vocacionalmente. Esta es la segunda característica que comparten, pues en tanto tienen un ideal holístico, quieren que todo lo que hacen y todas las personas con las que se involucren compartan esa misma vocación y preocupación. Por este motivo, generalmente, tienen problemas encajando dichas preocupaciones en los contextos en los que se insertan, a diferencia de otras personas con modelos de reflexividad alternativos. Así, siempre habrá para ellos y ellas un desfaz en el alineamiento de sus ideales.

También habrá para estas personas una tensión permanente en otro sentido. Gastarán mucha energía en una introspección y cuestionamiento que les permita cambiarse y armonizar sus ideales y vocación con el contexto. Sin embargo, muchas veces concluirán que la autoconciencia o el mejoramiento propio no serán suficientes. En otras circunstancias serán factores externos fuera de su control los que les dificulten dicha armonización. Cuando ello ocurre, y las posibilidades de alinearse son imposibles, las personas meta-reflexivas buscarán un nuevo modo de vida (modus vivendi). En este sentido, estas personas tienen muchas dificultades en completar la secuencia preocupaciones proyectos  prácticas. No obstante, aunque sus prácticas y proyectos, muy a su pesar, puedan cambiar o ajustarse, no sus preocupaciones últimas. De abandonar estas, dejarían de ser quienes son.

Pero si lo anterior es cierto, entonces, las personas meta-reflexivas tendrán no solo dificultades comprometiéndose con proyectos a largo plazo que tengan efectos duraderos en sus prácticas, sino que tendrán más problemas que otras personas (con otras reflexividades) para definir un modus vivendi satisfactorio y duradero. De ahí su volatilidad. En tanto idealistas, por otro lado, estarán dispuestos y pagaran muchas veces el precio por su búsqueda incesante, incluso en términos de movilidad social lateral o descendente.

Cass Ballantine: caso prototípico de meta-reflexión

Cass es una mujer de 55 años. Ha pasado la mayor parte de su vida enseñando y como trabajadora social. Se ha retirado recientemente y está pronta a viajar al sur de África como voluntaria en un proyecto de niños en condición de calle.

Como señala Archer, es una de las pocas que ha dedicado tiempo y reflexión a su propio proceso reflexivo. Por su calidad didáctica, traduzco un extracto de la entrevista con Cass relativo a su proceso meditativo:

Me doy cuenta de que tal vez estoy cayendo en un estado de ánimo o un patrón de pensamiento que sé que no es saludable para mí. Lo reencuadraré cognitivamente y lucharé contra lo que veo como negatividad. Por un lado, está eso, y supongo que junto a eso habrá una especie de autoadvertencia, un reconocimiento de la necesidad de dejar de pensar así, o de "no deberías estar haciendo eso". Todos los "deberías" y "no deberías" entran en juego (Archer, 2003 p. 260).

Derivado de lo anterior, entra en escena el papel que juegan otras personas en estas autoevaluaciones. Precisamente, un aspecto importante de este grupo (derivado del caso de Cass) es que en el monitoreo de sí mismos y de las otras personas, no existe una uniformidad en la intrapunitividad. Es decir, las otras personas pueden ser responsables y tener la culpa en las acciones y pensamientos de los meta-reflexivos. Por otro lado, aunque existe cierta autocensura, estas personas también pueden desarrollar procesos de aceptación propia que emergen como una aceptación de que las acciones

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