Ortorexia

Ortorexia

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Edición No. 95 diciembre 2007 - febrero 2008

La obsesión por comer sano puede ser síntoma de un trastorno alimentario. Incluir alimentos

saludables en la dieta es muy benéfico, pero erradicar completamente otros puede tener

consecuencias fatales.

Los ortoréxicos tienen una tendencia obsesiva y, como la mayoría de obsesivos, les cuesta trabajo decir “no” a personas con mayor jerarquía familiar, social o laboral. Por eso, cuando la abuela, el jefe o los suegros de una persona ortoréxica la invitan a cenar, accede a comerse lo que haya en el plato. Después, la culpa y la repulsión hacen su tarea y la persona entra en una etapa crítica en la que, incluso, deja de comer por un tiempo para “desintoxicar” el organismo.

El sentimiento de culpa por estar “atentando” contra su salud es tal que comienza a evitar las reuniones sociales en donde pueda verse enfrentado a alimentos que considera dañinos. A menos que pueda saber qué productos utilizan los anfitriones y cómo los preparan, prefiere aislarse. Tampoco van a ningún restaurante por miedo a que contaminen su comida con algún producto o procedimiento que, bajo su óptica, no es adecuado.

Las personas que sufren trastornos alimentarios, generalmente, tienen distorsiones cognitivas o ideas erróneas sobre la alimentación. La creencia de los ortoréxicos es que los alimentos biológicamente puros son los únicos que les aseguran una buena salud y los puede mantener vivos. Son muchos los alimentos que se niegan a comer, pero en especial la proteína animal.

A diferencia de los vegetarianos responsables, no están atentos a reemplazar con otros alimentos las proteínas que proporciona la carne y que son indispensables para una buena salud. De esa forma privan al organismo no solamente de proteínas y aminoácidos, necesarios para la creación de defensas y regeneración de tejidos, sino de vitaminas y minerales que favorecen el crecimiento y el correcto funcionamiento del cuerpo.

Al no sustituir los productos que eliminan de su dieta con otros que le aporten los mismos nutrientes, más temprano que tarde se desnutren, presentan un déficit en oligoelementos, vitaminas y minerales, y empiezan a sentir serias repercusiones en su salud. En algún momento empiezan a sentir cansancio, pérdida de energía, pueden sufrir anemia y contraer fácilmente infecciones. Pero sus ideas obsesivas sobre la comida “correcta” para el cuerpo los obliga a continuar con su dieta estricta hasta causarles, incluso, la muerte por inanición.

Por esas razones es muy importante detectar y tratar la conducta ortoréxica. Entre más temprano sea, más fácil va a ser su recuperación porque la intensidad del trastorno puede ir aumentando con el tiempo. Lo más difícil es que el paciente reconozca que tiene una obsesión por comer únicamente ciertos

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