PRINCIPIOS EDUCATIVOS DE EMMI PIKLER
Enviado por Ulinagia • 25 de Mayo de 2013 • 3.670 Palabras (15 Páginas) • 530 Visitas
EDUCATIVOS DE EMMI PIKLER.
Bibliografía básica:
DAVID, M.; APPEL, G. (1986). La educación del niño de 0 a 3 años: experiencia del Instituto Lóczy. Madrid. Nancea.
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HEVESI, K. La participación del pequeño en la atención personal. Infancia, núm. 20 (1993), p. 14-18
ÒDENA, P. Emmi Pikler y la educación de los más pequeños. Infancia, núm. 81(2003), p. 26-29
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TARDOS, A. La mano de la educadora. Infancia, núm. 11 (1992), p. 14-18
TARDOS, A.; SZANTO-FEDER, A. ¿Qué es la autonomía desde la primera edad? Infancia, núm. 62 (2000). P 5-11
La maduración psicomotora de E. Pikler. Los efectos de la intervención y no intervención del adulto en el desarrollo postural y del movimiento
OBJETIVOS
Emmi Pikler propone un modo de plantear el trabajo psicomotor con el niño/a basado en la no intervención del adulto.
Las nociones esenciales del pensamiento de la doctora Pikler se pueden sintetizar en los siguientes apartados:
• El valor de la actividad autónoma: El movimiento libre, la actividad iniciada por el mismo niño, el aprendizaje autónomo y la noción de competencia. Todas ellas subrayan la autonomía del niño desde la primera infancia, desde el inicio de la vida.
• El valor de una relación afectiva privilegiada y la importancia de la misma: el papel que debe desempeñar el adulto en la forma de relacionarse con el niño. La observación
• La necesidad de ayudar al niño a tomar conciencia de sí mismo y de su entorno.
Contexto histórico
El contexto histórico en el que la doctora Emmi Pikler vivió da un sentido muy importante a su trabajo.
Emmi Pikler nació en 1902, estudió pediatría en Viena y desarrolló su carrera profesional en Budapest. En 1946 recibe el encargo de dirigir una institución para huérfanos y niños abandonados menores de 3 años. La II Guerra Mundial había dejado huérfanos a gran cantidad de niños que vivían acogidos en orfelinatos en condiciones de deprivación. Los estudios de Spitz, coetáneo de Pikler, ponían de manifiesto los problemas que se derivaban de estas situaciones en las que los niños crecían sin referentes afectivos, sin la posibilidad de establecer vínculos relacionales estables. El llamado Síndrome del Hospitalismo era la prueba palpable de la gravedad de las condiciones de estas instituciones públicas. Pikler se propuso modificar la situación demostrando que estos niños podían educarse y crecer en condiciones adecuadas, aún residiendo en una institución. En 1970, el instituto Lóczy fundado por Pikler se convirtió en un centro de educación e investigación para la mejora del desarrollo de los niños.
Los comienzos profesionales de Emmi Pikler habían sido en el ejercicio de su profesión de pediatra de familia. Ayudaba a los padres a la observación de su bebé para que ellos mismos descubrieran la importancia de tener confianza en la capacidad de desarrollo del niño. Juntamente con ellos razonaba la creación de las condiciones materiales y emocionales más adecuadas para que las actividades del niño fueran más ricas, sin necesidad de intervenir directamente en su juego ni en su acción. Establecía con los padres el ritmo de alimentación y de sueño más adecuado al niño y aseguraba que los momentos de cambio de pañales, higiene, vestido y comida, fueran ocasiones tranquilas y de relación placentera entre padres e
hijo, estando siempre atentos a las reacciones del niño y favoreciendo su participación en cada una de estas actividades. Estos mismos principios fueron trasladados al instituto Lóczy y desarrollados ampliamente a lo largo de su trayectoria.
El valor de la actividad autónoma
El pensamiento de Pikler tiene como base la confianza y el respeto al niño, considerándole una persona desde el nacimiento, una persona que es parte activa de su propia evolución, una evolución que se basa en la actividad y en la autonomía. Emmi Pikler confía en el niño, en la capacidad innata y social del aprendizaje de los recién nacidos y de los bebés, cree en su capacidad de desarrollo autónomo y busca favorecerlo respetando su iniciativa, en el proceso de evolución de sus movimientos, en la manifestación de su desarrollo psíquico, en su juego, en su pensamiento y en su comunicación con los demás.
Cuando el niño actúa por su propia iniciativa e interés, aprende y adquiere capacidades y conocimientos mucho más sólidos que si se intenta inculcarle desde el exterior estos mismos aprendizajes.
Pikler considera fundamental el valor de la actividad autónoma del niño sobre la base de sus propias iniciativas en el aprendizaje de los movimientos. Sus planteamientos parten del convencimiento de que el niño que aprende a moverse y a andar por sus propios tanteos y experiencias sin recibir soluciones preelaboradas y sin que el adulto interfiera en sus exploraciones, progresa y adquiere conocimientos de una naturaleza distinta, mucho más sólida que el niño protegido o enseñado a moverse y a alcanzar los niveles de desarrollo que los adultos consideran adecuados.
En este sentido trata de evitar la actitud intervencionista por parte del adulto, es decir, la actitud que hace al niño pasivo, intentando enseñarle algo que aprende sólo por complacer al adulto pero no por el placer que proporciona la motivación y la comprensión del significado de lo que está haciendo. Según ella misma afirma, la intervención directa del adulto durante los primeros estadios del desarrollo no es una condición previa para la adquisición de estos estadios. Aconseja dejar a los niños en completa libertad de movimientos, una libertad que consigue asegurar a partir de proporcionarles espacio suficiente y correctamente equipado, de vestirles con ropa adecuada para moverse cómodamente y, sobre todo, prescindiendo de cualquier tipo de adiestramiento.
La importancia del movimiento autónomo durante el primer año
Para el niño, la libertad de movimientos significa la posibilidad, en las condiciones materiales adecuadas, de descubrir, experimentar, perfeccionar y vivir, en cada fase de su desarrollo, sus posturas y movimientos. Por ello, necesita un espacio adaptado a sus movimientos, usar ropa que no lo obstaculice, hallarse sobre un suelo firme y disponer de juguetes que lo motiven.
Después de la posición dorsal, sin que el adulto
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