Prisioneros Del Erotismo O El Erotismo Aprisionado.
Enviado por Joysa • 16 de Junio de 2014 • 2.238 Palabras (9 Páginas) • 262 Visitas
"Alguien cose en tu sangre lentejuelas
para que atravieses
los redondos umbrales del placer
y ensayas a la vez desdén y seducción."
Ana Rossetti
Es una condicionante del sujeto, que durante todo su proceso de vida sea y se convierta en un ser deseante, aunque la pregunta precisa podría estar direccionada al deseo de qué o quién. El ser humano es complejo por naturaleza, por lo tanto no le podemos restar importancia a este proceso que atraviesa el ser humano en su proceso de vida.
El erotismo forma parte de todo lo concerniente con la sexualidad y no simplemente con un acto sexual físico, están de por medio todas sus proyecciones como lo pueden ser el arte, la literatura y la música. Por esta misma razón, se entiende que exista una relación ente el sexo y el amor, aunque no sean una base o fundamento del mismo. Sin embargo, el erotismo no es solamente una respuesta a los estímulos reales, al contrario, juega un papel muy importante dentro de la imaginación y fantasía, siendo así el erotismo una de las partes más típicas y notorias manifestaciones de lo humano.
Cuando la sexualidad se socializa y se transfigura por la relación humana y la fantasía, estamos en el orden del erotismo. (Paz, 1993)
Al erotismo se le podría definir como una característica primordial de la condición humana, ya que es un eje que cumple con ciertas necesidades del ser humano, ya sean emocionales o de puro placer sexual. Entonces “el erotismo es la dimensión humana de la sexualidad, aquello que la imaginación añade a la naturaleza”. (Paz, 1997:117).
De esta forma, el erotismo está impregnado en el ser humano completamente al poder manifestarse de múltiples maneras, mezclando la imaginación natural que puede llevar a un acto real. Por otra parte se puede manifiestar de diferentes maneras según sea el caso y el sexo. Ya que cada individuo ya sea femenino o masculino, por naturaleza tiende a manifestarse y expresarse de formas muy distintas, en esta situación también influye la sociedad y el contexto en donde se desenvuelve la persona, es decir depende mucho de los prejuicios sociales en los que se vea inmerso y de este modo tomar la decisión de cómo poder expresar sus deseos, externándolos sin miedos ni juicios. Es así como nos adentramos en uno de los malestares de la cultura, ya que los sujetos están determinados a condiciones dispuestas por un orden social, que finalmente se va reproduciendo con cada movimiento societario.
En todas las culturas de todos los tiempos la sexualidad humana ocupa el punto central de la compleja fenomenología del comportamiento, ya se refiera éste al individuo particular ya al conjunto o colectividad…Cuanto más evolucionada es la cultura, tanto más informada la sexualidad esos productos que en sentido más estricto, llamamos culturales, tales como la elaboración del pensamiento, los conceptos éticos, los postulados jurídicos, las normas políticas y sociales, el arte, la literatura, etc., la sexualidad tiene connotaciones éticas unívocamente positivas, o bien donde la misma se propone como valor. (Imbasciati, 1987:7)
Sin embargo al paso de la historia del ser humano, las mujeres y los hombres han buscado su individualidad de género, que nos lleva a tener como resultado una diferenciación de cada uno y de individuo por individuo. Por tanto, no se intenta decir que existen dos clases de erotismos ¿Por qué habría de haberlos? El hecho de la dualidad sexual provocará siempre diferencias entre los modos de expresión erótica de los hombres y mujeres, pero estas diferencias que en todo momento serán culturales, contingentes, impuestas, estimuladas, reprimidas, etc., es decir estaremos en el mundo del orden social.
Para poder referirnos correctamente al erotismo, se dispondrán de dos elementos fundamentales en la construcción de una interacción erótica placentera, me refiero a la corporalidad y la seducción. A través de la corporalidad, establecemos un puente con una dimensión de orden inferior a la erótica: la dimensión sexual. Mientras que por otro lado la seducción establece un puente con la dimensión superior: la relación amorosa. La primera nos abre de una conciencia de sí, mientras que la segunda nos abre a la conciencia de la existencia de los otros. Cuerpo y seducción nos unifican y nos preparan para el establecimiento de las relaciones intersubjetivas. El erotismo, con la corporalidad y la seducción, permite la construcción de la experiencia placentera.
Si el erotismo consta de una dimensión corporal, es necesario tener una buena integración corporal para poder gozar. La tradición cristiana-católica, toma la platónica división del hombre en cuerpo y alma, y concede preeminencia al alma sobre el cuerpo. Al cuerpo se le identifica con nuestra materialidad visible como seres biológicos, y el alma, como no se sabe bien qué es, se la ha identificado junto a los procesos mentales, como si ellos no tuvieran que ver con lo biológico. De hecho, la preminencia del alma tuvo en el cristianismo una versión un poco más dura: el cuerpo es malo, pero no olvidemos que para la religión católica, los enemigos del hombre eran el mundo, el demonio y la carne. Es decir, todo era malo, pero el cuerpo (la carne) con una significación especial. Y dentro de la este término de “carne” lo más prohibido no era lo corporal en sí, lo sensual, sino el sexo, es decir, el erotismo. Con todo esto, se logra explicar la falta de integración de lo corporal en el conjunto de la historia, no es fácil, ya que el pensamiento occidental, las metáforas de nuestra compresión del mundo, el lenguaje cotidiano, todo está lleno de estas metáforas de separación alma-cuerpo.
Un ejemplo muy claro de esto, es la educación de los niños, el “entrenamiento” de la higiene, la represión de la curiosidad genital, todo viene a contribuir a esa separación y a considerar el sexo como elemento de dolor, o como elemento de superación en aras de una mayor “dignidad humana”. Sin embargo, el cuerpo sigue aislado pero se la prioridad. La frases “yo soy dueño o dueña de mi cuerpo”, muestra claramente ese dualismo mente-cuerpo de signo opuesto al tradicional.
Es a través de la experiencia, que el niño va construyendo el mundo que para él, es pensable o imaginable. La dimensión biológica que marca su existencia, ha de ser integrada en esa construcción de sí, que todo sujeto va realizando al forjar la historia de su propio mundo. Una educación anticorporal, antiplacentera, antisensualidad, edípica, tendrá probablemente una visión deformada del mundo y se verá reflejada en la incapacidad de gozar su propio cuerpo, o en dado caso puede conllevar a un grado de impotencia o anorgasmia.
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