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Psicologia Infantil


Enviado por   •  22 de Junio de 2014  •  1.673 Palabras (7 Páginas)  •  353 Visitas

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CAPíTULO 6

LAS CLASIFICACIONES

EN PSICOPATOLOGíA INFANTIL

Edelmira Doménech Llaberia

Lourdes Ezpeleta Ascaso

1. INTRODUCCIÓN

La naturaleza no está clasificada. Las clasificaciones no son más que

artefactos que los hombres introducimos en la naturaleza para entenderla y

comunicarnos entre nosotros.

La psiquiatría infantil se ha basado principalmente en la clínica y ha

vivido hasta hace pocos años casi al margen de las clasificaciones. Hoy

todavía existen profesionales que piensan que clasificar los trastornos mentales

de los niños y adolescentes es contraproducente. Aunque cada vez sean

menos los que así opinan, no debe olvidarse que ésta fue la opinión de la

mayoría de paidopsiquiatras durante más de la mitad del siglo XX.

El interés por clasificar las enfermedades de los niños es un fenómeno

reciente. Su aparición es posterior al desarrollo de las clasificaciones en

psiquiatría del adulto. No obstante actualmente las clasificaciones son fundamentales

para la consolidación de una psicopatología infantil científica.

La creación de la psiquiatría científica moderna se debe en gran parte

a dos hechos señalados por Weiner (1991 ): de un lado, la revolución biolÓgica,

que se inicia con el descubrimiento de las propiedades antipsicóticas de

la clorpromazina (1952) y, de otro, la revolución diagnóstica que arranca de

la publicación de los criterios diagnósticos de Feighner et al. (1972) que

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Las clasificaciones en psicopatología infantil -

sirvieron de base al DSM-III (APA, 1980). Este representa un paso decisivo

en la utilización de las clasificaciones en psiquiatría del adulto.

A partir de este momento el interés por clasificar también los trastornos

psiquiátricos de los niños va en aumento. Sin embargo, la clasificación de la

psicopatología infantil sigue siendo todavía muy dependiente de la nosografía

pensada para el adulto, etapa en la que los síndromes y trastornos suelen

estar mucho más delimitados y fijos que en el adolescente o en el niño. Esto

hace que en este último decenio del siglo XX queden muchas cuestiones por

resolver en la forma de clasificar la psicopatología infantil.

Aunque el profesional clínico con experiencia pueda resolver el problema

psicopatológico de un niño sin acudir a las clasificaciones, éstas son imprescindibles

para el progreso científico de la paidopsiquiatría. Sin unos criterios

diagnósticos operativos y un sistema clasificatorio adecuado es imposible

realizar buenos estudios epidemiológicos, evaluar resultados de un tratamiento

con psicofármacos o con técnicas psicológicas, hacer investigación genética

de los trastornos mentales infantiles o contrastar resultados obtenidos por

los estudiosos del tema en diferentes laboratorios y hospitales.

Por tanto elevar el nivel científico de la psiquiatría infantil exige plantearse

trabajar con las clasificaciones. Consideramos un hecho positivo la mayor

participación de paidopsiquiatras en la elaboración del DSM-IV (APA, 1994),

que en las anteriores ediciones. También es esperanzador el hecho de que

muchos psiquiatras franceses de tendencia dinámica y antinosográfica hasta

hace poco tiempo, hayan participado en la redacción de la Classification

franr;aise des troubles mentaux de /'enfance (Mises et al., 1988) que tiene el

mérito de centrarse muy específicamente en los niños y adolescentes.

Antes de pasar a analizar las principales taxonomías paidopsiquiátricas

existentes comentaremos brevemente las dificultades de las clasificaciones

infantiles.

2. DIFICULTADES PARA CLASIFICAR LOS TRASTORNOS MENTALES

DEL NIÑO y DEL ADOLESCENTE

Elegir un sistema de clasificación en psicopatología infantil es una tarea

comprometida y difícil porque cualquier elección no es neutra. Sin embargo

ésta orienta de forma muy decisiva la práctica clínica, el tratamiento, la investigaciÓn

o la organización de una red sanitaria por parte de una administración.

A continuación, planteamos algunas de las dificultades encontradas.

1) Los apartados que tratan de los niños en las dos grandes clasificaciones

de mayor difusión internacional, el DSM (APA) y la CIE (OMS), tienen

poco en cuenta el factor evolutivo así como las diferencias de expresión

de los síntomas según la edad. Esto constituye un verdadero problema

en las primeras etapas del desarrollo. Pero lo es en toda la etapa infanto-

juvenil. En estos períodos de cambios rápidos puede ser difícil hacer

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Edelmira Doménech L/aberia y Lourdes Ezpeleta Ascaso

encajar un trastorno dentro de una unidad sindrórnica rígidamente organizada

según la forma que tiene el síndrome en la adultez.

2) Por otra parte, el espacio reservado a los niños en estas dos clasificaciones

es proporcionalmente muy reducido. Esto arranca desde el inicio

de las clasificaciones categoriales, es decir de la obra de Kraepelin.

Cuando éste publicó por primera vez la clasificación de las

enfermedades mentales (1899) no dedicó ningún apartado a los niños.

Esta laguna se ha ido perpetuando en las clasificaciones neokraepelianas.

Todavía en los años sesenta la psicopatología infantil

quedaba muy marginada tanto en la ICD-8 (WHO, 1967) como en el

DSM-II (APA, 1968). Este solamente consideraba dos categorías

infantiles: la reacción de adaptación y la esquizofrenia infantil. Con la

gran ampliación de las categorías diagnósticas de la ICD-9 (WHO,

1978) y del DSM-III (APA, 1980), los trastornos infantiles salen beneficiados

pero siguen en situación de inferioridad respecto a los de los

adultos y esta situación no mejora en el DSM-III-R (APA, 1987) ni en

el DSM- IV.

3) Una dificultad importante para clasificar los trastornos en la infancia

es la delimitación de los mismos. En psicopatología infantil la tarea de

describir y delimitar exactamente los trastornos, condición indispensable

para clasificar, está todavía en parte por hacer. Por un lado no

existe, hoy por hoy, consenso sobre qué trastornos existen realmente

en los niños; este problema se acrecienta por debajo de los seis

años. Por otra parte la comorbilidad es muy elevada tanto en los

niños más pequeños

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