Taller De Psicopedagogía
Enviado por agussanchez • 7 de Abril de 2014 • 6.459 Palabras (26 Páginas) • 301 Visitas
Asignatura: Evaluación de programas de intervención
Curso y Titulación: 2º de Psicopedagogía
Objetivo básico del tema:
Con el desarrollo del presente tema se pretende conseguir que el alumno pueda introducirse en la evaluación de diferentes programas de intervención psicopedagógica, utilizando determinados estándares, criterios e indicadores de evaluación.
Otros objetivos del tema son:
Comprender el significado y la utilidad de algunos de los estándares, criterios e indicadores que regulan la evaluación de programas.
Elaborar criterios e indicadores de la evaluación de programas.
Aplicar criterios, estándares e indicadores en la evaluación de al menos un programa de intervención psicopedagógica.
Contenidos:
1. Criterios, estándares e indicadores. (pág, 3)
2. Algunas propuestas de criterios de evaluación (pág. 5)
3. Formalización de indicadores de evaluación (pág. 6)
4. Algunas propuestas de indicadores de evaluación (pág. 11)
5. Utilidad de los indicadores en la evaluación de programas (pág. 18)
Desarrollo del tema:
Se apoya en la explicación de los conceptos ya indicados y en la presentación de un caso práctico que requiera la elaboración de criterios e indicadores para la evaluación de programas y su aplicación a un programa concreto.
Materiales:
Documento de desarrollo de los contenidos del tema, incluyendo ejemplos de criterios e
indicadores.
2. Programas de intervención psicopedagógica.
3. Bibliografía (ver pág. 19).
Autoevaluación:
Una vez finalizado el tema, se tratará de determinar si el alumno domina el objetivo básico del módulo. Para ello, se utilizará una prueba escrita, con varias preguntas de respuesta breve. Además el alumno completará una práctica sobre la elaboración y aplicación de criterios e indicadores para la evaluación de programas (ver pág. 20).
criterios, estándares e indicadores
Aunque se ha comentado con anterioridad, conviene recordar de nuevo que la evaluación de programas requiere valorar la información obtenida sobre los componentes de un programa comparándola con algún referente interno o externo de calidad, es decir, con un criterio. En alguna propuesta se ha planteado la posibilidad de abordar la evaluación de programas sin contar con criterios previamente establecidos (Cronbach, 1981). La idea de una evaluación sin criterios no supone, contra lo que la propia expresión parece sugerir, que se establezcan valoraciones sobre un programa sin establecer elementos de comparación; por el contrario, plantea la posibilidad de criterios emergentes al proceso mismo de evaluación.
Comencemos, no obstante, definiendo los términos claves de este tema; criterio, estándar, indicador, descriptor... Un criterio es un objetivo de calidad respecto del que puede ser valorado un programa de intervención psicopedagógica. Ese criterio puede establecerse en forma de normas o estándares y en forma de criterios no estándares.
Las normas (estándares) son unidades de medición (Dewey,1934). Las que se manejan en el sistema educativo proceden, según Noriega y Muñoz (1996), de dos fuentes principales:
Legislativa: las disposiciones legales establecen multitud de “declaraciones de expectación” obligatorias en cuanto a su cumplimiento. Reciben el nombre específico de normas legales.
Cuando situamos como estándar de calidad de un proyecto curricular o de un programa especial (p.e. adaptación curricular) la adaptación a las características del entorno y los alumnos, simplemente nos estamos haciendo eco de una norma legal que establece la necesidad de que el PCC u otros programas se elaboren teniendo en cuenta las características del entorno y los alumnos.
Epistemológica: los especialistas y profesionales en un determinado área de las Ciencias de la Educación han llegado a una serie de conclusiones que sirven para elaborar las directrices con las que guiar los procesos educativos.
Fijar normas o estándares de evaluación requiere de un importante nivel de consenso social, para que sean reconocidas tienen que ser aceptadas colectivamente. Así, respecto del contenido del programa un criterio estándar de calidad es la coherencia entre el programa y las bases socio-psico-pedagógicas (la teoría) en que dice ampararse. Este criterio permitiría, valorar la medida en que el programa se apoya en unos fundamentos teóricos sólidos. En relación con el desarrollo del programa, un criterio que cuenta con el suficiente respaldo entre los evaluadores es el de la conformidad con la planificación: la constatación de un nivel aceptable de conformidad entre planificación y desarrollo es un término que permite establecer la calidad de la aplicación de un programa.
Los estándares admiten diferentes gradaciones, desde un mínimo exigible hasta un óptimo deseable. Esta característica permite conducir el proceso de evaluación a través de estándares que matizan la frecuencia o el grado de aproximación de la realidad evaluada. La cualificación métrica del estándar puede ser:
Por presencia/ausencia
Por frecuencia de aparición del mismo, como se representaría en una escala del tipo Nunca....Siempre.
Por valoración cualitativa, en escalas del tipo: Deficiente.... Excelente (Noriega y Muñoz, 1996: 10).
Los criterios no estándares adoptan la forma de argumentaciones o “razones” en las que se fundamentan las valoraciones sobre los componentes de un programa. En relación con el Proyecto Curricular de Centro, ejemplos de criterios de evaluación serían: “Atender las necesidades de los alumnos mediante la orientación y regulación de los procesos de enseñanza y aprendizaje”; “Difundir los criterios y procedimientos de evaluación para democratizar su aplicación”; “Establecer medidas de atención a la diversidad para regular el esfuerzo educativo de los alumnos”, etc. Por supuesto, que establecer criterios no estandarizados requiere previamente de un acuerdo intersubjetivo.
La valoración de la ratio de egresados matriculados o el número de alumnos por aula pueden considerarse como criterios con referencia a normas standar cuando se utilizan en relación con la media global, mientras que el tipo de metodología docente o el sistema utilizado en la evaluación de los alumnos constituyen criterios cuyas normas no son estándar y por tanto reclaman previamente un consenso intersubjetivo para que cada observador pueda “leer el mismo valor” a partir de los datos que ofrece un instrumento o indicador. De lo contrario, lo que para unas personas son criterios de calidad para otras simplemente son “datos”(De Miguel, 1991:xxxii).
Aplicar este tipo
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