Trastorno General Del Desarrollo
Enviado por davorsuk • 25 de Abril de 2014 • 1.948 Palabras (8 Páginas) • 299 Visitas
Trastorno General del Desarrollo
El TGD (Trastorno General del Desarrollo) es el nombre con el que la Sociedad de Psiquiatría Americana estudia patologías como el autismo y otros síndromes que están en aumento en todo el mundo. Aunque las causas siguen siendo una incógnita, se calcula que además de la predisposición genética, los factores ambientales tienen su responsabilidad en el asunto.
Los primeros síntomas de este tipo de trastornos se manifiestan entre los 6 y los 15 meses de vida y corresponden a:
• la falta de comunicación,
• la realización de movimientos repetitivos, y
• mayor interés en objetos inanimados, como juguetes.
Ningún caso es igual a otro y pueden presentarse de manera leve, moderada o profunda. Habitualmente el TGD es abordado con psicoterapia individual, educación especial, medicación u hospitalización.
Existen diferentes trastornos TGD entre los cuales se encuentran:
• Autismo
• Síndrome de Asperger
• Síndrome de Rett
• Trastorno Desintegrativo de la Niñez
• TGD no especificado
A excepción del Trastorno de Rett, que afecta más frecuentemente a las mujeres, el resto de los TGD afectan a los varones casi cuatro veces más a menudo que a las mujeres. Asimismo, su afectación no parece hacer excepciones entre razas y/o nivel socio-cultural.
La mayoría de los niños parecen adquirir sus habilidades sociales por osmosis, pero los niños con TGD no. Las habilidades sociales tienen que ser enseñadas específicamente, y reforzadas una y otra vez. Para algunos niños, las interacciones sociales exitosas como, por ejemplo, poder jugar puede ser su propio premio, mientras que para otros, no.
La mayoría de niños del espectro autista están confundidos por la complejidad de la escena social, prefiriendo interaccionar según sus propias reglas y pueden parecer socialmente "despistados". Sin embargo la flexibilidad puede ser aprendida siempre y cuando el tema sea tratado con espíritu divertido y se insista animando al niño.
SOCIALIZACIÓN
Contrariamente a la visión popular, los niños y niñas con TGD interaccionan con otro niños y adultos, pero de una manera limitada, insólita o fija. En la más tierna infancia el niño no tiene mirada referencial, ni mira con intención de mostrar algo a otra persona, ni realiza mirada triangular. Una de las características de su comportamiento a estas edades es también su falta de búsqueda del contacto corporal como fuente de seguridad aunque, bajo determinadas circunstancias, los niños autistas interactúan con otras personas. Una vez van creciendo, el niño con TGD presenta muchas dificultades en relacionarse apropiadamente con adultos y más aún con iguales. No tienen interés por iniciar, ni por mantener el juego con los otros, aún a sabiendas de que les resulta agradable, y tienen una limitación muy importante para compartir con éstos.
Otro de los grandes aspectos que caracterizan el desarrollo social de los niños con TGD es la ausencia de reciprocidad social y emocional, que deriva en una absoluta dificultad para ponerse en el lugar del otro y pensar cómo se siente éste; esto produce que surjan en ellos comportamientos completamente contrarios a la situación que se está dando, como reírse cuando alguien llora, por ejemplo. Parece lógico pensar que dadas las dificultades que les supone el trastorno en el
terreno social, muchos de estos niños restrinjan sus iniciativas sociales a las acciones precisas para satisfacer sus necesidades personales, evitando situaciones de relación con adultos e iguales, y mostrando grandes problemas en el ámbito de juego.
COMUNICACIÓN
Dada la variabilidad de diagnóstico en el niño con TGD es complejo hablar de una
generalidad en la comunicación y el lenguaje de estas personas. Aún así, es cierto
que este tipo de trastorno muestra un importante déficit en esta área. Suelen adquirir el habla más tardíamente que el resto de los niños de su edad. Cuanto mayor es este desfase en la adquisición, y más limitado sea en lenguaje durante la etapa infantil, peor será el diagnóstico del niño
en esta área.
El proceso de desarrollo de la comunicación también se ve alterado. Los primeros
pasos de la comunicación temprana de los niños con el resto del mundo surge de
un interés compartido por cosas que ocurren a su alrededor; a diferencia del resto
de los niños, el niño con TGD: no suele tener intención comunicativa con las otras
personas, ni siquiera con sus figuras de apego, como su familia. No está interesado
en compartir sus experiencias ni sensaciones. Puede desarrollar el gesto de señalar
o instrumentalizar a los adultos para satisfacer sus intereses: para que le alcancen
objetos, le hagan cosquillas, pero los usa con el interés de conseguir algo que
quiere o que necesita, no con intención de llamar la atención de los demás, no con
intención de compartir.
La comunicación no verbal también se ve alterada en estos casos, el niño no suele usar los gestos o la mímica para compensar el retraso o ausencia del lenguaje oral, por lo que la comunicación se ve muy limitada. El lenguaje del niño con TGD que habla es también muy diferente del de un niño normal, tanto en el contenido como en la forma. En muchos de los casos el lenguaje de estos niños carece de contenido, desarrollando ecolalias, o repetición de palabras o frases que han escuchado con la mera intención de autoestimularse, sin intención comunicativa. En ocasiones estas
ecolalias pueden tener funcionalidad, denominándose entonces, ecolalias
funcionales, de tal manera que el niño repite una oración escuchada con
anterioridad pero en un contexto determinado para expresar algo. En cualquier caso, incluso en niños con TGD con buen desarrollo del lenguaje, el contenido siempre está más ligado a la expresión de sus necesidades e intereses, que al hecho de compartir o interesarse por los otros.
En cuanto a la forma del lenguaje, el niño con TGD que posee lenguaje oral
también suele presentar algunas singularidades. Este lenguaje a menudo muestra la inmadurez observada en niños pequeños, aunque en el niño con TGD suele perdurar más tiempo. Es por ello que a menudo se pueden observar fallos típicos de niños de menor edad, como la incorrecta utilización del pronombre personal. Además de estos fallos, encontramos otros errores más propios del trastorno, como la sustitución del yo por su nombre propio o el uso de la tercera persona del singular para referirse a sí mismo. Por último el
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