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Wallon, H.:“los orígenes del carácter del niño. Capítulos 1, 2, 3 y 4”.


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2016  •  Resumen  •  1.895 Palabras (8 Páginas)  •  820 Visitas

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Wallon, H.:“los orígenes del carácter del niño. Capítulos 1, 2, 3 y 4”.

Introducción:La cenestesia se refiere a los grados que el niño llega a realizar una noción coherente y unificada de su ser físico, estas son el conjunto de sensaciones que dan cuenta del propio cuerpo. La necesidad de encontrar correlaciones orgánicas para los hechos de la vida psíquica determina que se señale a la cenestesia o sensibilidad del propio cuerpo como sustrato del sentimiento de personalidad. Si en 2 momentos un individuo tiene dificultad para reconocerse como él mismo, es su cenestesia la que cambió.

Capítulo 1: Así como la noción del yo psíquico implica la oposición más o menos latente y virtual de personalidades extrañas a su propia personalidad, para el yo corporal, su noción no se limita a la intuición de los órganos y de su actividad: ella exige que se haga la distinción entre lo que debe ser referido al mundo exterior y lo que puede ser atribuido al propio cuerpo, como definiéndolo en sus diferentes aspectos. Una condición indispensable es que sea posible la ligazón entre la actividad que está volcada hacia el mundo exterior y la que se refiere más inmediatamente a las necesidades y a las actitudes del cuerpo.

Hay por lo tanto una disociación entre los diferentes dominios funcionales: el dominio interoceptivo que es el de la necesidad visceral, el dominio propioceptivo que comprende las sensaciones ligadas al equilibrio, a las actitudes, a los movimientos, y el dominio exteroceptivo o de la sensibilidad vuelta hacia las excitaciones de origen exterior.

Sensibilidad interoceptiva: De todas las manifestaciones orgánicas, las que están en relación con el tubo digestivo y la alimentación son las que parecen tener mayor concomitancia con el desarrollo psíquico del niño por lo que la función alimenticia supera mucho a la circulación y a la respiración. Los primeros reflejos de la alimentación se atrasan apenas respecto de los reflejos respiratorios, Preyer pudo obtener, por excitación de los labios, un reflejo de succión. Succión y deglución se parecen por la forma, por el encadenamiento, por la estrecha y precisa coordinación de movimientos al peristaltismo esofágico, gástrico intestinal y sólo difieren por su asiento periférico y su mayor diversificación.

Después del 2º mes, el hambre puede, fuera de toda excitación local, provocar movimientos de succión. El niño en las primeras semanas de vida, al mamar, está absorbido por los movimientos de su boca y de su faringe, los párpados cerrados, los puños ligeramente apretados, el antebrazo flexionado.

Después del 4° mes, sonríe a su nodriza, vuelve la cabeza hacia una persona que se aproxima, se interrumpe en ocasión de un débil estímulo auditivo o visual. Las excitaciones exteroceptivas pueden ya disputar su atención a funciones interoceptivas. Pero pronto los órganos interoceptivos van a servir de órganos exteroceptivos. El mundo irá tomando mayor importancia para el niño a medida que se establezcan las conexiones entre estos 2 dominios de su actividad. Llevando todo lo que él toma a su boca, que es la zona de sensibilidad más despierta de su cuerpo, aprende a distinguir las cosas entre sí.

Sensibilidad propioceptiva:contribuye de manera preponderante a constituir la noción del propio cuerpo. Sus primeras manifestaciones son contemporáneas del nacimiento y remontan al período fetal.Todas consisten en sistemas sinérgicos de movimientos y de actividades, es decir, en sistemas constituidos de tal manera que el desplazamiento efectuado por una parte del cuerpo y las resistencias que encuentra provocan, en el resto del cuerpo, las actitudes y los movimientos que pueden mantener mejor el equilibrio general y concurrir a la realización de la acción perseguida.

Primeras reacciones del aparato exteroceptivo: otras sinergias, que están en relación con excitaciones que llegan del mundo exterior, en lugar de estar desde el nacimiento despojadas de su individualidad, hacen su aparición en el curso de las primeras semanas o de los primeros meses.

El equilibrio:Al mismo tiempo que se construyen sinergias parciales, van a desarrollarse las sinergias generalizadas a las que se remite el equilibrio del cuerpo. Al cerebelo le corresponde su regulación.

Entre el 1o y 2o mes comienza a levantar la cabeza hacia el pecho de la madre; entre el 2° y el 3o mes la levanta estando en decúbito ventral. Entre el 3° y 4o mes, la cabeza comienza a fijarse en posición derecha, primero sólo por algunos instantes, luego de manera permanente. Entre el 4o v 10° mes se producen con éxito creciente los esfuerzos por sentarse, por modificar, volviéndose, una posición incómoda.Un niño puede sostenerse hacia el 5o mes sobre las 2 manos, entre el 8o y 9o mes aparecen las primeras tentativas de locomoción (gateo). Entre el 9o y 10° mes llega a mantenerse parado solo, a ensayar algunos pasos, pero a condición de estar sostenido. Y por último, entre el 10º mes y el 18º mes ya logra marchar.

El equilibrioes el sistema incesantemente modificable de reacciones compensadoras, que parecen modelar el organismo en relación con las fuerzas opuestas del mundo exterior y sobre los objetos de la actividad motriz.

Capítulo 2:La sensibilidad exteroceptivas, que sólo es apta para proveer el conjunto de impresiones contraponibles, como mundo exterior, al propio cuerpo, comienza por suscitar sólo efectos sin relación con el mundo exterior.

Con el 2o mes, la movilidad de tipo afectivo da lugar a una actividad de un aspecto más sensorio-motor. Al mismo tiempo que se constituyen las sinergias sensoriales, el rostro adquiere los rasgos de la atención y de la preparación a las impresiones exteriores: tensión de la frente, mayor apertura de los ojos, agudeza de la boca, avance de la lengua entre los labios.Al terminar el 3er mes, el niño comienza a mantener su cabeza derecha. Un resultado capital de las asociaciones inter-sensoriales es que se individualizan las fuentes de excitación al mismo tiempo que se unifica el campo de la percepción. Se vuelve al objeto del que acaba de alejarse.En el curso del 5o mes logra aprehender con una sola mano, es decir, por flexión bien adaptada de los dedos; se satisface haciendo ruidos y rompiendo papel.Entre el 6o y 7o mes se destaca la aptitud para anticiparse a la percepción directa de las cosas y por los progresos de la actividad instrumental. En el momento de comer, de ser sacado de su lecho, de ser vestido, de salir de paseo, la simple espera del acontecimiento pone ya al niño en un estado de excitación.Entre el 10° y el 11° mes, sigue los objetos con la mirada, los suelta y los mira caer.

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