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Corre Que Llegamos Tarde


Enviado por   •  4 de Mayo de 2015  •  1.207 Palabras (5 Páginas)  •  318 Visitas

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Papá, corre, que llegamos tarde al culto!

Patricia Aniorte, maestra de Escuela

Sabática

Sí, has leído bien. El objetivo de este

artículo es ilusionar a nuestros hijos para

asistir al culto. Ya, ya se sabe, el culto no

está adaptado a los niños, no hay

actividades especiales para ellos, no hay

guardería, son muy largos… Pero todo esto

no depende de nosotros, o por lo menos

no directamente. Así que llevemos la

atención hacia nuestra responsabilidad

como padres.

¿Qué podemos hacer que vaya más allá

de mantenerlos tranquilos en el banco con

unos materiales que hemos seleccionado

en casa, acordes con el día y el lugar? ¿Cómo podemos conseguir que sientan que la hora del culto es

también para ellos y vayan aumentando progresivamente su comprensión y participación?

Para iniciar nuestra propuesta, nos remitiremos al libro La Educación, de E. G. White. En este libro hay

un capítulo precioso que se refiere al valor del sábado como medio educativo (pp. 244-246) y que

incluye las siguientes consideraciones en torno al sermón:

Al escuchar un sermón, los padres y los niños deberían anotar el texto y los versículos citados y en lo

que sea posible, la ilación del pensamiento, para repetírselos unos a otros en la casa. Esto contribuirá a

aliviar el cansancio con que los niños tan a menudo escuchan un sermón y cultivará en todos el hábito

de prestar atención y de seguir los pensamientos que se presentan (p. 245).

Un primer aspecto que resalta es la actitud de los padres y los hijos. Se observa, no una actitud pasiva

de escucha y de inmovilidad obligatoria, sino una actitud activa, tanto de los padres como de los hijos.

El objetivo de esta actitud, como dice al final, no es solo aliviar el cansancio del niño que no puede

reprimirse, sino desarrollar el hábito de prestar atención tanto hijos como padres en una actividad

común y poder compartir en casa lo que han aprendido.

La estrategia propuesta es la siguiente: Anotar el texto y los versículos citados y en lo que sea posible,

la ilación del pensamiento. Algunos diréis: “-Pero, mi hijo no sabe escribir”. Esta propuesta tiene como

objeto el fomento de la atención y su progresiva ampliación. La atención de los niños es limitada y

proporcional a su edad. Aunque esto es cierto, con las siguientes estrategias, que pueden combinarse

entre sí, se puede ampliar la atención:

1. El niño puede ser el encargado de la Biblia y debe avisar al padre cada vez que haya que buscar un

versículo. Esto promoverá su atención. Cada vez que esté atento y avise a su padre debe ser elogiado.

Si no lo hace, le preguntaremos: “-Cariño, ¿has oído algo de la Biblia? Mira, todos la están abriendo”.

Esto le devolverá su atención sin censurarle y le ayudará a resolver el aprieto preguntando al

compañero qué versículo se ha dicho. Si el niño no sabe buscar, puede avisar al padre y repetir la

referencia del versículo. Hay cultos en los cuales la Biblia se utiliza poco; entonces se debe cambiar de

estrategia.

2. El adulto puede hacerle preguntas acerca de lo que escucha. Las preguntas deben ser concretas y

con respuestas sencillas. Además, le deben ayudar a comprender el significado del culto: “-Cariño, ¿has

escuchado lo que ha dicho? ¿Qué hizo Jesús en la cena? ¿Por qué dice el pastor que lo hizo?” Estas

preguntas le harán participar de lo que escucha y, si no las sabe, el padre le ayudará a responder y esto

aumentará su atención. Las preguntas pueden ser anotadas por el padre y recordadas por la tarde. Aún

recuerdo con cariño a mi padre, que seguía este método. Al llegar a casa después del culto, me subía

encima de la mesa del comedor y me volvía a hacer las preguntas del sermón.

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