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La Persona Del Espíritu Santo


Enviado por   •  17 de Febrero de 2013  •  5.520 Palabras (23 Páginas)  •  794 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La motivación que tuve para seleccionar el tema de la Personalidad del Espíritu Santo, nace del deseo de demostrar que el Espíritu Santo de Dios es la tercera persona de la Trinidad. No un poder impersonal que emana de Dios como era común en el Antiguo Testamento, y por lo regular con el pueblo de Israel. En las iglesias, y en muchas partes, nos encontramos con personas cristianas que al día de hoy siguen pensando en el Espíritu Santo como una fuerza o poder. Existe una diferencia práctica en creer que el Espíritu Santo es solamente un poder que queremos usar en nuestras debilidades, o si es una personalidad, sabia, santa, llena te compasión, divina, quien desea tomar posesión de nosotros los creyentes y también usarnos para su gloria y la continuidad de la obra redentora.

Deseo demostrarle al lector de este trabajo monográfico de investigación teológica, que cuando hablamos sobre la personalidad del Espíritu Santo, queremos decir y afirmar que el tercer miembro de la Trinidad, es una persona y no una fuerza, es Dios. Vamos a demostrar con evidencia registrada en las Sagradas Escrituras estas afirmaciones. La biblia usa pronombres personales para referirse a Espíritu Santo. También registra acciones realizadas que sólo pueden ser llevadas a cabo por personas. El Espíritu Santo también posee atributos y como es una persona, tenemos la posibilidad de disfrutar una relación personal con Él. Nuestro interés es demostrar la personalidad del Espíritu Santo y su rol en la Trinidad económica para la continuidad de la redención de la humanidad.También se destacarán distintas citas bíblicas relacionadas con cada aspecto de la personalidad del Espíritu Santo. Discrepancias interpretativas en la historia del cristianismo con respecto a la personalidad del Espíritu Santo, y diversos enfoques que serán presentados. Se culminará el escrito con la conclusión sobre los hallazgos.

EL ESPIRÍTU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Para Horton, y la mayoría de los teólogos, la palabra hebrea para espíritu es (ruach), como la palabra griega (pneuma): “pueden significar viento, aliento, o espíritu. Se usa para representar una amplia gama de expresiones con relación a la naturaleza, la vida de los animales, del hombre y de Dios”. El Espíritu Santo, aunque de una forma más impersonal, en relación a su rol en el Nuevo Testamento, aparece desde el principio activo en la creación. Por lo general encontramos el Espíritu Santo representado de dos maneras: Como la actividad visible de Dios y como la presencia misma de Dios en la revelación, iluminación y sabiduría. Esta actividad por lo general se centra en el pueblo de Israel.

Trenchard opina, que también, “el Espíritu Santo estuvo activo en la renovación de la naturaleza:” (Sal.104), en la “vida humana” (Job33:4), en la “trasformación moral del hombre” (Zac.12:10), en la “resurrección histórica del pueblo de Israel” (Ez. 37:9): “Los hombres [y las mujeres] que se formaron bajo la antigua alianza, experimentaron en ocasiones una fuerza física y un valor superiores a los que podían esperar de sí mismos” . El Espíritu Santo con frecuencia habilitó a personas para realizar algunas tareas especiales. Por ejemplo, capacitó a Josué con dones para administrar, liderazgo y sabiduría (Num. 27:18); Dt. 34:9), capacitó a los jueces para librar al pueblo de Israel de sus opresores (Jueces 3:10; 6:34; 11:29; 13:25; 14:6, 19; 15:14). Podemos destacar que también intervino con los reyes, por ejemplo, con David para que cumpliera con la encomienda de reinar para lo cual Dios le había llamado. Vino sobre Saúl y lo capacitó para la guerra (1S 11:6), doto a Bezales para la construcción del tabernáculo y su mobiliario (Éx. 31:3; 35:31) y también le dio capacidad de enseñar estas habilidades a otros (Éx.35:34). Podemos mencionar que de igual forma intervino con los escritores de la Biblia y los inspiró.

Según Hodge, los profetas eran mensajeros de Dios; “ellos pronunciaban sus palabras, entregaban sus mandamientos, pronunciaban sus amenazas, y anunciaban sus promesas, porque hablaban impelidos por el Espíritu Santo. Eran los órganos de Dios, porque eran órganos del Espíritu. Por ello, el Espíritu tiene que ser Dios” .

Ryrie opina, que las cien referencias al Espíritu de Dios en el Antiguo Testamento dan evidencia de su obra durante ese período: ‘’Sin embargo, no todos (los eruditos) creen que estas referencias señalen a la tercera persona de la Trinidad”. De acuerdo con Chafer, en el caso de la Trinidad: “la revelación completa y directa sobre el trino modo de existencia se reserva para el Nuevo Testamento. La preocupación de los santos del Antiguo Testamento (…) era la de mantener la verdad monoteísta en su pureza esencial.” Hoff afirma, que en el Veterotestamento, el Espíritu Santo aparece raras veces como una persona divina. Más bien, se viste como la presencia personal e intervención de Dios: “El mundo no estaba listo para la revelación de la Trinidad a causa del politeísmo absoluto y radical que rodeaba a Israel, era más importante enfatizar que había un solo Dios y que las muchas divinidades de las naciones paganas realmente no existían”. Las mismas escrituras enseñan y afirman el monoteísmo radical de Israel. En muchas ocasiones encontramos la repetición de la verdad que: «Jehová es Dios y que no hay otro fuera de él» (Dt.4:35) «No habrá para ti otros dioses delante de ti » (Éx. 20:3), «Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh» (Dt. 6:4): “Estos versículos señalan que Jehová es un Dios y no muchos, personal y no impersonal, ético y no neutral moralmente.” Así que la Trinidad aunque estuvo activa en lo concerniente a la creación no fue revelada de forma total hasta que la misma asume roles protagónicos en la obra redentora de la humanidad en el Nuevo Testamento.

EL ESPÍRITU SANTO EN EL NUEVO TESTAMENTO

Berkhof declara, que por lo general en el Antiguo Testamento se utiliza el término “espíritu” sin mencionar ninguna cualidad, o habla del “Espíritu de Dios” o del Espíritu del Señor” y emplea el término “Santo Espíritu” únicamente en el Sal.51:11; Is.63:10 y 11. En la mayoría de las veces no indica la persona, sino las operaciones, los dones, las influencias del Espíritu Santo de una forma impersonal: “Por el contrario en el Nuevo Testamento ésta se ha convertido ya en una designación muy común para la tercera persona de la Trinidad”: En un dato muy significante, que mientras en el Antiguo Testamento por un sinnúmero de ocasiones se menciona a Dios como “el Santo de Israel, Sal. 71:22; 89:18; Is. 10:20; 41:14; 43:3; 48:17, el Nuevo Testamento por lo general no emplea el adjetivo “Santo” a Dios en general, sino que lo usa de forma

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