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Via Crucis


Enviado por   •  1 de Abril de 2013  •  2.758 Palabras (12 Páginas)  •  502 Visitas

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VIACRUCIS MISIONERRO VICENTINO

DE LOS ENFERMOS

Primera estación:

JESÚS ORA EN EL HUERTO Y ES CONDENADO A MUERTE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

R. que por tu santa cruz redimiste al mundo

“Padre, si quieres aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”

(Lc 21,42)

En oración, oh Jesús, aceptamos la enfermedad que vivimos hoy, aceptamos libremente el camino de tu Pasión redentora y de tu cruz que nos lleva a la purificación y a las profundidades de tu Amor salvador. Sabemos que debemos morir a nosotros mismos y aceptar la muerte, para que muriendo y resucitando contigo, vivamos eternamente tu presencia. ¡Hágase, Señor, tu Voluntad!”

Nuestra enfermedad, Señor, está en tus manos, la ofrecemos por la santificación de los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos misioneros, y por el sufrimiento de los inocentes.

V. Por la pasión de tu hijo,

R. lógranos la salvación, Virgen María.

Segunda estación:

JESÚS RECIBE LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

R. que por tu santa cruz redimiste al mundo

“Tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna”

(Jn 3,16)

Aceptamos en obediencia y humildad, la voluntad de Dios. Bendice, Jesús, a las personas que hoy nos asisten, la intervención de los médicos como camino de purificación y a las que permanecerán junto a nosotros apoyándonos y acompañándonos en las visitas a la clínica, al hospital y en la casa. Bendice las medicinas y tratamientos. ¡Fortalécenos, Señor! Para que no nos rebelemos contra la enfermedad. Aceptamos todo lo que tenemos que padecer, abrazamos la cruz, y la compartimos contigo. Ya vivamos, ya muramos, del Señor somos, llevamos la cruz de Cristo, y nos unimos a los sufrimientos que le faltan a su cruz, en donación de su Cuerpo que es la Iglesia.

Ofrecemos nuestra cruz, convencidos de que es la fuerza de Dios capaz de transformar nuestra realidad personal y social, por los alcohólicos, drogadictos y por el desconsuelo que causan. También la ofrecemos por la santificación de todos los sacerdotes y para que nunca falten en la Iglesia vocaciones sacerdotales, religiosas, y laicales comprometidas, que se unan al sacrificio de tu cruz por toda la humanidad.

V. Por la pasión de tu hijo,

R. lógranos la salvación, Virgen María.

Tercera estación:

JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

R. que por tu santa cruz redimiste al mundo

“El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades”

(Mt 8, 17; cf. Is 53,4))

Gracias, Señor, porque en la enfermedad tomas nuestras manos y nos dices: “No temáis, yo estoy con vosotros” ¡Cuántos años han pasado….! Pensamientos y sentimientos colman nuestro corazón. Hemos pensado en nuestros padres y hermanos, amigos y compañeros, en nuestro cónyuge, abuelos, maestros y profesores. En medio de todo, tu ternura nos alienta a ponernos en pie, a reanudar el camino y a evitar las ocasiones de pecar. Señor, Tú eres el Pan Vivo bajado del Cielo, quien come tu carne y bebe tu sangre tendrá vida eterna y será llamado a la gloria de la Resurrección. Permítenos, como al profeta, comer de ese pan y seguir el camino del desierto que conduce a la vida eterna. Señor Jesucristo, sé nuestro alimento y nuestro compañero en esta peregrinación de fe y esperanza.

En oración, arrepentidos de nuestros pecados, ponemos en tu Sagrado Corazón las infidelidades de la humanidad a tu amor redentor y las infidelidades de los que se dicen tus amigos. Pedimos por la santificación de toda la Iglesia que es Pueblo sacerdotal, especialmente por los sacerdotes ministros.

V. Por la pasión de tu hijo,

R/ lógranos la salvación, Virgen María.

Cuarta estación:

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

R/ que por tu santa cruz redimiste al mundo

“Simeón dijo a María: -Y a ti, una espada te traspasará el alma- María conservaba todas estas cosas en su corazón”

(Lc 2,34-35. 51)

Deseamos mirar a nuestros amigos y seres queridos con la dulzura de Jesús, y contarles que ha llegado la hora de partir a la casa del Padre. Señor, que podamos expresarles lo que sentimos y lo que pensamos para que crean que existe la vida eterna, que en el Cielo nos espera una morada y una corona que no se marchita. Que todos se mantengan unidos en el amor, y como María y Juan, nos acompañen en este camino de la cruz, en la esperanza de la resurrección. Que no sean las necesidades materiales su afán, sino que te sigan espiritualmente con su oración y comunión para sentirnos más cerca de ellos y que ellos estén más cerca de Ti

Te pedimos por los ministros extraordinarios de la comunión que llevan el encuentro con Jesucristo vivo a los enfermos en la Eucaristía y el consuelo a sus familiares. También por todos los sacerdotes, que son Cristo mismo, Médico Divino, a la cabecera del enfermo.

V. Por la pasión de tu hijo,

R/ lógranos la salvación, Virgen María.

Quinta estación:

JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

R/ que por tu santa cruz redimiste al mundo

“Mientras conducían a Jesús, vieron a un hombre que volvía del campo, Simón de Cirene, y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús”

(Lc 23,26)

En todas las etapas de la vida hemos encontrado a tantas personas misericordiosas que nos han protegido, educado, formado, corregido y ayudado a tomar decisiones. Ahora, en la enfermedad, nuestros familiares, amigos, médicos, enfermeras y enfermeros nos acompañan. Bendice, Señor, a estos cirineos que comparten con nosotros la cruz de la enfermedad. Gracias por habernos permitido ser cirineos para muchos hermanos.

Permítenos, Señor, llevar la cruz ofreciéndonos y ofreciéndote todos lo que vivimos diariamente por la proclamación del Evangelio en todos los continentes e islas, y por la paz del mundo entero. Por tus sacerdotes Señor, que diariamente nos ayudan a cargar nuestra cruz.

V. Por la pasión de tu hijo,

R/ lógranos la salvación, Virgen María.

Sexta estación:

LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,

R/ que por tu santa cruz redimiste al mundo

“Oigo en mi corazón: -Buscad

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