EVALUACION EN CAMPOS VIRTUALES.
Enviado por mayvalencia • 1 de Junio de 2016 • Tarea • 13.414 Palabras (54 Páginas) • 240 Visitas
[pic 1]
Metodología de la Educación a Distancia y Virtual
Evaluaciones en Entornos Virtuales
Unidad Iv
COMPILADORAS.LUZ ESTELA VILLEGAS A.
CAROLA GRACIA H.
UNIVERSIDAD DE CORDOBA-ODESAD
2015-1
UNIDAD N°4
CAPITULO 1: EVALUACIONES EN ENTORNOS VIRTUALES.
CAPITULO 2: TIPOS DE EVALUACIÓN
CAPÍTULO 3: TÉCNICAS E INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN
CAPÍTULO 4: LA ÉTICA EN LA EVALUACIÓN
COMPETENCIAS:
Al finalizar la unidad el estudiante desarrollará las siguientes competencias:
COGNITIVAS
Identifica y asimila los conceptos de evaluación y parendizajes en entornos virtuales
COMUNICATIVAS
Realiza escritos en los que se evidencia la conceptualización y posición personal y argumentada de la evaluación en entornos virtuales.
AXIOLOGICAS
Entrega puntual de productos asignados.
INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista didáctico, la evaluación o control como elemento de verificación es concepto crítico en el aprendizaje y un pilar fundamental que debe permitir medir y valorar la bondad del proceso de aprendizaje considerado globalmente, tanto de la programación como de la puesta en práctica del mismo. La evaluación inicial que se realiza como fase previa a un proceso de formación tiene entre sus finalidades llegar a identificar los conocimientos previos, las circunstancias y las características personales y actitudinales de los participantes con el fin de identificar sus necesidades de formación y adaptar a ellas, en la medida de lo posible, la metodología, temporalización y experiencias de aprendizaje que contribuyan a garantizar la consecución de los objetivos pretendidos.
La diversidad de estilos de aprendizaje, de expectativas y de características personales de las personas que participan en los procesos de formación hace necesario llevar a cabo un análisis evaluativo previo que permita predecir hasta cierto grado en qué medida un determinado programa de formación puede dar respuesta a las necesidades formativas de los participantes.
En este marco de la enseñanza virtual, además de los conocimientos previos y de las características personales y de aprendizaje, conviene tener en cuenta, entre otros factores, la habilidad inicial de los participantes para utilizar las tecnologías de la información y la comunicación, sus posibilidades de acceso a estos recursos, su facilidad para desenvolverse en el idioma en que el programa se desarrolla, el tiempo diario y semanal que pueden dedicar a participar síncrona y asíncronamente en el programa, etc. Dado que la formación en entornos virtuales de aprendizaje es especialmente útil a aquellas personas que se encuentran en situación laboral activa, que tienen responsabilidades familiares o que no disponen de tiempo para desplazarse y asistir a programas presenciales, los condicionantes anteriores han de tenerse muy en cuenta antes de proceder a desarrollar un programa formativo. Por ello, la evaluación inicial es esencial para garantizar un mínimo de requisitos y de calidad organizativa y metodológica en los procesos formativos que se desarrollan en la virtualidad.
EVALUACIÓN EN ENTORNOS VIRTUALES DE APRENDIZAJES
Es innegable que la evaluación constituye una parte inexcusable dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, y en los contextos de educación superior, evaluar equivale a certificar el aprendizaje de unos contenidos con vistas a la obtención final de un título. Cuando la acción docente se desarrolla en entornos virtuales la necesidad de evaluar la calidad docente se incrementa, si cabe, aún más. La universidad virtual se articula como una organización en red, en la que la docencia está a cargo de numerosos profesionales que, en el marco del modelo pedagógico de la institución, realizan su actividad docente a tiempo parcial. Se trata, más que de profesionales de la enseñanza, de expertos contratados ad hoc que aportan, como principal valor añadido, los conocimientos y experiencias adquiridos en el ejercicio de su propia actividad profesional. Este modelo de docencia en red enriquece los procesos formativos —con la presentación de experiencias profesionales reales y en constante actualización— y dota de mayor flexibilidad a la organización de la docencia —al permitir una rápida adaptación a las nuevas exigencias del mercado. En contrapartida, también incrementa la necesidad de disponer de herramientas que aseguren la calidad de la enseñanza.
La evaluación debe constituirse en algo inherente a la tarea educativa si ésta desea cumplir con el fin social que le corresponde. Sin embargo, puede surgir una pregunta: ¿quién va a poner todo esto en práctica?, ¿quién es el encargado de hacer que la evaluación cumpla un papel funcional dentro de todo el proceso educativo?
Las respuestas dependen de quien las suministre, pueden ser múltiples, aunque es posible encontrar un denominador común. El responsable es el educador. Pero ¿quién es el educador? En sentido amplio podemos considerar como educadores a todas las personas que de una u otra forma tienen un papel que cumplir dentro del proceso educativo: la familia, las instituciones educativas, los docentes, los estudiantes, los administradores y las autoridades educativas. Sin perder de vista este contexto amplio que involucra a los responsables del proceso educativo, vamos a referirnos más directamente al papel que le cabe al docente como evaluador.
La sociedad ha encomendado al docente la labor “formal” de llevar a cabo la acción educativa. Por esta razón él se prepara y se especializa en determinados conocimientos y destrezas que le van a permitir responder ante la sociedad. Tal preparación se reconoce como importante porque garantiza un desarrollo cualificado de las actividades que son pertinentes en su campo de trabajo. Y una de estas actividades es la evaluación.
La mayor parte de los evaluadores y los interesados por la educación están preocupados por la necesidad de construir procesos evaluativos “objetivos” o “neutrales”, ¿Pero es posible esto? Todo proceso evaluativo, está relacionado con los conocimientos, valores y actitudes de los involucrados en el proceso: evaluadores y evaluados, convirtiéndose en un proceso de carácter ético y cultural, que va más allá de las puramente instrumental. Cuando el docente se enfrenta a la evaluación se hace los siguientes interrogantes. ¿Qué va a evaluar?, ¿para qué se va a realizar esta evaluación?, ¿cómo la va a realizar?, ¿Cuándo la va a realizar?, ¿Qué participación dará a los estudiantes en el proceso evaluativo?, ¿Cómo utilizará los resultados de esta evaluación?; la respuesta dependerá de varios elementos: la formación pedagógica y evaluativa del docente, los valores del educador y el manejo de técnicas evaluativas.
...