Columnas De Opinión
Enviado por Heenri • 22 de Octubre de 2012 • 1.448 Palabras (6 Páginas) • 555 Visitas
Columna: También tenemos lo nuestro
Cuando vi la final de Talento Chileno el año pasado, de verdad sentí que por fin tendríamos una artista juvenil 100% chilena y con capacidades vocales increíbles. Camila Silva, oriunda de Talcahuano, impactó en aquel momento con su canto, como también lo hicieron cientos de jóvenes en el programa “Factor X”. Sin embargo, a pesar de todos estos “cazadores de talentos” el resultado de sus castings no ha dado los frutos esperados en cuanto reconocimiento se trata. Esto ocurre porque en nuestro país no se les da un espacio concreto a los adolescentes que tienen talentos, y no sólo a ellos, sino que a los artistas en general. En las calles se puede apreciar como violinistas, saxofonistas, grupos folclóricos, entre otros, piden a gritos una oportunidad que pocas veces se les es dada en televisión, la cual sirve como una plataforma para el mundo del espectáculo, la fama y porque no decirlo: los ingresos. Pero cuando se apagan las luces, se baja el telón y se acaba el show televisivo, son pocos los que quedan en la memoria colectiva. Es una lástima que la industria del espectáculo en Chile sólo capte a ciertos prototipos de artistas, que a veces cantan nada más que en la ducha y sirven como “alimento” para la farándula criolla, dejando de lado a aquellos que realmente tienen aptitudes y pueden agradar al público tanto en la televisión como en los conciertos nacionales y locales. Al no ser valorados, muchas veces optan por irse a países como México o Estados Unidos para tener el reconocimiento que no tuvieron en nuestro país, en donde el triunfo no es seguro. Creo que es por esto que se hace necesario potenciar y desarrollar mejores herramientas para que todos nuestros “productos nacionales” tengan el valor que se merecen, quizás no sólo en la tv, sino que en todos los medios de comunicación. Nuestra labor como chilenos es exigir que como país tengamos espacios para generar cultura, y no sólo “artistas de cartón”, que por lo general son importados desde grandes potencias mundiales, en desmedro de lo nacional. Esto me trae a la memoria algo que me hizo valorar en su momento: las radios chilenas se exigen poner aunque sea el 10% de su repertorio con música netamente del país. Creo que debemos querer lo nuestro, potenciarlo, escucharlo, y creernos el cuento de que podemos tener iguales o mejores industrias culturales que otros países, en donde el artista se le explota a tal punto que no es real, sino una imagen creada para generar ganancias. No digo que lo extranjero sea malo, pero no debemos caer en lo mismo, sino que aprender de los errores de los demás, y hacer que nuestra cultura artística mejore día a día; sólo de esta manera podremos aprender a apreciar lo que nos pertenece.
Columna : Que ganas de desconectarme
El que va por primera vez a Macaya, ubicada al interior de Iquique, siente que entra en una dimensión desconocida: no hay luz, ni señal telefónica, ni mucho menos electricidad. Cualquiera pensaría que en el norte se encuentra un lugar perteneciente al siglo pasado, sin embargo, en este pueblito de sol intenso y clima seco, se puede encontrar la “desconexión” más pura que puede existir. En un principio no me gustaba la idea de ir a un lugar en donde habitan sólo 20 personas, pero por ser el segundo hogar de mi abuelo, siempre terminaba accediendo. El primer día me las ingenié de todas las formas posibles para poder escalar un cerro con tal de agarrar un poco de señal y llamar al “mundo real”, intento fallido porque de todas las vueltas que me di durante mi búsqueda, jamás pude lograr encontrarla. Mi segunda opción era el único teléfono público de la localidad, que a su vez es la única conexión que tienen los habitantes de la zona para comunicarse con sus familiares. Puede sonar a toda hora del día, y cualquiera puede contestar, es cosa que digan “espere un poquito”, para partir por todo el pueblo en busca de la persona que llaman. Toda esta situación que a diario se vive en Macaya, hace que las relaciones entre los habitantes sean estrechas, se conozcan y disfruten de una buena conversación, lo que
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